PAÍS
Votantes obligados: no se identifican con derecha ni izquierda pero piensan como de derecha
Aunque son chilenos que van a las urnas sin sentirse parte de ningún proyecto colectivo, el Estudio Nacional de Polarizaciones 2025 muestra que sus posturas son más coincidentes con pensamientos de derecha, pues en ninguna de las afirmaciones planteadas por el informe se inclinaron por la izquierda.
No se sienten parte ni representados por ninguno de los relatos dominantes en la conversación política –Estado, mercado, identidad, autoritarismo, nacionalismo, igualdad, entre otros–. Son los “resignados”.
Así bautizó el Estudio Nacional de Polarizaciones 2025, elaborado por Criteria y la Corporación 3xi, al 28% de los chilenos que no responden al eje izquierda-derecha, que sigue siendo útil para ordenar la conversación, pero que –según el sondeo– ya no alcanza para explicarla.
Lo más relevante es que en ellos parece encontrarse buena parte de “los verdaderos votantes obligados”: ciudadanos que concurren a las urnas más por deber que por sentirse parte de un ethos político colectivo.
“El voto obligatorio amplió la base democrática, pero también nos recordó que, sin confianza, la participación no basta para sostener el vínculo”, advierte el estudio.
Eso sí, se aclara que la desafección de los resignados “no implica apatía”. De hecho, de acuerdo al análisis, “mientras más diversidad hay en la oferta, más personas se involucran, aunque lo hagan de forma fragmentaria”. El resultado sería un espacio político más amplio, pero también más disperso y complejo de administrar: la participación se ensancha, pero el sentido compartido se debilita.
Aunque los resignados no adhieren a una identificación expresa en el clivaje izquierda y derecha, al desagregar cada una de sus respuestas, una buena parte de ellas están claramente orientadas a la derecha.
Posturas orientadas a la derecha
En el módulo ¿Cómo piensan los que no se identifican políticamente?, en ninguna de las frases con las que se sienten de acuerdo o muy de acuerdo, este grupo de personas se inclina por la izquierda. La mayoría se inclina en posturas de centroderecha y en dos de ellas, definitivamente, por la derecha. Así, por ejemplo, tenemos que:
- 84% considera que el sistema judicial debe priorizar el castigo por sobre la reinserción (derecha).
- 82% está de acuerdo en que el aumento de la delincuencia está ligado a la inmigración irregular (derecha).
Es distintivo en este grupo, sin embargo, que las posturas combinan demandas por mayor Estado social con expectativas de mayor control, orden y prioridad nacional.
Posturas de izquierda no convencen
En la segunda batería de frases identitarias, nuevamente el sector que no se identifica con ninguna corriente política se aleja totalmente de las convicciones de izquierda, sintiéndose más cerca de las posturas de derecha y de centro. Así, por ejemplo, tenemos que:
- 34% piensa que el aborto debe volver a ser prohibido, es decir, no debe permitirse bajo ninguna causal (derecha).
- 34% piensa que los inmigrantes son un aporte importante al desarrollo económico y social del país (derecha).
- Y 27% considera justificadas las manifestaciones con barricadas y bloqueos frente a situaciones de injusticia social (derecha).

“Votamos por obligación”
El estudio –que midió percepciones, distancias ideológicas y disposición al diálogo entre 3 mil personas– constata que la polarización volvió a subir respecto del año anterior. Tres de cada cuatro chilenos (76%) se ubican en el eje izquierda-derecha, y el diálogo cayó de 36% a 34%, lo que sugiere un clima más tenso, emocional y menos permeable. Pero, al mismo tiempo, la presencia de los “resignados” muestra que el voto obligatorio trajo diversidad, aunque sin cohesión.
En su análisis, Cristián Valdivieso, socio fundador de Criteria, lo resume con una frase que condensa la paradoja: “Votamos por obligación, pero nos escuchamos menos por vocación”. Porque si bien el sufragio obligatorio amplió la participación, también dejó al descubierto un país más amplio, diverso y fragmentado, donde el sentido compartido de lo político se debilita.
Valdivieso también advierte que el fortalecimiento de identidades políticas más rígidas, junto con partidos debilitados y una ciudadanía cada vez más distante, erosiona la capacidad de representación y dificulta la construcción de mayorías estables. “La democracia liberal sigue andando, pero trastabilla en su legitimidad”, señala.
Aumento de la polarización entre izquierdas y derechas
Las brechas entre izquierdas y derechas aumentan en 12 de los 20 ítems comparables de las tres ediciones del Estudio. Los cambios más significativos ocurren respecto de la opinión sobre los años posteriores al golpe de Estado, donde la brecha pasa de 42 puntos en 2024 a 52 puntos este año, aumento que se explica por cambios tanto entre las personas de derecha, donde baja el apoyo a esta frase (de 39% a 32%), y entre las de izquierdas, donde aumenta el acuerdo (de 81% a 84%).
En tanto, la explicación de la delincuencia (“La principal causa de la delincuencia es la pobreza y la falta de oportunidades”, ítem incorporado en la edición de 2024), también muestra uno de los mayores cambios en el tamaño de la brecha, que aumenta en 6 puntos porcentuales (pasa de 13 a 20 puntos). Aquí, a diferencia de los otros ítems, el cambio solo se produce entre las personas de izquierdas, que aumentan su apoyo a esta frase de 62% a 70%.
Por su parte, el índice de disposición al diálogo muestra una ligera caída. En esta medición, el 34% de las personas se declara en un rango alto, lo que supone una caída de dos puntos porcentuales, los mismos que gana el grupo de baja disposición al diálogo (que pasa de 28% a 30%). Es decir que las personas están menos disponibles para escuchar y comprender las posiciones de otros, volviendo al nivel de hace dos años.
Polarización subjetiva política
Las brechas de percepción entre izquierdas y derechas aumentan en 13 de las 20 frases comparables, lo que indica que vuelven a distanciarse las imágenes que cada grupo tiene sobre el otro. El estudio muestra que se mantiene la tendencia de la izquierda a sobredimensionar las opiniones de la derecha y de la derecha a subestimar las opiniones de la izquierda.
Los cambios más significativos ocurren respecto de la percepción respecto de las posiciones sobre el aborto, la participación del rol del Estado en actividades empresariales y los impuestos. Frente a la frase “El aborto debe volver a ser prohibido, es decir, no debe permitirse bajo ninguna causal”, la brecha subjetiva aumenta en 11 puntos porcentuales, aun cuando la distancia real entre izquierdas y derechas se reduce levemente (de 31 a 28 puntos).
Según el estudio, este incremento en la polarización subjetiva se explica por el hecho de que las personas de izquierda sobrestiman la posición de la derecha: creen que un 73% está de acuerdo con la frase (5 puntos más que en 2024), cuando en realidad solo lo está un 40%. A ello se suma que en las personas de derecha disminuye el apoyo a esta idea (6 puntos).
Polarización social se mantiene
La polarización en aspectos sociales se mueve levemente, destacando el crecimiento en dos temas en los que la brecha crece: la visión de los migrantes y la opinión sobre mujeres en puestos de liderazgo. La brecha en torno a la idea de que la migración irregular está asociada al aumento de la delincuencia crece (de 30 a 36 puntos), debido a que la proporción de migrantes que apoya la idea ha bajado (de 52% a 46%). También crece (de 26 a 32 puntos) la brecha respecto de “Las mujeres en puestos de liderazgo toman mejores decisiones que los hombres”, debido a que aumenta el acuerdo entre las mujeres y disminuye entre los hombres.
Más allá de la evolución de las brechas sociales, se observa que en 2025 la mayor brecha está entre chilenos y migrantes: la idea de que los migrantes son un aporte al país es apoyada por solo el 37% de los chilenos, mientras que entre los migrantes concita un acuerdo de 87%.
Consulta el informe del Tercer Estudio Nacional de Polarizaciones AQUÍ.
Presentación del estudio
Por tercer año consecutivo, la Corporación 3xi junto a Criteria presentaron los resultados del Estudio Nacional de Polarizaciones, instrumento que busca medir el grado de polarización política y social en el país para, a través de este conocimiento, contribuir a disminuirla.
La presentación se realizó en el Complejo Universitario Vicuña Mackenna 20 (VM20) de la Universidad de Chile y contó con el apoyo de la Asociación Nacional de Mujeres Periodistas, quienes organizaron un seminario donde los datos fueron comentados por un panel de destacados comunicadores que reflexionaron respecto al rol de los medios de comunicación en la polarización y las posibilidades de encuentro que existen en el país.
“Este estudio, que nos convoca a reflexionar sobre la importancia del encuentro como condición para el reconocimiento mutuo y para la vida democrática, así como sobre los distanciamientos y las tensiones que experimentamos como sociedad, es fiel al espíritu de Vicuña Mackenna 20, que ha sido concebido y construido precisamente con el anhelo de promover el encuentro genuino de la ciudadanía en torno a las artes y al estudio de lo público”, señaló la rectora de la U. de Chile, Rosa Devés.
“En un contexto de debilitamiento de la democracia en distintos lugares del mundo, las distancias políticas que este estudio evidencia nos interpelan a comprometernos más activamente con la búsqueda del entendimiento a través de la consideración razonada de las legítimas diferencias, para avanzar en la construcción de acuerdos orientados al bien común que sustenta la vida en sociedad”, agregó.
Camilo Herrera, director ejecutivo de la Corporación 3xi, explicó por su parte que “este estudio nace con la convicción de que, para avanzar hacia una cultura del encuentro, primero debemos comprender qué nos divide, cómo nos percibimos y hasta qué punto esas percepciones están teñidas por prejuicios o distorsiones”. Este año el estudio muestra que, en Chile, los aspectos que mayor división generan entre las personas se refieren a las percepciones que construimos sobre otros.
Junto a esto, María Teresa Cárdenas, presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres Periodistas, aseguró que “esta actividad es muy importante para nuestra asociación, porque tenemos la certeza de que también podemos hacer un aporte a la sociedad a través de la organización de estos espacios de reflexión e intercambio, en los que, con distintas voces, todas y todos nos reconozcamos como partes esenciales de un relato común”.