Sociedad
Créditos: El Mostrador.
Pantallas y atención: el cerebro humano pierde casi dos minutos de concentración en 20 años
En solo 20 años, la capacidad de atención humana ha caído drásticamente. Las pantallas, diseñadas para capturar cada segundo, activan los circuitos cerebrales que buscan novedad y recompensa, afectando la concentración, la creatividad y la reflexión, sobre todo en niños y jóvenes.
En las últimas décadas, nuestra capacidad de atención frente a las pantallas ha disminuido de manera notable. Un estudio de la Universidad de California reveló que en 2004 el promedio de concentración era de dos minutos y medio; para 2012 se redujo a un minuto con 15 segundos, y en los últimos cinco o seis años apenas alcanza los 47 segundos, lo que implica la pérdida de casi dos minutos de atención en solo 20 años. Saltar videos, acelerar audios o ir directo a los fragmentos más atractivos se ha convertido en la norma, mientras que la lectura pausada y la reflexión profunda quedan cada vez más relegadas.
Francisco Aboitiz, doctor, académico de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile y director del Centro Interdisciplinario de Neurociencia UC, explica que el entorno digital altera los sistemas atencionales del cerebro. “Sin atención no podemos sobrevivir, es lo que nos permite orientarnos y organizarnos en el día a día. Pero por eso, también es un punto de entrada para la distorsión. Y en ese sentido, las pantallas y quienes diseñan sus contenidos, están dirigidas precisamente a capturarla”, sostiene.
El cerebro cuenta con tres grandes redes atencionales: la red dorsal, que mantiene el foco voluntario; la red ventral, que reorienta la atención ante estímulos relevantes; y la red por defecto, vinculada con la introspección y la creatividad. El uso excesivo de pantallas hiperactiva la red ventral y debilita la dorsal, mientras que la red por defecto pierde espacio para activarse, reduciendo la capacidad de sostener la atención profunda, la reflexión y el pensamiento estratégico.
La dopamina, neurotransmisor clave para el aprendizaje y la planificación de metas, también juega un rol importante. “Las notificaciones, los sonidos y los elementos visuales de las pantallas están diseñados para activar nuestro sistema dopaminérgico y mantenernos enganchados”, advierte el experto.
Este efecto, similar al de una adicción, representa un desafío para la salud cognitiva, especialmente en edades tempranas.
En la infancia, el uso intensivo de pantallas puede impactar la atención, sobre todo en niños con TDAH. “Los niños con déficit atencional presentan una mayor activación de la red por defecto, incluso cuando están realizando tareas que requieren concentración. En lugar de ignorar lo que no es importante, su atención se reparte hacia todo el entorno, dificultando el aprendizaje”, afirma Aboitiz.
“No está claro si el uso intensivo de pantallas causa déficit atencional o si, por el contrario, los niños con mayor dificultad para concentrarse tienden a buscar más estímulos digitales. Esa es una pregunta abierta que requiere más investigación”, agrega Aboitiz.
Estos hallazgos fueron presentados en el ciclo Cátedras del Futuro, organizado por Congreso Futuro y Fundación Encuentros del Futuro, un espacio gratuito y abierto que acerca la ciencia a la ciudadanía y fomenta el pensamiento crítico. En 2025 se realizaron 18 Cátedras, y la próxima edición tendrá lugar en enero de 2026. Más información próximamente en congresofuturo.cl.
La reflexión sobre las pantallas también tiene un enfoque educativo y cultural. La educadora finlandesa Christa Prusskij, especialista en alfabetización mediática, advierte “Vivimos en un mundo digital que se mueve demasiado rápido: leer, reaccionar y compartir ocurre en segundos, pero pensar requiere tiempo. Necesitamos recuperar el pensamiento lento”.
En su charla “Alfabetización para evitar adicción a pantallas”, presentada en Congreso Futuro 2024, Prusskij propone formar una ciudadanía digital crítica, capaz de usar la tecnología sin perder la capacidad de reflexión y bienestar.