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8M: la lucha por la igualdad de género convertida en un show de marcas y publicidad Opinión

8M: la lucha por la igualdad de género convertida en un show de marcas y publicidad

Las marcas aprovechan la coyuntura para acercar a las mujeres a sus tiendas, distrayendo el objetivo principal que tiene el 8 de marzo, como también reforzando la discriminación de género y los roles hegemónicos. Estas medidas no ayudan en nada a la lucha y solo la entorpecen. ¿Qué sería de mayor ayuda? Que, por ejemplo, no desviaran la atención real del 8 de marzo; que revisaran minuciosamente los contratos laborales de los trabajadores y las trabajadoras, apelando a la equidad salarial; que crearan un punto de quiebre en la publicidad, profundizando en las demandas y el paro, en lugar de solo intentar llenarse los bolsillos de dinero a costa, una vez más, de la explotación de los trabajadores y, principalmente, las trabajadoras.


Se acerca el 8 de marzo, día mundial donde se conmemora la matanza de 140 mujeres en el año 1911 en una fábrica textil, como también se reconoce la lucha de millones de mujeres trabajadoras alrededor del mundo y que pretende principalmente visibilizar las brechas, discriminaciones e invisibilizaciones del trabajo de la mujer en distintas esferas de la vida social. En Chile, el llamado ha sido claro por parte de las organizaciones feministas: ¡LA HUELGA VA!, en donde, además de la marcha anual, se estarán dando diversos eventos en diferentes partes del país en torno a las temáticas (y tantas otras) nombradas.

Instalar y coordinar un 8 de marzo ha sido un trabajo arduo y de larga data de las compañeras feministas, sin embargo, al parecer nuestros esfuerzos por hacer comprender que la lucha por la igualdad de género y una sociedad feminista tiene bastantes más complejidades que las consignas que se levantan, no han sido lo suficientemente explícitos.

De esta manera, las marcas han sabido captar la coyuntura y, hoy, con una alta falta de respeto a la conmemoración y la organización de miles de mujeres, levantan publicidades que, con una comprensión básica de las demandas, resultan aberrantes.

Casos como el de Mall Apumanque, que, intentando exponer la problemática de desigualdad salarial por género, ha decidido entregar un 23% de descuento a las mujeres en sus tiendas para la “semana de la mujer”. A su vez, la marca Cannon (por nombrar dos ejemplos) ofrece descuentos para una variedad de productos, en donde buscan que las mujeres “nos celebremos”.

¿Por qué esto nos resulta de tan mal gusto? Las marcas aprovechan la coyuntura para acercar a las mujeres a sus tiendas, distrayendo el objetivo principal que tiene el 8 de marzo, como también reforzando la discriminación de género y los roles hegemónicos. Estas medidas no ayudan en nada a la lucha y solo la entorpecen.

¿Qué sería de mayor ayuda? Que, por ejemplo, no desviaran la atención real del 8 de marzo; que revisaran minuciosamente los contratos laborales de los trabajadores y las trabajadoras, apelando a la equidad salarial; que crearan un punto de quiebre en la publicidad, profundizando en las demandas y el paro, en lugar de solo intentar llenarse los bolsillos de dinero a costa, una vez más, de la explotación de los trabajadores y, principalmente, las trabajadoras.

Se agradece el esfuerzo, pero no.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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