La cultura no es un lujo
Señor Director:
En menos de quince días, diversas columnas han puesto en el centro del debate un tema que merece máxima atención: la cultura no es un lujo, sino un motor de desarrollo, empleo y salud mental. Desde la visibilización del corredor cultural de la Alameda hasta los llamados a fortalecer la economía creativa, se repite una misma idea: Chile no puede seguir ignorando a un sector que aporta cohesión social, felicidad, identidad y un impacto económico concreto que crece cada año.
La vuelta de Lollapalooza al Parque O’Higgins es parte de esa misma conversación. Este festival no solo acerca la música a cientos de miles de personas, también dinamiza la economía de la ciudad ( genera cada año un impacto ecoómico sobre los 60 millones de dólares). Genera empleos, activa el turismo, el comercio, la gastronomía y conecta a Santiago con los circuitos culturales globales. En otras ciudades del mundo, fenómenos similares han sido reconocidos como apuestas estratégicas para diversificar sus economías y superar el perfil extractivista que tanto criticamos en Chile.
La coincidencia de estas voces —columnistas, gestores culturales, académicos y actores del sector— demuestra que la cultura es hoy una deuda en la agenda pública. No basta con discursos; se requiere un compromiso político real que entienda a las industrias creativas como parte de la matriz productiva del país. La sociedad lo reclama, y el futuro de nuestras ciudades depende en gran medida de que seamos capaces de reconocer en la cultura una alternativa de salida y un eje estratégico de desarrollo.
Sebastián de la Barra
Socio y director de Lotus