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El paradigma que supone la Inteligencia Artificial para los artistas y derechos de autor CULTURA Imagen generada con una IA (DALL-E)

El paradigma que supone la Inteligencia Artificial para los artistas y derechos de autor

Felipe Rojas
Por : Felipe Rojas Periodista El Mostrador
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Las inteligencias artificiales (IA) han llegado para quedarse. Algunas pueden corregir textos; otras, crear obras o escribir canciones, lo que ha supuesto un gran problema para la industria y sus artistas, quienes se han visto “amenazados” por la irrupción de estas máquinas que no respetan los derechos de autor de las piezas que crean (o les imponen crear). Para la Coordinadora de la Unidad de Transferencia Tecnológica de la Universidad de la Frontera (UFRO), Fabiola Vásquez, “cuando una IA crea en base a trozos o fragmentos de obras artísticas o de creaciones de otros autores, claramente acá el responsable es quien alimenta de información a esa inteligencia artificial”. ” A la IA hay que entenderla que siempre va a ser una máquina. Es un programa condicionado de acuerdo a variables que alguien le va imponiendo, programando”, adicionó. 


La irrupción de las inteligencias artificiales es algo que no se puede negar. Hemos pasado de tener máquinas que respondían muy limitadamente a otras que pueden mantener conversaciones durante horas o explicarte, sin mayores problemas, la teoría de la evolución o de la relatividad. Incluso existen algunas como Stable Diffusion o DALL-E, capaces de crear obras de arte, dibujos y canciones, lo que ha planteado un problema en cuanto a los derechos de autor.

Sin ir más lejos, un grupo de artistas ha demandado a las empresas de inteligencia artificial (IA) Stabble Diffusion, Midjourney y DeviantArt por utilizar imágenes de su autoría sin su consentimiento, como medio de “aprendizaje” para los diversos usuarios de sus programas. Asimismo, el gigante de imágenes multimedia Getty Images también ha interpuesto una demanda contra Stable Diffusion, donde acusa a la empresa creadora de apropiarse ilegalmente de millones de imágenes protegidas por derechos de autor.

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“La IA efectivamente destruye toda una trayectoria profesional formada por los artistas vivos más talentosos y apasionados de la actualidad. Este desarrollo acelera la escasez de artistas independientes como yo”, aseguró una de las demandantes.

La Coordinadora de la Unidad de Transferencia Tecnológica de la Universidad de la Frontera (UFRO), Fabiola Vásquez, abordó en El Mostrador lo que supone la problemática, asegurando que “esto siempre, desde que se comenzó a trabajar con inteligencia artificial, ha sido un tema del cual distintas direcciones jurídicas de los países, los gobiernos, han tomado alguna determinación al respecto”.

“En este caso en particular, cuando una IA crea en base a trozos o fragmentos de obras artísticas o de creaciones de otros autores, claramente acá el responsable es quien alimenta de la información a esa inteligencia artificial. A la inteligencia artificial hay que entenderla que siempre va a ser una máquina. Es un programa condicionado de acuerdo a variables que alguien le va imponiendo, programando”, manifestó.

“La IA no tiene derecho moral ni derecho patrimonial, y lo que importa sí es resguardar el intelecto de las personas que han contribuido a las obras artísticas. Por lo tanto, considero que siempre el responsable de lo que haga esa IA es, o un productor, o una persona detrás, que fue el programador, que va alimentando estos sistemas. Al igual que cuando uno hace una canción y escuchamos de plagio, uno debe preocuparse de que sea realmente una obra original. Eso es lo que nosotros hemos buscado proteger desde que se generaron estas normativas, para darle un reconocimiento a quién utilizó su conocimiento para generar un resultado que nos sirva para algo”, complementó Vásquez.

Por su parte, la industria de la IA se defiende de las acusaciones, utilizando como excusa que no existe una regulación específica que contemple el asunto del copyright y las inteligencias artificiales. Las leyes actuales sobre propiedad intelectual (en EE.UU.) no consideran que una IA pueda ser autora, por lo que no se contempla propiamente como una “infracción de derechos”.

Pero para Vásquez, ingeniera civil industrial con especialidad en Innovación y Transferencia Tecnológica, sí existe una responsabilidad. “Desde mi punto de vista es así, la disyuntiva es que la máquina tiene una tendencia exponencial de aprendizaje. Va a llegar un punto en que la persona que está detrás, un programador o un equipo de programadores, que está entregando información, entregando diferentes maneras de que esta IA aprenda, no va a ser consciente del problema que va a solucionar esa IA o del resultado que pueda obtener. En ese momento está el límite”.

Por otro lado, la profesional de la UFRO evidencia una problemática en torno a que la sociedad no se abra a la utilización de estas herramientas, ya que “si no hay capacidad de conocimiento o de motivarse por irse perfeccionando, seguir estudiando, ser más digitales, puede generar una brecha más grande entre la educación que ya tenemos y la que se viene en el futuro”.

“Podemos complementar capacidades, apoyarnos en las IA para hacer nuestra vida mucho más fácil y llevadera. En términos de creación son infinitos, podemos crear y lo importante es que si hay posibilidades por derechos de autor, siempre va a ser el autor el que va a ir haciendo esta obra original. El equilibrio es lo que hay que mantener y siempre tener resguardo, pero avanzar es la clave. Ni siquiera no considerarlo por ahora, porque eso es retroceder. Tienes que avanzar, aprender qué es, porque si no la brecha va a ser mayor entre la ignorancia colectiva y los que ‘la llevan'”, aseguró.

Complementando lo anterior, Vásquez apunta que “con todas las plataformas que tenemos ahora, desarrollos tecnológicos, de posibilidades de comunicar de manera distinta, eso debe inspirarnos a generar un cambio, porque estás cambiando nuestra forma de comunicarnos y debemos comprender que vamos hacia allá. No hay que tenerle miedo a lo desconocido, sí hay que ser prudentes y respetuosos con la creación, que lleva un tiempo de las personas. No olvidar que hay sentimientos de personas que las máquinas no los tienen”.

“Si vas a ocupar la IA atrévete a ocupar toda la información con autorización de las obras originales. Y no hay ningún problema, si uno puede hacer una obra derivada siempre y cuando yo tenga la autorización del otro. No hay que fijarse en las restricciones que trae la protección, muy al contrario. Hay que proteger para favorecer el conocimiento. Debería dejarse que las invenciones que utilizan IA se puedan proteger por patentes de invención, porque de esa forma todos conoceríamos la capacidad de una máquina”, comentó la profesional UFRO.

“No es un freno, para nada. Estoy llamando a mirar las formas de cómo podemos proteger lo que es creado por la IA de tal forma que nos beneficie. Todavía hay mucho por aprender, esto no está resuelto”, concluyó.

  • Esta nota fue corregida en su totalidad por una inteligencia artificial (Chat GPT).
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