
El problema no es solo el cobre
En todo caso, es enteramente posible que Chile logre derivar esas exportaciones hacia otros mercados, con lo cual el daño sería mucho menor.
Gruesa parte de los ciudadanos del país esperaron con cierta expectación la decisión que Estados Unidos había anunciado que tomaría con respecto a los aranceles que se le impondrían al cobre proveniente de Chile.
Se había anunciado la cifra de 50% de arancel para dicha mercancía, lo cual se evaluaba como una decisión no positiva para la economía chilena. Esa tasa no suprimía totalmente las exportaciones chilenas hacia Estados Unidos, pero la reduciría en una cantidad difícil de determinar. Lo cierto, en todo caso, es que esa tasa arancelaria no nos hacía ningún bien y había debates sobre el monto y la profundidad del daño que todo aquello nos ocasionaría. Finalmente, el arancel para el cobre chileno quedo en 0% y todo el país respiró tranquilo. Nos libramos de esa.
Pero el cobre es solo uno de los productos chilenos que estaban pendientes de decisión respecto a su arancel al entrar en Estados Unidos. Todos los otros productos que Chile exporta a dicho país quedaron finalmente –y hasta nuevo aviso– con un 10% de arancel, después de estar con arancel cero desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio entre ambos países.
Sin considerar el cobre, Estados Unidos importa desde Chile –según cifras de 2024– 3.157 millones de dólares en pescados, crustáceos y moluscos, que constituyen el 15% de las importaciones estadounidense de dichos productos, desde el conjunto de sus países proveedores. Además, importa desde Chile 2.512 millones de dólares en frutas y frutos comestibles, que representan el 10% de las importaciones estadounidenses de dichos productos; 1.122 millones de dólares en madera, carbón vegetal y manufacturas de madera, con un peso de 5% en el total de las importaciones de dichos productos.
Otros productos, en cantidades descendente que se exportan a Estados Unidos por parte de Chile son los productos químicos inorgánicos, con venta por 590.792 miles de dólares; carnes y despojos, con ventas por 242.387 miles de dólares; y minerales metalíferos con exportaciones por 110.242 miles de dólares.
Fuera de los productos mencionados hay varias decenas de otras mercancías chilenas que se exportan hacia Estados Unidos, pero que tienen ventas por montos de menor tamaño. El total de las exportaciones a Estados Unidos, alcanzan a 17.322 millones de dólares, de los cuales 5.722 millones de dólares lo son de cobre. Quedan, por lo tanto, exportaciones no cobre por un valor de 11.599 millones de dólares, que serán objeto de un arancel de 10% en su entrada al mercado estadounidense, y que llegarán con un precio más elevado a las manos del consumidor de dicho país.
Es dable suponer, en el contexto de la teoría económica más convencional –aun cuando no siempre tiene la razón– que si el precio de una mercancía aumenta, la demanda de la misma debe disminuir por parte de sus consumidores. Si asumimos, a modo meramente de ejemplo, que el mayor precio de aquellas mercancías chilenas que serán objeto del arancel de 10% generará una reducción de su demanda en el mercado estadounidense de 5%, eso significaría menores importaciones por parte de Estados Unidos por un monto de 575 millones dólares, que es una cantidad que no se puede considerar como de poca significación en el contexto de las cifras del comercio exterior de un país pequeño como Chile.
En todo caso, es enteramente posible que Chile logre derivar esas exportaciones hacia otros mercados, con lo cual el daño sería mucho menor. Los únicos muertos y heridos que quedarían en esta batalla arancelaria probablemente serían los productores más pequeños y más débiles presentes en la cadena de producción de las frutas, de la madera, de los pescados o de otros productos de exportación, para los cuales una reducción de 5% en sus ventas puede llevarlos a la pérdida total de su presencia en ese mercado. Hacia ellos deberían ir encaminados los esfuerzos en la búsqueda de nuevos mercados por parte de la institucionalidad chilena encargada de esa promoción de exportaciones.
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