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Pacto global contra el plástico en la cuerda floja

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¡Hola! Desde el punto de vista de la acción multilateral ante la crisis climática, podríamos decir que estos últimos meses han sido exitosos. Descontando, por supuesto, los retrocesos diarios que se dan en Estados Unidos, como la reciente decisión de Trump de eliminar el concepto de “hallazgo de peligro” (endangerment finding) –el principal fundamento científico y legal que permite a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) regular las emisiones de gases de efecto invernadero–, en este último semestre se lograron avances significativos y vinculantes.

El primero de estos fue la decisión de la Organización Marítima Internacional de fijar límites obligatorios de emisiones de GEI a los buques y millonarias multas por incumplimientos. Luego, vino el pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que reconoció como un derecho el clima sano. Y hace muy poco se conoció la opinión de la Corte Internacional de Justicia, que dictaminó como un delito sin fronteras no hacerse cargo del cambio climático ni reparar sus daños.

Por la misma senda se pensaba que iba a caminar el pacto global por la contaminación por plásticos, la peor contaminación que ha conocido el mundo desde los años 50 del pasado siglo en adelante. La primera jornada se llevó a cabo en Corea del Sur, pero fracasó ante el monumental lobby de las empresas petroquímicas, que no buscaban eliminar sino tratar. Hoy comienza la segunda y última batalla en Ginebra. Observadores anticipan que se transita por la cuerda floja.

  • En esta edición de Juego Limpio comparto con ustedes las más recientes informaciones sobre este complejo desafío y lo que se espera de esta última instancia global. Les adelanto que, lejos de lo que podría pensarse, el consenso científico y político es que el reciclaje no sirve. Para mayor comprensión será de mucha utilidad las impresiones que nos comparte el consultor Cristián Laborda, que se encuentra en Ginebra.
  • Te cuento también que en el concierto internacional se llevó a cabo, en otros temas, la Conferencia Mundial por el Clima y la Salud, que terminó con un claro emplazamiento de Latinoamérica para modificar las políticas climáticas globales en el marco de la COP30. Como antecedente se citaron cifras alarmantes. En 2024, por ejemplo, un brote histórico de dengue afectó a 12,6 millones de personas en América.
  • Como un ejemplo de que el conocimiento científico de valor global no se origina solo en las naciones desarrolladas, te cuento de la invitación que recibió el influyente científico chileno, Dr. Ernesto Santibáñez, para exponer en una cumbre agroalimentaria en China sobre la experiencia de la agricultura de alta montaña en el desierto de Atacama.
  • La buena noticia viene del sector empresarial chileno. Hace pocos días comenzó la implementación del Plan de Acción Empresarial en Biodiversidad, una iniciativa inédita que marca un giro estructural en la forma en que el sector productivo chileno se relaciona con la naturaleza.
  • Y para no quedar cortos en buenas noticias, les cuento también que, en materia de conservación, un inédito registro de huemules en el Fundo Puchegüín, en Cochamó, confirmó la subpoblación más al norte conocida en la Patagonia chilena. El hallazgo refuerza la urgencia de proteger este territorio clave para la conservación de la especie y la conexión biológica entre Chile y Argentina
  • Y en nuestras Breves, tal como anticipé al inicio de esta introducción, te damos detalles de cómo Trump buscar eliminar el “santo grial” climático. En contrapartida, en Juego Limpio nos alegramos de que la Fundación Reforestemos vuelva a la Patagonia, que el humedal Aguada La Chimba de Antofagasta recibiera un premio internacional por su recuperación y que la Viña Concha y Toro –una de las empresas más sustentables del país– terminara por adelantado su meta de 37.400 árboles nativos plantados.

¡Listo! Hecho el resumen, ahora vamos a lo nuestro. Aseguren sus cinturones, que Juego Limpio parte en 4, 3, 2, 1… ¡Arrancamos!

  • Antes de comenzar, quiero invitarte a que compartas Juego Limpio, así nuestra comunidad crecerá más cada día. Si aún no te sumas, o si alguien que te aprecia te compartió este boletín, te invito a que te Inscribas gratis, para que no te pierdas los análisis y descubras los secretos del tema climático.
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Todo o nada: la última batalla por un tratado global contra el plástico

Lo que transcurra a partir de este martes podría marcar un antes y un después. Hoy, 5 de agosto, arranca en Ginebra la que podría ser la ronda decisiva para acordar un tratado global jurídicamente vinculante contra la contaminación por plásticos. Se trata de la segunda parte (INC-5.2) de la quinta y última sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC), convocada por la ONU tras el fracaso en alcanzar consensos en diciembre pasado en Busan, Corea del Sur.

El objetivo es tan ambicioso como urgente: alcanzar un acuerdo global que regule todo el ciclo de vida del plástico –desde su diseño y producción hasta su eliminación–, para frenar una amenaza que ya compromete la salud humana, la vida marina y las economías del planeta.

Las cifras son alarmantes. Veamos algunas de ellas:

  • En 2024, se consumieron más de 500 millones de toneladas de plástico. De esa cifra, al menos 399 millones se convirtieron en residuos.
  • Desde 1950, la humanidad ha generado 9.200 millones de toneladas de plástico, de las cuales más del 75% terminó en vertederos, ríos, océanos o fue gestionada de forma inadecuada. Solo el 9% del plástico producido a nivel global ha sido reciclado.
  • La producción de plásticos es responsable del 5,3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y del 12% de la demanda mundial de petróleo.
  • La generación anual de residuos plásticos por persona varía desde 221 kg en Estados Unidos, 114 kg en países europeos de la OCDE, hasta 69 kg en promedio en Japón y Corea (OCDE).
  • Al menos 4.200 sustancias químicas preocupantes han sido identificadas en productos plásticos como persistentes, bioacumulativas, móviles y/o tóxicas.

¿Y qué pasa con el reciclaje? La directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, no pudo ser más clara: “No reciclaremos para salir de esta crisis. Necesitamos una transformación sistémica que transite hacia una economía circular real”.

El problema es estructural. El plástico es casi enteramente derivado de combustibles fósiles, como el petróleo crudo y el gas natural, que también son las principales fuentes de emisiones que calientan el planeta. A esto se suma que las industrias petroquímicas –con intereses directos en la expansión de la producción plástica– han utilizado estrategias para frenar o debilitar el texto del tratado.

En Busan, por ejemplo, se registraron más de 220 lobbistas de la industria del petróleo y la química en las delegaciones oficiales. Irán, Arabia Saudita y Rusia lideraron el grupo de países “afines” que bloqueó las negociaciones con tácticas procedimentales. Mientras tanto, más de 80 países y cientos de organizaciones civiles, científicas y sanitarias presionan por un acuerdo que imponga límites a la producción, prohíba sustancias tóxicas y establezca mecanismos de financiamiento para países en desarrollo.

  • La magnitud del tratado en juego se compara con la del Acuerdo de París de 2015. El texto base, que será discutido durante 10 días, contiene 22 páginas y 32 artículos que serán negociados línea por línea por delegaciones de 179 países y más de 1900 representantes de organizaciones observadoras. Entre ellos, científicos, ambientalistas, comunidades afectadas y representantes de la industria.

¿Cuál es el objetivo central? Establecer un instrumento legal que limite el crecimiento de los plásticos –se espera que su producción se duplique o incluso triplique para 2050– y que frene sus impactos, calificados de devastadores. Estos incluyen desde la muerte masiva de especies marinas hasta costos económicos estimados en más de 1.5 billones de dólares anuales, y efectos severos en la salud humana.

Según la prestigiosa revista médica The Lancet, los plásticos afectan la salud “en todas las etapas del ciclo de vida del plástico y en todas las etapas de la vida humana”, siendo bebés y niños pequeños especialmente vulnerables.

  • Se han identificado más de 4.200 sustancias químicas peligrosas en productos plásticos, algunas de ellas –como los PFAS, también llamados “químicos eternos”– se han encontrado en la sangre humana, la leche materna y el agua potable.

Para estar donde las papas queman, nos comunicamos con Cristian Laborda, consultor en Conservacion Marina, asesor de ONGs, quien nos adelantó que con el plenario sin mayores controversias, lo que es una buena señal, generando un ambiente inicial positivo. Advierte, no obstante, quedan 9 largos días de negociaciones que serán muy intensas.

“Las discusiones sustantivas ya han comenzado en los “Grupos de Contactos”. Aún es muy pronto para decir qué va a ocurrir , pero al menos se ve mucha actividad de países más progresistas, en línea con mantener regulaciones ambiciosas en el tratado. Los elementos claves están en principalmente en los borradores de texto para artículos: 3, 5, 6, 10 y 11 y 20. que regulan la salida, eliminación y control de productos plásticos problemáticos (de un solo uso por ejemplo) así como elementos químicos peligrosos y presentes en plásticos que deberían ser prohibidos”, cuenta.

Junto con los desafíos globales Laborda apunta a uno de los temas centrales, que es su aplicación, situación que se resolverá en la COP 30, que será el órgano que tomará las decisiones.

“No nos servirá un tratado global como aquellos de la década de los 90 (siglo pasado). El futuro Acuerdo de Plásticos debe ser dinámico y flexible para adecuarse mejor a las diferentes realidades y poder implementar avances significativos. Para ello, tomar las decisiones por consenso y con flexibilidad cuando no hay amplias mayorías es muy necesario. Esta es una regulación clave que debe estar en el tratado”, sostiene.

La gran ausente: la voluntad política

El comité enfrentará en Ginebra uno de los mayores desafíos diplomáticos del sistema multilateral: hacer converger a los 179 países en torno a un texto que limite efectivamente la producción de plásticos, prohíba químicos tóxicos y asegure justicia ambiental y sanitaria para los países más afectados.

El debate está polarizado. Mientras la “Coalición de Alta Ambición” –conformada por más de 60 países–aboga por un tratado integral y obligatorio que erradique la contaminación plástica para 2040, los petroestados y la industria insisten en soluciones “más flexibles”, centradas en el reciclaje y la reutilización.

  • El tiempo es limitado. Observadores internacionales reparan en que la ONU enfrenta restricciones presupuestarias y esta podría ser la última oportunidad para concretar el tratado en el corto plazo. Si no se alcanza consenso, algunos países podrían impulsar un mecanismo de votación por mayoría, lo que abriría un nuevo capítulo de tensiones en el multilateralismo ambiental.

Mientras tanto, el reloj sigue corriendo. Las fugas de plástico al medio ambiente podrían aumentar un 50% hacia 2040, y el costo acumulado de los daños entre 2016 y ese año superaría los 281 billones de dólares.

La ciencia es clara: sin una transformación sistémica, la crisis se saldrá de control.

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Salud al límite: Chile y América Latina ponen justicia climática en el centro de la COP30

Con el inicio de la Conferencia Mundial sobre Clima y Salud, América Latina y el Caribe (ALC) irrumpieron con un mensaje unificado: la salud regional ya está en crisis debido al cambio climático y el costo lo están pagando los países más vulnerables. Más de 50 organizaciones del sector salud, entre ellas instituciones científicas, redes académicas y asociaciones médicas de toda la región, presentaron un llamado conjunto a transformar las políticas climáticas globales con justicia y equidad como principios rectores.

La conferencia, organizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Gobierno de Brasil, se desarrolla como antesala oficial de la COP30, la próxima cumbre climática de Naciones Unidas, que tendrá lugar en Belém en noviembre. La salud ha sido incluida por primera vez como uno de los ejes estructurales de la discusión climática, marcando un giro en la forma de entender los impactos de la crisis ecológica: ya no se trata solo de pérdida ambiental, sino de amenazas directas a la vida y el bienestar humano.

  • La región enfrenta escenarios alarmantes. En 2024, un brote histórico de dengue afectó a 12,6 millones de personas en América. Dos tercios de los centros de salud en ALC están ubicados en zonas altamente vulnerables al cambio climático.
  • En el Caribe, los daños provocados por huracanes severos pueden superar el 250% del PIB de un país en menos de 24 horas. Esta fragilidad estructural, agravada por décadas de desigualdad, pone en evidencia que los efectos del calentamiento global no se distribuyen de forma equitativa.

La Posición Común de América Latina y el Caribe sobre Cambio Climático y Salud, que fue lanzada oficialmente el 31 de julio en la conferencia, recoge estas preocupaciones y plantea un marco de acción centrado en la salud como prioridad transversal.

El documento advierte que los planes de adaptación sanitaria, como el propuesto Plan de Acción de Salud de Belém, deben insertarse en una estrategia climática más amplia que aborde las causas estructurales del problema: la dependencia de los combustibles fósiles, los modelos extractivistas y la falta de inversión en sistemas de salud resilientes.

  • Entre las principales demandas de las organizaciones firmantes se encuentran la eliminación progresiva de los combustibles fósiles con criterios de justicia social y sanitaria; el financiamiento justo para los países en desarrollo; el acceso abierto a tecnologías, datos y conocimientos científicos; y la garantía de que los mecanismos de financiamiento climático prioricen iniciativas que protejan la salud pública. También se propone limitar la influencia de industrias contaminantes en las negociaciones climáticas internacionales.

Chile tuvo una participación destacada en la conformación de esta postura regional, con la firma de cuatro organizaciones nacionales: la Sociedad Chilena de Medicina Preventiva y Nutrición (SOCHIMENUP), el Comité de Salud Ambiental Infantil de la Sociedad Chilena de Pediatría, la Agrupación de Enfermeras Ecologistas de Chile y la sección chilena de la Federación Internacional de Asociaciones de Estudiantes de Medicina (IFMSA-Chile). Estas instituciones han venido impulsando desde hace años una visión de salud ambiental centrada en la evidencia científica y en la justicia intergeneracional.

La conferencia también remarcó la necesidad de abandonar la mirada sectorial en las respuestas al cambio climático. Se hizo un llamado explícito a integrar salud, agricultura, agua, transporte, vivienda y energía en una agenda climática coherente, que reconozca los límites de la adaptación en ausencia de una mitigación real. La región no solo enfrenta riesgos sanitarios crecientes, sino también una oportunidad histórica: convertir la lucha contra el cambio climático en un camino para reducir las desigualdades estructurales que han marcado la historia de la región.

La cumbre climática de noviembre será el próximo escenario clave para traducir estas propuestas en compromisos concretos.

América Latina llega con una postura clara: proteger el clima es proteger la salud. Y hacerlo ahora es una cuestión de justicia.

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Desde los Andes al mundo: Ernesto Santibáñez entra al consejo global de agricultura sustentable

La agricultura de montaña en Chile representa no solo un legado milenario, sino también una propuesta estratégica frente a los desafíos climáticos y socioeconómicos actuales. En los Andes, desde los valles del norte hasta la precordillera, comunidades rurales mantienen sistemas agrícolas familiares que combinan cultivos tradicionales –como papa, quinua, oca y tubérculos nativos– con prácticas ancestrales como terrazas, rotaciones de cultivo y sistemas de riego localizados.

En regiones como Arica, Antofagasta o Atacama, la ganadería de camélidos andinos –llamas, alpacas y vicuñas– sigue siendo fundamental tanto para la economía local como para la preservación cultural; en zonas altoandinas, su manejo representa hasta el 80% del ingreso familiar, y resguarda saberes indígenas relevantes. Estos sistemas agrícolas, muchas veces en pequeña escala, actúan como reservas genéticas de biodiversidad y como plataformas de autoabastecimiento y sustentabilidad comunal.

Sin embargo, el cambio climático amenaza este patrimonio viviente. Las variaciones de temperatura, retrocesos glaciares y eventos extremos están elevando los límites de cultivos tradicionales, provocando erosión, pérdida de vegetación y cambios en la disponibilidad hídrica, lo cual afecta rendimientos de quinua, papa y otros cultivos altoandinos.

Pero, como es sabido que donde hay una debilidad se abre una oportunidad, ante este escenario han surgido diversas estrategias de innovación: uso de captación de aguas en altura, tecnologías de riego eficientes y energías renovables para fortalecer una agricultura resiliente. Estas aproximaciones evidencian un potencial para conectar ancestralidad y ciencia en modelos productivos sostenibles. Este enfoque es el que propone el Dr. Ernesto Santibáñez al sumar una colaboración internacional basada en la experiencia científica.

  • Santibáñez González, profesor titular de la Universidad de Talca y director de la Iniciativa Economía Circular y Sustentable CESC 4.0, fue uno de los invitados a la Cumbre de Agricultura de Montaña organizada hace unos días en Chengdu, China, por la Alianza Internacional para la Innovación en Ciencia y Tecnología Agrícola de Montaña (IMASTIA), promovida por la Academia de Ciencias Agrícolas de Sichuan (SAAS).

La presencia del Dr. Santibáñez no es solo simbólica: ha sido invitado a formar parte del Consejo de IMASTIA y a firmar como miembro experto, con la misión de expandir la red en América Latina. Su trabajo, que combina tecnologías digitales disruptivas, modelos cuantitativos y nuevos enfoques de negocios para enfrentar los riesgos climáticos, le ha permitido generar una visión de desarrollo agrícola que desafía las limitaciones de los ecosistemas de montaña.

¿Cuál es la novedad del trabajo de Ernesto Santibáñez? En Juego Limpio conocimos de cerca su modelo que implica integrar desalinización, captura de agua en altura, energías renovables e hidrógeno verde para potenciar una agricultura resiliente, competitiva y alineada con la sostenibilidad. Este enfoque no solo busca fortalecer el abastecimiento interno de alimentos saludables, sino también robustecer la capacidad exportadora del país.

En las montañas de la costa y los Andes, la agricultura de altura en Chile es un recurso vital para la supervivencia y la prosperidad del país. Lejos de ser marginales, estos pequeños campos elevados, que a menudo utilizan ingeniosas terrazas, protegen variedades raras de cultivos nativos, como antiguas cepas de papa, preservando una biodiversidad invaluable y abriendo espacio para nuevos cultivos que aprovechan los valles existentes a gran altitud.

“Más allá de los acervos genéticos ancestrales, esta actividad sustenta a innumerables comunidades rurales, fomentando la autosuficiencia y frenando el éxodo rural. Económicamente, proporciona productos de nicho de alto valor –desde frutas especializadas hasta ganado único– que diversifican las exportaciones agrícolas de Chile y fortalecen su posición global. Además, las prácticas sostenibles en la montaña brindan servicios ecosistémicos cruciales, como la regulación hídrica y la conservación del suelo, mitigando los impactos del cambio climático en todo el país. Es un motor resiliente, crucial tanto para nuestro patrimonio como para nuestro futuro”, plantea Santibáñez.

La incorporación del Dr. Santibáñez a este ecosistema de cooperación internacional no solo reconoce la excelencia científica nacional, sino que posiciona también a Chile como un actor clave en la transformación de la agricultura en contextos de montaña, donde las soluciones no se improvisan: se diseñan desde la ciencia, la innovación y la colaboración estratégica.

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Biodiversidad en la agenda empresarial: comienza primer plan corporativo ambiental en Chile

Con una convocatoria transversal que reunió a más de 20 organismos, entre empresas, ministerios y universidades, comenzó hace pocos días la implementación del Plan de Acción Empresarial en Biodiversidad, una iniciativa inédita que marca un giro estructural en la forma en que el sector productivo de Chile se relaciona con la naturaleza y se convierte en el cuarto país del mundo en implementar un programa semejante.

El encuentro, realizado en la Universidad de Concepción el pasado 29 de julio, no solo fue el puntapié inicial de la etapa operativa del plan, sino también un hito que refleja la creciente voluntad de articular a distintos sectores en torno a la conservación y restauración de la biodiversidad.

Diseñado durante 2024 por Acción Empresas y el Ministerio del Medio Ambiente, con apoyo técnico y financiero internacional, el plan busca incorporar la biodiversidad como un eje central en la gestión empresarial. Su implementación contempla acciones concretas como capacitaciones, sensibilización, desarrollo de métricas de evaluación y reportabilidad en biodiversidad, junto con su posterior validación por parte de un comité de expertos.

  • En la jornada, las empresas que forman parte del Comité Ejecutivo –Acciona, Aguas Andinas, AngloAmerican Chile, Antofagasta Minerals, Arauco, CMPC, Colbún, Copec, Grupo CAP, Innergex, Nutrisco, SQM Litio, Statkraft, Syngenta, Unacem, VSPT Wine Group, Conexión Kimal, Iansa y Teck– expusieron los avances obtenidos desde el diseño del plan y comenzaron a trabajar agrupadas en subcomités temáticos según los cinco ejes estratégicos definidos: generación de capacidades y cultura empresarial; innovación, ciencia y tecnología; métricas y gestión de información; gobernanza; y coordinación intersectorial.

Uno de los aspectos más relevantes de la jornada fue el cruce entre lo público, lo privado y lo académico. Desde el Estado, participaron activamente organismos clave como el Ministerio del Medio Ambiente, Corfo, el Ministerio de Energía, el de Vivienda y Urbanismo, Economía, Hacienda, Conaf y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático. Desde la academia, en tanto, destacaron las intervenciones de la Pontificia Universidad Católica, Universidad del Desarrollo, Universidad de Concepción y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), que se integró por primera vez a esta mesa de trabajo.

Durante el bloque de avances, Daniela Manuschevich, jefa de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente, presentó los progresos vinculados a la actualización de la Estrategia Nacional de Biodiversidad, mientras que Víctor Caro, presidente del Comité de Capital Natural, profundizó en las sinergias generadas con las iniciativas empresariales desde la mesa público-privada de capital natural.

La oportunidad sirvió también para conocer nuevos proyectos académicos, como NaturaInvest –a cargo de la Pontificia Universidad Católica, junto a las universidades de Concepción y del Desarrollo–, que refuerzan el vínculo entre conocimiento científico y acción empresarial. La discusión central del encuentro giró en torno a los desafíos para el período 2025-2026, destacando la necesidad de asignar roles claros a cada actor, mantener una gobernanza colaborativa y construir canales de diálogo permanentes con la sociedad civil.

La jornada concluyó con una plenaria donde se reafirmaron los compromisos para comenzar la implementación concreta del plan en sus distintas dimensiones. Con este primer paso, el plan se consolida como una plataforma concreta que trasciende los diagnósticos y propone una hoja de ruta para transformar la manera en que se hace empresa en Chile, desde una visión regenerativa y con enfoque de largo plazo. ¡Buenas noticias!

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Inédito registro del último refugio del huemul en el norte patagónico

Un hallazgo científico sin precedentes reescribe el mapa de la conservación del huemul en Chile. Nuevas imágenes obtenidas con cámaras trampa en el Fundo Puchegüín –un predio privado de 133 mil hectáreas ubicado en la comuna de Cochamó– confirman la existencia de una subpoblación de huemules más al norte de lo que hasta ahora se había documentado en la Patagonia chilena.

  • El descubrimiento, liderado por la ONG Puelo Patagonia, no solo amplía el rango geográfico conocido de esta especie en peligro de extinción, sino que además refuerza la urgencia de proteger este territorio estratégico, clave para consolidar un corredor biológico binacional de 1.6 millones de hectáreas entre Chile y Argentina.

El monitoreo, realizado en enero de este año como parte de la iniciativa Conserva Puchegüín, logró realizar 88 registros entre imágenes y videos que documentan al menos seis a ocho individuos distintos, incluyendo machos adultos, un juvenil y una hembra. La presencia de una pareja en cámaras diferentes el mismo día sugiere actividad reproductiva, un dato vital para la conservación de la especie.

Este hito se suma al trabajo sostenido que Puelo Patagonia realiza desde 2019 para proteger al huemul en la cuenca del río Puelo, donde ya ese año se logró el primer registro confirmado de la especie en Cochamó, tras décadas sin evidencias oficiales.

  • El huemul (Hippocamelus bisulcus), símbolo nacional de Chile y clasificado como En Peligro de Extinción por la UICN, cuenta con menos de 2 mil ejemplares en el mundo, distribuidos en poblaciones pequeñas y fragmentadas.
  • Su conservación es crítica, no solo por su valor ecológico, sino también por su rol como especie paraguas, ya que su protección conlleva beneficios para todo el ecosistema andino patagónico. Las imágenes del Fundo Puchegüín fueron captadas en zonas de alta montaña, entre bosques de lenga, estepas altoandinas y sectores rocosos, hábitats fundamentales para esta especie.

La buena noticia también fue compartida con las comunidades locales, que se mostraron orgullosas de cohabitar con una especie tan escasa y emblemática. “Sabíamos que existían, aunque nunca los habíamos visto. Ver que están aquí es una excelente noticia”, comentó a Juego Limpio Víctor Masías, habitante de la zona cordillerana. Para Puelo Patagonia, el rol de las comunidades es esencial en estos procesos de conservación: aportan conocimiento del territorio, ayudan con el monitoreo y se transforman en guardianes activos del entorno.

El hallazgo abre nuevas líneas de acción para la ONG y sus aliados, quienes ya proyectan profundizar el monitoreo con cámaras, fortalecer el trabajo con la comunidad y colaborar con equipos argentinos para estudiar el comportamiento y el desplazamiento transfronterizo de esta población. Mientras tanto, la urgencia de proteger el Fundo Puchegüín –actualmente en venta– se vuelve aún más evidente: preservar este enclave podría ser fundamental para la supervivencia del huemul en la Patagonia norte.

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Breves medioambientales que sí importan

1. Trump busca derogar el “santo grial” climático

La administración Trump ha intensificado su ofensiva contra las políticas climáticas al proponer la eliminación del “hallazgo de peligro” (endangerment finding), el fundamento científico y legal que permite a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) regular las emisiones de gases de efecto invernadero. Este hallazgo, establecido en 2009, reconoce que las emisiones humanas amenazan la salud y el bienestar de la población estadounidense, y es la base de las principales regulaciones sobre emisiones en sectores clave como la generación eléctrica y el transporte. Su derogación permitiría desmantelar gran parte del andamiaje normativo climático vigente.

Con esta medida, la administración Trump, encabezada por el administrador de la EPA Lee Zeldin, busca blindar las industrias más contaminantes y eliminar los obstáculos legales que impiden una expansión sin restricciones de la producción de combustibles fósiles. La propuesta representa un giro radical en la política ambiental estadounidense y ha sido calificada como un intento directo de desactivar décadas de avances regulatorios. Sin embargo, expertos anticipan una intensa batalla legal, ya que la comunidad científica y organizaciones ambientales advierten que esta decisión contradice abrumadoras evidencias sobre los impactos del cambio climático.

2- “Reforestemos” vuelve a la Patagonia con voluntariado ciudadano

Fundación Reforestemos anunció una nueva edición de su icónico voluntariado ciudadano, que se realizará desde el 12 al 14 de septiembre de 2025 en Coyhaique, Región de Aysén. Este año, además de plantar mil árboles nativos en la Reserva Nacional Coyhaique, el evento incluirá una intervención inédita junto al Liceo San Felipe Benicio para crear un parque educativo y comunitario a orillas del río Simpson, con la plantación de 2 mil especies nativas. La iniciativa busca movilizar a 40 voluntarios de todo Chile y superar las 2 mil postulaciones de la edición anterior.

Desde su creación tras el incendio de 2012 en Torres del Paine, Reforestemos ha consolidado un movimiento ciudadano con más de 1.6 millones de árboles nativos plantados en Chile, Argentina y Perú. Con presencia en trece regiones, viveros propios y un enfoque que integra reforestación, educación ambiental y acción climática, la fundación mantiene su compromiso con la restauración ecológica y la construcción de comunidad a través de la participación activa de miles de voluntarios.

3- Humedal Aguada La Chimba recibe premio internacional por recuperación ambiental

El Humedal Aguada La Chimba, ubicado en Antofagasta, fue galardonado con el Premio Estrella a la Biodiversidad por Wetland Link International (WLI), convirtiéndose en el primer ecosistema del Cono Sur en recibir este reconocimiento. La distinción, entregada en la COP15 de Humedales en Zimbabue, destaca la recuperación iniciada en 2018 por Fundación Kennedy y Copec, que logró aumentar en un 48% la superficie del humedal y triplicar la cantidad de especies registradas.

Con solo 2,2 hectáreas, este espacio protegido como Santuario de la Naturaleza y primer Humedal Urbano de la región, se ha transformado en un modelo de conservación urbana. La ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, valoró el proyecto como un ejemplo de colaboración multisectorial frente a la crisis climática y ecológica. Pese a los avances, el humedal sigue enfrentando amenazas como la extracción ilegal de agua y la expansión urbana, lo que ha motivado la implementación de medidas de protección y educación ambiental.

4- Viña Concha y Toro supera anticipadamente su meta de reforestación para 2025

Viña Concha y Toro alcanzó en julio de 2025 la cifra de más de 37.400 árboles nativos plantados desde 2021, superando con anticipación su meta de 30 mil ejemplares fijada para 2025, como parte de su estrategia de sustentabilidad “Descorcha un Futuro Mejor”. El logro responde a un enfoque regenerativo que busca contribuir activamente a la conservación de ecosistemas nativos en Chile.

Iniciativas como el programa “Un árbol por ti” –que planta un árbol por cada trabajador de la compañía– han sido clave en este avance, usando especies como quillay, peumo y boldo propagadas en viveros propios. La viña ya proyecta una nueva meta: plantar 7.500 árboles por año entre 2026 y 2030.


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