Publicidad
Johannes Kaiser: volver al futuro Opinión Archivo

Johannes Kaiser: volver al futuro

Publicidad
Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
Ver Más

Quisiera entender qué nos ha pasado, como para que un personaje que desentierra e incluso reivindica los dolores estructurales de un país, como el horror de una dictadura, esté disputando el paso al balotaje que definirá quién estará en la Presidencia de Chile desde el 11 de marzo próximo.


Cada vez es más difícil entender a este país. En solo seis años hemos vivido una especie de torbellino, transitando de un extremo a otro, convencidos un día de que éramos profundamente progresistas y preocupados del bien común, hasta constatar en estos días que somos profundamente liberales y de derecha. Claro, pasando entremedio por el estallido social, los plebiscitos, encabezados primero por La Lista del Pueblo y luego Republicanos y, por supuesto, el triunfo de Gabriel Boric con la votación más alta obtenida por un Presidente. Bipolaridad, esquizofrenia o conflicto profundo de identidad, si lo simplificáramos en términos clínicos.

Las encuestas que no podemos ver –un absurdo que refleja la lejanía de la política chilena con la realidad y los tiempos–, cuyo trabajo de campo se desarrolló hace solo unos días, no solo confirman el diagnóstico de un país extremadamente polarizado, sino que, además, todo parece indicar que el ciclo de la centroderecha, esa que gobernó con Sebastián Pinera a la cabeza, terminó por agotarse.

De acuerdo con dos de las encuestas “vedadas”, que circularon libremente en WhatsApp y redes sociales con la advertencia de “no hacerla pública”, el cupo del sector para la segunda vuelta se está disputando codo a codo entre la dupla que bautizamos como Ka-Ka en enero de este año. Es decir, la derecha chilena terminó por mutar hacia al extremo. Se radicalizó.

Los dos sondeos confirman un cruce de tendencias entre la dupla Ka-Ka. Mientras Kast sigue bajando semana a semana de a un punto, Kaiser viene subiendo en la misma proporción. De hecho, ambas curvas están a punto de juntarse. De seguir la tendencia, eso se produciría la próxima semana. Es decir, el día de la elección. Veremos si aciertan.

¿Qué podría explicar ese giro radical y, más aún, este sorpresivo vuelco a la extrema derecha? De lo que no cabe duda es de que Johannes Kaiser se ha encargado de radicalizar su relato y sus posiciones, hasta llegar incluso a reinstalar temas que la sociedad chilena pareciera haber superado, después de décadas de discusión, diferencias y traumas y dolores.

En esta misma columna destaqué hace meses la reconversión que sufrió Kaiser cuando el país empezó a tomar en serio el que sus posiciones extremas sintonizaban con una tendencia que permitió que en Alemania resucitaran grupos nazis y se instalaran en la política, además de conectar con un sector de chilenos hartos de la política tradicional y de los acuerdos, que exigían posiciones duras frente a temas propios del radicalismo de derecha en el mundo, como la migración. Y Johannes dejó atrás sus frases violentas contra las mujeres y minorías y su rol de youtuber con ropa desaliñada, se puso corbata y se entrenó para hablar pausado.

Su irrupción como presidenciable ocurrió a comienzos de 2025, cuando Kast aún se mantenía retirado y silente, luego de la dura derrota en el segundo plebiscito. Entonces, Kaiser comenzó a realizar el desgaste de la mano de un discurso brutal. A partir de ese momento se levantó la sospecha de que había una especie de juego explícito en la dupla Ka-Ka, en la que Kaiser hacia el rol del “malo”, sin contención ni filtros, y José Antonio Kast ejercía el rol del “bueno”.

Hasta hace dos meses, todo indicaba que la carrera de Kast estaba ganada en la “primaria” de la derecha el 16 de noviembre. Se había logrado el objetivo principal de la dupla –que acordó, de paso, armar una lista común parlamentaria– de instalar un relato con dos caras, uno más ambiguo y cuidadoso y, el otro, brutal y extremo. De hecho, me atrevería a señalar que Johannes ya había dado por perdida cualquier opción a la Presidencia y estaba pensando en que tendría que salir a buscar trabajo, pues se le terminaría en diciembre su periodo de parlamentario.

Pero algo cambió. De seguro, la ambigüedad –en momentos de incertidumbre y las expectativas de resolver con rapidez los problemas que aquejan a los chilenos– golpeó a Kast y la mirada se volcó a Kaiser. Esto, sumado a la incapacidad de Evelyn y Chile Vamos de dar con el punto en una campaña que será recordada por sus inconsistencias, cambios de ritmo y confusión inicial.

Claro, Kaiser se dio cuenta de que esta vez se le abría una oportunidad inédita y optó por extremar su campaña y traer de vuelta fantasmas enterrados por la sociedad. Usando un lenguaje brutal y provocador –sin perder nunca el tono–, volvió a sus comentarios antiinmigrantes, su defensa cerrada a reponer la pena de muerte, el retiro de organismos internacionales o la derogación de la Ley Karin y del Convenio 169 de la OIT. También planteó fusionar ministerios, aplicar Estados de Excepción en algunas comunas (por supuesto, ninguna del sector oriente), hasta llegar a afirmar que impondría trabajos forzados.

Pero faltaba la obra final con que Kaiser coronaría el personaje que se armó para desbancar a Kast: la reivindicación de la dictadura se convertiría en un eje fundamental de su relato. Primero las emprendió contra el SML, dejando entrever una intencionalidad política y una suerte de maliciosa conducta que buscaba no identificar los restos de personas encontradas en fosas comunes, fusiladas o cuyos cuerpos fueron lanzados al mar desde helicópteros, una tesis tan absurda como cruel para generaciones de chilenos que nunca pudieron despedir los restos de sus seres queridos.

A continuación vendría lo más bizarro del candidato libertario, cuando en el debate de ARCHI afirmó que en su eventual Gobierno procedería a dejar en libertad (la única vía sería a través de un indulto) a condenados por delitos de lesa humanidad (recordemos que Kaiser ha defendido a Krassnoff, condenado a más de 1.000 años por sus crímenes brutales). Entre sus argumentos, el candidato señaló que eran ancianos y reiteró que, a su juicio, son presos políticos. Preocupante, viniendo de alguien que aspira a La Moneda y desconoce completamente los fallos de otro poder del Estado, en este caso el Judicial.

Kaiser ha vuelto a ser el Kaiser youtuber, ese que no tiene filtros, que no mide las consecuencias de lo que dice, que provoca –como la barbaridad que dijo sobre La Paz, Bolivia, justo cuando acaba de asumir un nuevo presidente– y reabre heridas como si fuera un niño terrible, un adolescente que gozara con ello. Un candidato que afirma que jamás transará en sus convicciones –de paso, criticando a Kast y Evelyn por haber “cedido” en algunos momentos– y que, por tanto, no tiene ningún interés en buscar acuerdos, ni tampoco gobernaría para todos los chilenos.

De ahí el título de esta columna. Johannes ha proyectado en estas últimas tres semanas una nostalgia por un pasado idealizado, buscando soluciones políticas en épocas anteriores, al igual que en Volver al futuro, esa película ochentera en que sus protagonistas se convencen de que las decisiones del presente pueden alterar el pasado e implicar un futuro negativo y negro. A una semana de la elección, Kaiser reivindicó, con nostalgia, la dictadura de Pinochet y su sección más horrorosa: la de los violadores de derechos humanos condenados por los tribunales chilenos.

Y, por supuesto, más que Kaiser, quisiera entender qué nos ha pasado, como para que un personaje que desentierra e incluso reivindica los dolores estructurales de un país, como el horror de una dictadura, esté disputando el paso al balotaje que definirá quién estará en la Presidencia de Chile desde el 11 de marzo próximo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.

Publicidad