Santa Lucía: la cirugía mayor para el corazón histórico de Santiago
Señor director:
Hay lugares que no son solo un punto en el mapa, sino el alma de una ciudad. El cerro Santa Lucía y el barrio San Isidro son eso para Santiago: el epicentro de su fundación y un testigo silencioso de siglos de historia. Sin embargo, durante décadas, este corazón palpitó débilmente, opacado por el descuido y la desconexión. Hoy asistimos a una transformación virtuosa, un renacer que no busca ser una mera postal nostálgica, sino un polo dinámico donde el pasado dialoga de manera brillante con la innovación, el turismo y la vida urbana del siglo XXI.
Esta recuperación no es casualidad. Es el fruto de una visión estratégica que está redefiniendo el centro de Santiago, potenciada por iniciativas públicas y privadas que convergen en este histórico emplazamiento. El aumento sostenido de la inversión pública, desde el proyecto Nueva Alameda, Startup Campus y la Línea 9 del Metro, nos abre la oportunidad de generar un nuevo paseo peatonal que conecte, mediante cafeterías y tiendas, con la cara visible del corazón de nuestra ciudad: el cerro Santa Lucía.
Si bien el debate se ha centrado en la recuperación patrimonial de nuestra alicaída postal turística, la operación a este palpitante corazón urbano debe ser mayor.
La futura estación de combinación Santa Lucía, donde la Línea 1 se encontrará con la nueva Línea 9 del Metro, redibujará por completo el flujo de personas en el centro histórico de la capital. En la actualidad, la estación cuenta con un flujo de 18.379 pasajeros diarios, y se proyecta que esta cifra se multiplicará exponencialmente, acercándose a los 30.000 o 40.000 usuarios diarios.
La pregunta crucial es: ¿está preparado el entorno superficial para recibir esta marea de gente? La respuesta es un no rotundo. Convertir a San Isidro en un paseo peatonal conectaría el nuevo flujo subterráneo con la superficie, evitando el colapso circulatorio y permitiendo que la vida comercial y turística pueda fluir de manera pujante y ordenada.
Es la intervención que permitirá que el corazón de Santiago vuelva a latir, preparado para los desafíos del siglo XXI.
Daniel Luna Arias,
Vecino de San Isidro.