
Las señales del nuevo rector en la UACh de Valdivia
Egon Montecinos, en su proclamación pronunció un discurso de no más de 15 minutos, en el que trazó una ruta de navegación. Aunque antes de hacer uso de la palabra, solicitó que dos padres fundadores de la universidad que estaban en el acto, se sienten en los primeros puestos.
La Universidad Austral de Chile (UACH), en Valdivia, cumple un rol fundamental en nuestro país, pero en especial en la zona macrosur de Chile. Fundada en 1954, durante años esta casa de estudios ha cultivado una impronta ligada a la investigación, al apego a la naturaleza, y ha gozado de un sello de libre pensamiento, por sobre las ideologías. Sin embargo, la universidad en los últimos años ha sucumbido ante una crisis económica sin precedentes, lo cual ha llevado a desvincular a un número importante de docentes y trabajadores. Todo amparado bajo un plan de recuperación económica.
En este escenario, hace unos días finalizó la segunda vuelta de la elección de rector entre Maite Castro y Egon Montecinos, ambos con destacadas vidas académicas. Pero el que ganó por escasos tres votos fue Montecinos, asistente social, licenciado en Trabajo Social, magíster en Ciencias Sociales y doctor en Ciencia Política. Tras años en la ULA y de ser intendente de Los Ríos en el segundo periodo de Bachelet, el nacido en Pichirropulli arribó a la UACh como profesor titular y luego llegó a ser decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Sus líneas de investigación son la descentralización, gestión pública, participación ciudadana, y gobiernos locales y regionales.
En su proclamación pronunció un discurso de no más de 15 minutos, en el que trazó una ruta de navegación. Aunque antes de hacer uso de la palabra solicitó que dos padres fundadores de la universidad, que estaban en el acto, se sentasen en los primeros puestos.
Tras destacar a sus contrincantes y poner en valor los principios de la democracia, estableció que la comunidad universitaria es diversa, y que para alcanzar objetivos de manera colectiva se debe convivir en armonía. Al desarrollar su idea repitió en varias ocasiones las palabras cohesión y unidad.
Mencionó que se viven tiempos complejos, pero que bajo ese escenario es necesario conectarse con los orígenes, fortaleciendo al mismo tiempo el vínculo con el territorio. No eludió el nudo crítico económico, aseverando que será fiel a la propuesta de ser garantes de la sostenibilidad financiera, pero no como un fin en sí mismo. Deslizó que el ámbito financiero también debe ir a la par con mejoras en calidad, y que para alcanzar el propósito de la acreditación institucional debe existir unión. Finalmente, marcó un tema de fondo: cambiar los estatutos, los que, según dijo, serán con mucho diálogo y responsabilidad respecto al plan de recuperación económica.
Se trató de un discurso correcto en el que no cabe mucho espacio para la crítica. Pero sin duda, su mayor tarea, para empezar, será aprovechar la luna de miel de cualquier mandado entrante e inducir a esta cohesión. Solo así podrá sumar voluntades que contribuyan a sanear la universidad y a hacerla fuerte y vigorosa. Y es que para Montecinos y su equipo la tarea no es fácil, pero tampoco imposible.
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