
Archivo del terror: Suprema pide extradición de exjueza implicada en tráfico de niños
Exmagistrada de menores de San Fernando, hoy de 86 años, se refugia en la ciudad de Herzliya, en Israel. Está acusada de asociación ilícita, sustracción de menores y prevaricación dolosa, por vender niños chilenos al extranjero en los años 80.
En un fallo sin precedentes, la Corte Suprema acordó el viernes pasado solicitar a Israel la extradición de una exintegrante del propio Poder Judicial, la exjueza de menores Ivonne Gutiérrez, acogiendo de este modo la solicitud realizada por el ministro en visita Alejandro Aguilar, quien está a cargo de la investigación relativa al robo y venta de niños chilenos desde los años 60 en adelante, con especial intensidad en la época de la dictadura.
De hecho, en mayo pasado –como informó El Mostrador– el magistrado especial sometió a proceso a Gutiérrez, declarando que la sustracción de menores que cometió a inicios de los años 80 fueron delitos de lesa humanidad, dado el contexto de dictadura en el cual se desarrollaron. Según la Segunda Sala de la Corte, “estamos en presencia de crímenes que vulneran gravemente los derechos humanos, de modo que se trata de ilícitos que tiene el carácter de imprescriptibles”.
Gutiérrez era jueza de menores en San Fernando y pareja del abogado Alberto Bronfman, quien poseía un estudio jurídico ubicado en el centro de Santiago, en la calle San Antonio, en el cual incluso había una guardería, donde los bebés robados a madres campesinas de San Fernando, Santa Cruz y otras zonas, eran exhibidos a parejas extranjeras que eran atendidas por una traductora profesional.
En tres días los padres adoptivos, en su mayoría estadounidenses o italianos, completaban los trámites, incluyendo la inscripción respectiva ante la oficina del Registro Civil ubicada en calle Teatinos, frente a La Moneda, por un precio promedio de 50 mil dólares de la época (162 mil dólares en la actualidad; es decir, 150 millones de pesos).
En junio pasado, el juez Aguilar sometió a proceso a Gutiérrez y otras personas que formaban parte de su organización, como autores –entre otros delitos– del secuestro de dos bebés, en 1983, luego de lo cual se solicitó que la exjueza, hoy de 86 años y residente en Israel, sea detenida ese país y enviada a Chile. Se trata de los primeros procesamientos en una causa que se inició hace más de 10 años y en la cual se estima que hay a lo menos 25 mil bebés que fueron transados en todo el país, desde inicios de los años 60 hasta bien entrados los 90, en distintas zonas del país, siempre en torno a tribunales de menores.
De hecho, solo en el Juzgado de Menores de San Fernando, en la época de Gutiérrez, se estima que fueron cerca de 50 los niños vendidos, aunque la cifra puede ser mucho mayor, dada la relación de la mujer con el cura italiano Alpestre Piergiovanni, quien se estima que traficó más de mil niños chilenos hacia Italia, por lo menos.
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La historia de Ruth
Cabe indicar que el mes pasado la organización “Hijos y madres del silencio” logró ubicar en Estados Unidos a Alex, hijo de Ruth Reyes Reyes, quien tenía solo 17 años en diciembre de 1982, cuando ella decidió ir a pedir ayuda al Juzgado de Menores de San Fernando, pues ya era madre de dos hijos y no tenía cómo alimentarlos.
Sin saber lo que estaba firmando y creyendo que su hijo menor sería internado por algunos meses en un hogar de menores, firmó una tuición de Alex a nombre de la jueza, quien luego de recibir al menor le dio 100 pesos para el pasaje. Cerca de Navidad, Ruth intentó ver a su hijo, pero, al preguntar por este, “la juez se mostró amenazante y burlona; me dijo que no debía preguntar más por él, pues se encontraba bien y que si yo insistía en preguntar me iba a encarcelar”, relató posteriormente en la querella de capítulos que interpuso en 1983, la cual motivó la huida de la funcionaria corrupta.
En junio pasado, la ONG dedicada a buscar a los niños robados en Chile finalmente pudo dar con el paradero de Alex, hoy un ciudadano estadounidense, residente en Oklahoma, quien quedó totalmente azorado al saber que provenía de Chile y que tenía una madre que llevaba 42 años esperándola. Alcanzaron a verse por medio de Zoom varias veces, pero antes de que pudieran encontrarse de nuevo, Ruth falleció, a los 58 años, el 1 de julio pasado.
Según informó la organización, “su caso marcó un antes y un después. Gracias a su testimonio se logró capturar a la red de adopciones ilegales que operó en San Fernando, y se decretó prisión preventiva para cuatro implicados, aunque aún falta para obtener justicia definitiva. Hace solo unas semanas logramos encontrar a su hijo, a quien vio a través de internet, pero no alcanzó a abrazar físicamente”.
30 millones
La forma en que operaba la mafia encabezada por Gutiérrez –que luego de escapar de Chile comenzó a llamarse “Ivonne Bronfman”– queda prístinamente retratada en una declaración que prestó su hermana, en la cual recuerda que a ella también le dejaron niños (pues la guardería no daba abasto), con el fin expreso de que –como se trataba de niños que por lo general tenían desnutrición– “yo los engordara”, a cambio de lo cual su hermana le pagaba 200 mil pesos de la época (dos millones en la actualidad, según el calculador de inflación del INE).
“Recuerdo –confesó– que mi casa fue adaptada para el cuidado de los niños. Ivonne llevaba tinas para sus baños y nos decían que había que desinfectarlas entre niño y niño. Además, ella compraba ropa y zapatos por cada niño”.
Según explicó, “cuando mi hermana era jueza se dedicaba a vender guaguas, ella era jueza de menores, de hecho, algunas señoras se las ofrecían ellas mismas. Ivonne me decía que ella les daba algo de dinero a las madres biológicas y después ella las vendía”.
Asimismo, precisó que otro hermano (que en los años 80 era funcionario de la PDI) le dijo que no se involucrara en eso, “pero yo me metí en el tráfico de niños por la plata y porque ella era insistente, cargante. Yo hoy, por todo lo que he pasado, me arrepiento mucho”.
Uno de los episodios más dramáticos que narró fue el caso de un niño al que llamaban “Checho”, que quedó bajo su cuidado. A ese respecto, recordó que “nosotros nos encariñamos mucho con él”.
Ante ello, le pidió a su hermana que se lo dejara, pero la jueza preguntó, para su sorpresa, “cuánto le daba yo por el Checho”. De hecho, le pidió 30 millones de pesos por el niño: “Le dije a mi hermana que no podía y me dijo que nada que hacer, que ese era el monto por el Checho”, tras lo cual “ella lo vendió a un matrimonio que llegaba con tremendos autos”.
Sin embargo, como ella misma relató, los valores eran relativos: “Recuerdo que en una oportunidad vi que a una gringa que le vendió un niño y una niña le cobró 500.000 de la época. Yo vi cómo esa gringa le pasaba el dinero en efectivo. De hecho, vi cómo hicieron cinco lotes de billetes en plata chilena”.
El dinero, por cierto, se notaba: “Vi un departamento de mi hermana (que) era puro lujo. De hecho, quedé con la boca abierta de todo lo que tenía, realmente todo era lujo, a uno se le iba la vista de lo hermoso que tenía”.
Sin embargo, el estar implicada con su hermana en el tráfico de niños tuvo un alto costo para ella: “Yo dejé de cuidar a los niños de mi hermana Ivonne porque mi marido me dijo que si yo no dejaba de hacer eso él se iba a separar de mí”.
Lee el fallo de la Corte Suprema