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Verano dispara abandono de tratamientos de salud mental y expertos alertan de riesgo de recaídas Sociedad Créditos: El Mostrador.

Verano dispara abandono de tratamientos de salud mental y expertos alertan de riesgo de recaídas

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Durante el verano, viajes y quiebres de rutina empujan a muchas personas a pausar tratamientos de salud mental por una falsa sensación de bienestar. Especialistas advierten que no supervisar cambios en terapias o fármacos eleva el riesgo de recaídas y debilita avances logrados por meses.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
En verano, viajes y quiebres de rutina llevan a muchas personas a pausar o abandonar tratamientos de salud mental por una percepción engañosa de mejoría. Especialistas advierten que suspender fármacos o terapias sin supervisión médica aumenta el riesgo de recaídas, descompensaciones, síntomas de discontinuidad y pérdida de avances que tomaron meses. Datos de Grupo Cetep muestran caídas de hasta -21,6% en consultas durante enero y febrero. La telemedicina surge como aliado para sostener la atención. Cuidarse en verano también es continuar.
Desarrollado por El Mostrador

Los viajes, las vacaciones, el quiebre de rutinas y la percepción engañosa de “estar mejor” empujan a muchas personas a pausar, o derechamente abandonar,  sus tratamientos de salud mental durante el verano. Especialistas alertan que esta práctica, habitual en vacaciones, no es inocua: puede derivar en recaídas, descompensaciones emocionales y en el debilitamiento de avances que han requerido meses de acompañamiento clínico y terapéutico.

Aunque la temporada estival se asocia al descanso y la desconexión, para quienes atraviesan procesos por depresión, ansiedad u otros trastornos, el verano suele ser un período de especial fragilidad. Horarios irregulares, traslados, discontinuidad en la atención médica y menor adherencia a hábitos terapéuticos se combinan con una sensación prematura de bienestar, lo que lleva a algunos pacientes a suspender o modificar sus fármacos por cuenta propia, sin supervisión profesional.

“Es habitual que en esta época algunas personas suspendan su tratamiento porque viajan, porque sienten que están bien o porque les cuesta sostener la motivación. Sin embargo, interrumpir medicamentos o terapias sin indicación médica puede tener consecuencias importantes”, explica María José Correa, médica psiquiatra y Directora Médica de Clínica MirAndes Salvador de Grupo Cetep.

La especialista subraya que la mejoría subjetiva no siempre equivale a una recuperación clínica total. “Uno de los errores más frecuentes es pensar que, porque los síntomas han disminuido, el tratamiento ya no es necesario. La mejoría es parte del proceso, pero no equivale a recuperación. Cuando la terapia se suspende sin planificación, se pierde continuidad y se debilitan avances que costaron mucho construir”, agrega.

En el caso de los psicofármacos, la interrupción abrupta puede ser aún más riesgosa. Suspenderlos sin un plan médico puede desencadenar síntomas físicos y emocionales como irritabilidad, ansiedad, trastornos del sueño, mareos o ánimo depresivo, además de favorecer el regreso del cuadro original. “Medicamentos ni terapia deben suspenderse por decisión personal, ni siquiera en períodos de vacaciones. Cualquier ajuste debe ser evaluado y acompañado por un profesional. Muchos pacientes consultan en marzo o abril tras haber dejado su tratamiento en verano, con síntomas más intensos o difíciles de manejar”, advierte Correa.

La evidencia respalda la alerta y es que el riesgo de recaída tras suspender antidepresivos sin planificación es elevado. Estudios estiman que un 35% de los pacientes recaen a los seis meses y más de un 45% al año tras dejar el medicamento. La psiquiatra aclara que estas cifras “no significan que ‘la mitad recaerá sí o sí’”, sino que dependen de variables como episodios previos, severidad, comorbilidades, duración del tratamiento y, especialmente, del modo en que se realiza la suspensión.

A ello se suman factores estacionales que impactan la estabilidad emocional: desorden en los ciclos de sueño, calor extremo, mayor consumo de alcohol y la presión social por mostrarse “bien” a toda costa. “Todo eso puede afectar la estabilidad emocional, especialmente en personas que están en tratamiento. Por eso recomendamos que el autocuidado no se interrumpa en verano”, señala la especialista.

Además, agrega que no es casual que el mes de marzo concentre consultas asociadas a recaídas o reagudizaciones derivadas del abandono de tratamientos en los meses previos. “Retomar un proceso después de interrumpirlo suele implicar volver a etapas anteriores. Es mucho más saludable sostener el tratamiento, aunque se ajuste su formato o frecuencia”.

Las cifras de atención también reflejan este fenómeno. Datos internos de Grupo Cetep dan cuenta de una baja sostenida en consultas de salud mental durante enero y febrero, con descensos de -16,6% en 2023, -21,6% en 2024 y -16,5% en 2025, caídas que los equipos clínicos vinculan a viajes, quiebres de rutina y a la falsa sensación de mejoría que lleva a postergar o abandonar procesos.

Frente a este escenario, la telemedicina se ha convertido en un aliado clave para la continuidad. “Hoy existen alternativas para seguir en contacto con el equipo tratante. La clave es no tomar decisiones apresuradas y conversar cualquier cambio con el profesional”, complementa Correa.

Bajo este sentido es importante tener en conspiración que la salud mental no se toma vacaciones en ninguna época del año. “Así como no se suspenden tratamientos para enfermedades físicas crónicas en verano, los tratamientos de salud mental tampoco deberían interrumpirse sin evaluación médica. El autocuidado también es sostener lo que nos ha permitido estar mejor”, concluye la especialista.

Finalmente, los expertos recomiendan adaptar, más no renunciar, los tratamientos, y priorizar la supervisión médica por sobre las pausas improvisadas. Porque cuidarse, en verano, también es continuar.

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