Niñez
Crédito: El Mostrador.
Contacto piel con piel: la evidencia que respalda su impacto en recién nacidos prematuros
Investigaciones internacionales y especialistas en Chile sostienen que esta práctica mejora funciones vitales, fortalece el apego y reduce el estrés tanto en los bebés como en sus padres.
El contacto piel con piel, también conocido como “método canguro”, dejó hace años de ser visto solo como un gesto emocional entre padres y recién nacidos. Hoy es considerado por la comunidad científica una intervención esencial para mejorar la evolución de los bebés prematuros, especialmente durante las primeras horas y días de vida.
Estudios de alta calidad, incluyendo revisiones sistemáticas de la prestigiosa biblioteca Cochrane, han demostrado que esta técnica no solo es segura, sino que ofrece ventajas significativas frente a la atención estándar en incubadoras. La evidencia es tan sólida que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya la considera una práctica obligatoria en unidades neonatales de todo el mundo.
Un análisis reciente —que reunió datos de más de 7.000 pares madre-hijo— reforzó aún más las conclusiones previas: el contacto piel con piel inmediato y sostenido reduce complicaciones, favorece el desarrollo neurológico y mejora resultados clínicos en recién nacidos prematuros. Para los propios investigadores, privar a un grupo de bebés de esta intervención sería, derechamente, poco ético.
Beneficios críticos para la estabilidad del bebé
Según explica la académica de la Escuela de Terapia Ocupacional de la Universidad Andrés Bello, Andrea Mira, el impacto del piel con piel trasciende lo emocional. “Optimiza funciones vitales como la temperatura corporal, la respiración y la frecuencia cardíaca, superando incluso lo que ofrece la atención de rutina en incubadora. Además, promueve la lactancia exclusiva: cerca del 75% de los bebés que reciben contacto inmediato logran mantenerla durante el primer mes, frente al 55% de aquellos que no lo reciben”.
Entre otros beneficios comprobados se encuentran:
– Estabilidad fisiológica
El cuerpo del cuidador regula de manera más eficiente la temperatura del bebé que una incubadora, reduciendo riesgos asociados a la hipotermia.
– Mejor función respiratoria y cardíaca
Se observa una mayor estabilidad en la frecuencia cardíaca y respiratoria, además de una menor incidencia de apnea.
– Impulso a la lactancia materna
El contacto continuo facilita la búsqueda instintiva del pecho y prolonga la duración de la lactancia.
– Reducción del dolor y el estrés
El olor, calor y latidos de los padres actúan como un potente modulador emocional y fisiológico.
– Mejor ganancia de peso
Los bebés que reciben esta técnica suelen presentar un crecimiento más rápido y estable.

Crédito: El Mostrador.
El impacto para madres y padres
El piel con piel no solo beneficia al recién nacido. Diversos estudios han documentado cómo esta práctica favorece la salud mental y emocional de los cuidadores, especialmente en un contexto de alta ansiedad como es el nacimiento prematuro.
Para Andrea Mira, uno de los efectos más relevantes es el fortalecimiento del vínculo temprano. “Aumenta la confianza que proporciona a los padres un papel activo e irremplazable en el cuidado de su hijo, reduciendo el estrés, la ansiedad y los sentimientos de impotencia asociados con el nacimiento prematuro”.
El apego seguro, además, tiene efectos positivos en el desarrollo social y emocional del niño a largo plazo.
A pesar de los beneficios comprobados, la implementación del contacto piel con piel aún depende de protocolos institucionales y de la disponibilidad de equipos capacitados.
“Es muy importante que existan las condiciones y preparación de los equipos que permita priorizar y promover activamente el contacto piel con piel desde los primeros momentos de vida del bebé prematuro, tan pronto como su condición clínica lo permita. Lo que permitirá traer beneficios tanto para los recién nacidos como para sus cuidadores”, concluye la académica.