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Crédito: Cedida
Placenta artificial: avanza proyecto internacional para mejorar la supervivencia de bebés prematuros
Un innovador proyecto internacional, con participación chilena, avanza en el desarrollo de una placenta artificial capaz de imitar el ambiente intrauterino. La tecnología busca mejorar la supervivencia y reducir complicaciones en bebés nacidos antes de las 25 semanas de gestación.
La prematuridad extrema continúa siendo una de las principales causas de mortalidad infantil en el mundo y representa, además, una experiencia de alto impacto emocional para las madres y sus familias. Frente a este desafío, un equipo internacional de investigadores desarrolla una placenta artificial, un avance científico que no solo busca mejorar la supervivencia de los recién nacidos más vulnerables, sino también entregar mayor esperanza, seguridad y acompañamiento a las madres que enfrentan partos prematuros de alto riesgo.
Un proyecto de investigación internacional está desarrollando una placenta artificial —innovador sistema capaz de imitar el ambiente intrauterino— que busca enfrentar una de las principales causas de mortalidad infantil a nivel mundial: la supervivencia y el desarrollo de bebés extremadamente prematuros, aquellos nacidos con menos de 25 semanas de gestación.
La iniciativa, liderada por Matt Kemp de la National University of Singapore (NUS), cuenta con la participación del médico e investigador chileno Sebastián Illanes, del Centro Basal IMPACT y académico de la Universidad de los Andes.
El dispositivo en desarrollo representa un cambio radical en la neonatología, ya que busca mantener al recién nacido en un ambiente líquido, a través de un circuito plástico conectado a un ECMO (Oxigenación por Membrana Extracorpórea) de baja presión. Esta variante de la técnica de ECMO está diseñada para reemplazar las funciones naturales de la placenta, proporcionando oxigenación y nutrición de forma controlada.
El principal beneficio de esta tecnología es permitir que los órganos vitales, especialmente los pulmones, se desarrollen en un entorno similar al intrauterino. Con esto, se busca evitar el severo daño pulmonar que frecuentemente provoca el uso de ventiladores mecánicos en neonatos extremadamente prematuros, un problema que a menudo conlleva graves complicaciones a largo plazo.
Avances prometedores
Aunque la tecnología aún se encuentra en fase de desarrollo preclínico, los resultados obtenidos hasta ahora son alentadores. El equipo ha logrado mantener vivos fetos de ovejas extremadamente prematuros por periodos de dos a tres semanas con parámetros fisiológicos estables.
“Los avances actuales son los más prometedores que se han visto en seis décadas de investigación. El desafío hoy está en mejorar el crecimiento fetal y estudiar la salud de órganos, incluyendo mecanismos de hipoxia y marcadores de daño cerebral”, explica Illanes.
Si bien su uso clínico en humanos aún está a años de distancia, la aplicación de la placenta artificial podría significar una mejora sustancial en las tasas de supervivencia y una reducción drástica en las complicaciones de los bebés más vulnerables del mundo.
“Estamos más cerca que nunca de llevar esta tecnología a la clínica y mejorar el futuro de los bebés prematuros en todo el mundo”, concluye Illanes, manteniendo altas las expectativas entre especialistas en medicina materno-fetal y neonatólogos.
Un cambio de paradigma en la neonatología
La prematuridad extrema continúa siendo una de las principales causas de mortalidad infantil en el mundo y representa, además, una experiencia de alto impacto emocional para las madres y sus familias. Frente a este desafío, un equipo internacional de investigadores desarrolla una placenta artificial, un avance científico que busca transformar el cuidado de los recién nacidos más vulnerables.
Esta innovación no solo apunta a mejorar la supervivencia y el desarrollo de los bebés extremadamente prematuros, sino que también ofrece una nueva esperanza para las madres que enfrentan embarazos de alto riesgo, partos anticipados y largos periodos de hospitalización. Al replicar de forma controlada el ambiente intrauterino, la tecnología podría reducir complicaciones severas y aliviar parte de la incertidumbre y el estrés que acompañan a estos complejos procesos médicos.