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Universidad del Mar: un tatuaje social

Juan Ayala
Por : Juan Ayala Profesor del Departamento de Estudios Humanísticos, Universidad Técnica Federico Santa María.
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Lo que el país ha visto en esa corporación no es de ninguna manera un “emprendimiento”, lo que se les hizo a estudiantes, profesores y funcionarios, tiene solo un nombre, se llama “canallada”.


En el orden individual y social, “la primera vez” marca indeleblemente, es como un tatuaje, queda para siempre, aunque después quiera borrarlo retirando la tinta aplicada en la piel, siempre quedará una huella visible a la luz del sol. Eso padecen los 18 mil estudiantes de la Universidad del Mar, triste epílogo para 18 mil familias chilenas, hijos, padres, abuelos incluidos.

La marca sicosocial será muy grande, de proyecciones insospechadas en un año electoral 2013. Para el gobierno la decisión de cancelar la personalidad jurídica a la Corporación Universidad del Mar, era el único camino correcto, otra medida habría aparecido como tibia y turbia. Señores políticos, ya no hay tiempo para dudas o titubeos, hay que actuar, y los concertacionistas, por ahora deben callar, solo queda esperar de ellos algo concreto, el país espera de ustedes una cosa: moral.

[cita]Lo que el país ha visto en esa corporación no es de ninguna manera un “emprendimiento”, lo que se les hizo a estudiantes, profesores y funcionarios, tiene solo un nombre, se llama “canallada”.[/cita]

En el actual contexto esta cancelación es la primera, pero solo si se concreta de manera manifiesta, es decir públicamente, con cobertura medial, se simbolizará socialmente y tendrá el sentido correctivo buscado, en cambio si se dilata, se morijera, el remedio será peor que la enfermedad. Los locales de esa universidad deben dar muestra visible de que están cerrados, deben retirarse todos los símbolos institucionales, logotipos, arquigráfica, bajarse los sitios web, sin embargo nunca podrán borrarse los símbolos del certificado de título. El dolor producido a todos los egresados, funcionarios y profesores de esa corporación educacional, es un dolor muy superior al acto de retirar la tinta del tatuaje corporal. La tinta del diploma del certificado, la alegría de la foto familiar, crisoles de esperanzas de un futuro mejor, y máxime, las más de las veces de familias modestas, no se borrará jamás.

También han sido marcados, injustamente, muchos buenos profesionales y buenos estudiantes, que ejercen responsablemente. ¿Cómo mirarán a sus empleadores, con qué orgullo lucirán sus diplomas en sus oficinas profesionales, con qué autoridad presentarán sus currículos? El daño moral es incalculable, ¿cómo puede la equivocada ambición de unos pocos perjudicar a tantos? Lo que el país ha visto en esa corporación no es de ninguna manera un “emprendimiento”, lo que se les hizo a estudiantes, profesores y funcionarios, tiene solo un nombre, se llama “canallada”. Igualmente dañino puede ser que en lo que viene la Alianza busque el empate, saliendo a cazar una universidad regional estatal, como que en la vereda de la Universidad del Mar aparezcan “otras casas de estudio”, ofreciendo “blanquear los títulos”, por ello afirmamos, lo acontecido es un Tatuaje Social.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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