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El ministro Grau y la socialdemocracia del Presidente Boric SIN EDITAR Cedida

El ministro Grau y la socialdemocracia del Presidente Boric

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Luego de volver a fustigar los 30 años de la Concertación, el ministro de Hacienda mostró en Londres una lámina de PowerPoint en la cual hablaba sobre las ventajas de los gobiernos socialdemócratas.


Los dichos del ministro de Hacienda, Nicolás Grau, en orden a que Chile no creció tanto en los 30 años de la Concertación y los gobiernos de Sebastián Piñera, no fueron el único aspecto polémico de su intervención de ayer en el Chile Day, en Londres.

Sin duda que su frase de que “no es cierto que crecimos tanto por 30 años, sino solo por veintitantos años” dolió mucho en el Socialismo Democrático y en la Democracia Cristiana, sobre todo porque la crítica iba directo hacia el expresidente Eduardo Frei, pero también porque volvió a mostrar que el espíritu frenteamplista de impugnación a la centroizquierda sigue vivo, pese a que se suponía que ya estaba superada la consigna del estallido, aquella de “No fueron 30 pesos, sino 30 años”.

En ese sentido, si su intervención en Londres se analizara desde una perspectiva freudiana, habría que concluir necesariamente que en ella estaba muy presente la vieja metáfora de “matar al padre” (la Concertación), el cual sin dudas que ronda en el subconsciente del actual jefe de la billetera fiscal.

En efecto, en la última lámina de su presentación, en medio de varias cosas que quería resaltar como pensamientos finales, Grau decía que “los gobiernos socialdemócratas tienen ventajas comparativas para el crecimiento potencial”. En otras palabras, estaba calificando al Gobierno del Presidente Gabriel Boric como una socialdemocracia, algo de lo que el Frente Amplio ha intentado distanciarse, no solo por la sombra de las socialdemocracias que –salvo Piñera– le precedieron en La Moneda, sino por el giro liberal (en lo económico) de las socialdemocracias europeas, algo que no le acomoda mucho a un Mandatario que, tras ganar, prometió que Chile sería “la tumba del neoliberalismo”.

Por cierto, se trata de un fantasma que ronda de lado a lado del espectro político: el mejor ejemplo de ello es cuando Joaquín Lavín –militante de la UDI y miembro del Opus Dei–se autodefinió como un socialdemócrata en 2020, lo que generó urticarias, bochornos varios y dolores estomacales en la UDI, algo semejante a lo que sucedió al interior del Partido Comunista cuando hace algunas semanas el jefe económico del comando de Jeannette Jara, Luis Eduardo Escobar, dijo en La Tercera que había aceptado trabajar en su candidatura, dado que ella le había confesado que “se siente socialdemócrata” y que “no creía en la eliminación de las clases sociales, ni en la dictadura del proletariado.

 

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