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¿De quién está más cerca la Iglesia católica en Chile? Opinión

¿De quién está más cerca la Iglesia católica en Chile?

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Ignacia Manterola D
Por : Ignacia Manterola D Directora ejecutiva Voces Católicas Chile
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Hay sabiduría en la opinión popular, y la Iglesia católica está llamada a escucharla para definir los desafíos de la evangelización: por ejemplo, cómo acercarse al grupo masculino y a los jóvenes, entre quienes efectivamente parece tener menos llegada.


La Encuesta Bicentenario 2025 incluye una pregunta que mide la opinión acerca de las relaciones entre fe y comunidad: “¿De quién está más cerca la Iglesia católica?”. La tendencia indica que esta Iglesia, sea cual sea el rostro que le hayan atribuido los entrevistados –el clero, la comunidad de fieles o los principios de la doctrina–, se percibe más cerca de las mujeres (34%) que de los hombres (12%), de los adultos (65%) que de los jóvenes (12%) y de los ricos (37%) que de los pobres (27%). Resulta muy sugerente contrastar estos resultados con los datos reales de quienes se declaran católicos hoy. 

Tanto el 48% de los hombres como de las mujeres es evangélico o de ninguna religión particular. Es el porcentaje restante el que hace la diferencia entre sexos: mientras que los hombres ateos o agnósticos casi quintuplican a las mujeres que lo son, estas los aventajan en un 9% en su adhesión al catolicismo. Las mujeres sí parecen estar más cerca, si es que no de la Iglesia católica como institución, al menos de la fe católica. Los hombres, en cambio, son más propensos que el grupo femenino a declarar su increencia en Dios. 

Respecto a la edad de los que se declaran católicos, solo el 18% de los menores de 25 años adhiere al catolicismo en Chile, cuando en todos los rangos etarios mayores se supera el 41%. La diferencia es radical y preocupante para la Iglesia y acaso también para el bienestar comunitario. La Bicentenario revela que 3 de cada 4 jóvenes no participan en ningún tipo de organización o grupo social, y este mismo grupo etario es el que sintió más soledad durante la semana anterior a las entrevistas (62%).

Aunque no puedo confirmar la correlación, es evidente que la red de apoyo y soporte espiritual que brinda la adhesión a un grupo y creencia religiosa es un seguro contra el aislamiento. Por eso, tampoco puede pasarse por alto que quienes más sienten soledad sean justamente los del grupo masculino (57%).   

Si es que en los dos ejes anteriores –sexo y edad– hay coincidencia entre la opinión que se tiene de la Iglesia y quienes declaran ser católicos, ocurre distinto al analizar el contraste entre ricos y pobres. En realidad, no hay una diferencia significativa de católicos en los niveles socioeconómicos alto, medio y bajo.

Los números son alentadores para la identidad transversal que promueve la doctrina católica, incluso en el sector medio, que comúnmente se asocia a ideologías progresistas. No por ello pierde validez la percepción de que la Iglesia está más cerca de los ricos, preocupante para una institución en cuya declaración de principios está la opción preferencial por los pobres. 

Hay sabiduría en la opinión popular, y la Iglesia católica está llamada a escucharla para definir los desafíos de la evangelización: por ejemplo, cómo acercarse al grupo masculino y a los jóvenes, entre quienes efectivamente parece tener menos llegada. Ahora, las cifras reales de quienes abrazan la fe católica invitan a replantearse en quién pensamos cuando pensamos en la Iglesia y, en base a eso, de quién está cerca.  

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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