
La estrecha amistad de Aldo Duque con Eugenio Berríos, el bioquímico de la DINA
En los años 80, el ahora candidato a diputado –y antes precandidato al municipio de Santiago– fue muy cercano al exagente de la dictadura y, de hecho, fue una de las últimas personas en verlo con vida en Chile, a fines de 1991. El cráneo de Berríos fue encontrado en 1993 en una playa en Uruguay.
En medio de los cuestionamientos que ha levantado la postulación a diputado del abogado Aldo Duque, conocido representante de narcos, no pocos han recordado que en el pasado estuvo muy vinculado con Eugenio Berríos, el bioquímico que desarrolló el gas sarín para la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).
Cabe recordar que, luego de ser desvinculado de la DINA, Berríos se dedicó al narcotráfico, intentando desarrollar un nuevo tipo de clorhidrato de cocaína sin olor, a fin de hacerla indetectable a los perros detectores de drogas. En 1991, cuando comenzó a investigarse en Chile el asesinato de Orlando Letelier y Ronnie Moffitt en Washington (crimen perpetrado por la DINA en 1976), los oficiales de la PDI a cargo del mismo pronto entendieron que un testigo clave era Berríos, dado que este pertenecía a la Brigada “Quetropillán” de la DINA.
Aunque finalmente esta optó por asesinar al excanciller de Allende con un coche bomba, la primera opción –como lo confesó la exagente Mariana Callejas– fue matarlo con el gas sarín que produjo Berríos y que mantenían dentro de un envase de perfume Chanel N° 5.
En dicho contexto, a fines de 1991 personal de inteligencia militar lo sacó clandestinamente de Chile y lo trasladó a Uruguay, donde terminó siendo asesinado.
En la sentencia por su homicidio, de hecho, se reproducen las declaraciones de Duque sobre Berríos, en las cuales señaló haberlo conocido en 1986, cuando trabajaba en la Tercera Fiscalía Militar de Santiago, hasta la cual Berríos “llegó con su pareja, de nombre Viviana Egaña, a interceder por unos pasteleros del negocio de su tía que habían estado involucrados en una riña, se les dio la libertad y él quedó muy agradecido por ello, lo que fue el comienzo de una amistad que tuvo con ellos por varios años”, indica el fallo, en referencia a los trabajadores de la pastelería que la tía de Berríos tenía en calle Carmen, lugar donde el bioquímico residió por mucho tiempo.
Viviana Egaña Bonnefoy, más conocida en el ambiente nocturno como “La Peyito” y cuyo nombre original era Viviana Zurita, se convirtió posteriormente en la pareja de Duque, pero en la sentencia no se alude a ello ni tampoco al conocimiento que el abogado tenía respecto de las actividades represivas de Berríos, lo que sí figura en el libro Crimen imperfecto, del periodista de investigación Jorge Molina Sanhueza, en el cual figura un testimonio de Aldo Duque al respecto: “En una oportunidad me mostró en su misma pieza dos tubos de color negro de un metro 50 y de unos 15 centímetros de diámetro. Me dijo que con estos tubos fabricaba gas Sarín. Luego me mostró una ampolla muy pequeña con un líquido amarillento en su interior. Luego dijo que a él no le podía suceder nada. Haciendo así no más, prosiguió, liquidaba a cualquier persona. Le pregunté entonces si no era más fácil matar a alguien con una arma de fuego y me respondió que eso era de roto”.
En el podcast “Berríos, los casetes secretos del químico de Pinochet”, Duque relató que su amigo era un alcohólico y un sujeto que gustaba de vivir a lo grande: “Él usaba unos abrigos de piel de camello. Le gustaba vestir muy elegantemente, corbatas de seda, las camisas con su nombre, de punta en blanco, siempre muy elegante… zapatos que llegaban a doler los ojos de brillosos. Y siempre que llegaba a un restaurante, por ejemplo, invitaba siempre a comer, te estoy hablando de una mesa de siete, ocho, nueve personas y ‘traiga esto, traiga acá, traiga allá’. Y sin ni uno. Entonces yo sabía que había cambiado un cheque hace 20 minutos atrás, media hora atrás, a un interés brutal, los usureros lo tenían frito, pero él grandote”.
En la sentencia por el homicidio del bioquímico, dictada en 2010 por el ministro en visita Alejandro Madrid, queda constancia además de que la última vez que este se vio con Duque, en 1991, en la esquina de Huérfanos con Amunátegui, Berríos le dijo que “lo tenían loco” y que se iba a ir del país, agregando que tenía un problema de cheques, ante lo cual el abogado le recomendó que fuera al Sexto Juzgado del Crimen, a arreglar su situación.
En una declaración posterior, Aldo Duque –cuya postulación a la Cámara Baja fue defendida por la candidata presidencial de Chile Vamos, Evelyn Matthei– precisó al juez Madrid que ese último encuentro fue en septiembre u octubre de 1991, y que en dicha ocasión él lo invitó a almorzar al mercado, momento en el que le dijo que la DINA, la CNI y el FBI lo andaban buscando y que saldría del país usando una “chapa”, es decir, un nombre falso, tal como sucedió, luego de lo cual se perdió su pista, hasta que en 1993 su cráneo apareció en una playa cercana a Montevideo.