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El plástico se come nuestro futuro Opinión Archivo

El plástico se come nuestro futuro

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Maximiliano Proaño
Por : Maximiliano Proaño Subsecretario del Medio Ambiente.
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No quiero ser negativo. Aunque esta situación empeora día a día, aún podemos encontrar soluciones. Y este tratado puede ser el punto de inflexión que el planeta necesita y nuestro país ha jugado un rol estratégico para que eso ocurra, un acuerdo para que el plástico deje de comerse nuestro futuro.


Un estudio de la Universidad de Newcastle, encargado por WWF, en 2019 estimó que una persona podría estar ingiriendo hasta cinco gramos de microplásticos por semana a través del agua, el aire y los alimentos que consumimos. La conclusión es impactante: el plástico está entrando silenciosamente en nuestros cuerpos, sin distinción de país, clase o conducta ambiental.

La crisis del plástico nos atraviesa por dentro. En Rapa Nui, una isla con escasa producción y consumo de plásticos, los microplásticos se acumulan cada día en la playa de Anakena como si fueran parte del paisaje. Restos de productos fabricados a miles de kilómetros llegan empujados por las corrientes marinas, dejando en claro que no importa si uno contamina poco o nada.

Como en Rapa Nui, Chile continental no está ajeno a esta realidad. Estudios de la Universidad de Chile detectaron el año pasado hasta 519 partículas de microplásticos por litro en aguas embotelladas. La Universidad San Sebastián halló este año altas concentraciones en costas del sur y la ONU advirtió, en enero, que Chile es uno de los mayores consumidores de agua embotellada en la región.

Por eso, hemos impulsado con fuerza leyes pioneras para la región como la Ley del Reciclaje (REP), la Ley de Plásticos de un Solo Uso (PUSU) y la ley “Chao Bolsas Plásticas”, que han marcado un giro hacia la economía circular. También estamos apostando por una transición justa, que no deje atrás a los recicladores de base, además de establecer los estándares que protejan la salud de las personas y del medioambiente desde el diseño del producto hasta su disposición final.

Hoy estamos en Ginebra participando de la última ronda de negociaciones para un Tratado Global vinculante contra la contaminación por plásticos. No ha sido fácil y persisten aún distintas posiciones que dificultan alcanzar un acuerdo como el que deseamos. Pero Chile llega con una posición clara, apelando a un acuerdo ambicioso, justo y efectivo. Porque necesitamos reglas globales que detengan la producción de plásticos peligrosos, que se disponga de medios de implementación para que todos los países puedan avanzar y que promuevan el ecodiseño como estándar mínimo.

No quiero ser negativo. Aunque esta situación empeora día a día, aún podemos encontrar soluciones. Y este tratado puede ser el punto de inflexión que el planeta necesita y nuestro país ha jugado un rol estratégico para que eso ocurra, un acuerdo para que el plástico deje de comerse nuestro futuro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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