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Ingreso a las carreras de Pedagogía

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Por: Malba Barahona


Señor Director:

Con interés y moderado optimismo hemos seguido la aprobación del cambio a la ley de requisitos de puntaje PAES para el ingreso a las carreras de Pedagogía. Se valora especialmente el acuerdo alcanzado en torno a una implementación gradual.

El calendario propuesto es claro y ordenado: los percentiles irán subiendo paso a paso hasta llegar al 60 en 2030. Una progresión razonable, casi pedagógica, que transmite la idea de que esta vez sí habrá tiempo para adaptarse. Hasta aquí, todo bien.

Sin embargo, el riesgo es que, mientras afinamos cuidadosamente el termómetro del acceso, desatendemos los verdaderos pilares de la calidad docente. Porque junto con discutir quién entra a Pedagogía, sería igualmente saludable conversar —aunque sea en voz alta— sobre las condiciones de trabajo de los profesores, la situación de las universidades regionales, los recursos disponibles para la formación inicial docente y el fortalecimiento real de programas de atracción, como el Programa de Atracción de Talento Pedagógico (PATP), que llevan años haciendo un trabajo clave con recursos más bien acotados.

El énfasis en el puntaje es comprensible: es medible, ordenado y cabe bien en una tabla. Pero sabemos que el compromiso con la docencia, la permanencia en la profesión y la calidad del ejercicio docente no se rinden en una prueba estandarizada. Requieren condiciones, apoyo institucional y una señal clara de que ser profesor o profesora es un proyecto profesional sostenible.

Valoramos, entonces, el paso dado y la intención de resguardar estándares. Solo esperamos que, en los próximos capítulos, el debate incorpore también aquello que no aparece en los percentiles, pero que todos en el sistema conocemos bien. Al fin y al cabo, atraer talento no es solo seleccionar mejor, sino también ofrecer razones para quedarse.

Malba Barahona
Académica Facultad Educación UC

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