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Belleza en disputa: el regreso de los concursos en tiempos de feminismo Yo opino Créditos: El Mostrador.

Belleza en disputa: el regreso de los concursos en tiempos de feminismo

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Gabriela Beaumont
Por : Gabriela Beaumont Docente en Diseño de Vestuario y Textil de la Universidad Andrés Bello.
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En una época marcada por la deconstrucción de estereotipos, el regreso del fervor por los concursos de belleza en Chile resulta, cuanto menos, desconcertante. Pero también fascinante. ¿Qué nos dice como sociedad el entusiasmo generado por Emilia Dides en Miss Universo 2024?

No se trata sólo de nostalgia. El fenómeno Dides reabre preguntas sobre el lugar que hoy ocupa la belleza en una sociedad que lucha por diversificar sus cánones. La historia de esta finalista —cantante, resiliente, cercana— logró conectar con una audiencia que no busca solo perfección estética, sino también relato, empatía, humanidad. La belleza, parece, ya no compite sola: lo hace acompañada de branding emocional y conexión genuina.

Desde el marketing sabemos que las marcas personales exitosas se construyen con autenticidad. Y Emilia lo entendió. Su firma vocal de “Chilee” se transformó en marca país, en performance emocional. Pero esta estrategia también refleja algo más profundo: el deseo colectivo de volver a una estética que parezca ordenada, pulcra, clásica. El auge del clean look, del blanco y el beige, de la discreción como sinónimo de éxito, convive con discursos que exigen diversidad, visibilidad y libertad. Es esa tensión la que estamos viendo desfilar en la pasarela pública.

¿Es esto una regresión? No necesariamente. Podría ser una resignificación. Como han planteado autoras como bell hooks o Sara Ahmed, los espacios tradicionalmente sexistas pueden ser tomados y resignificados por mujeres conscientes, capaces de torcer las reglas desde dentro. Lo importante no es el vestido largo, sino lo que se dice —y lo que se calla— mientras se lo lleva puesto.

Desde mi experiencia como docente de vestuario en la UNAB, veo cómo el cuerpo vestido sigue siendo un discurso. No solo comunica estilo o gusto: comunica estatus, ideología, pertenencia. Cada look en Miss Universo es un manifiesto visual. El regreso de la Alta Costura, del brillo, del corsé, no es solo una moda: es una respuesta cultural ante un presente incierto.

Los concursos de belleza están en transición, al igual que nuestra comprensión de la belleza misma. Ya no se trata de cuerpos perfectos, sino de cuerpos que cuentan historias. La pregunta sigue abierta: ¿podemos imaginar un futuro donde la belleza no oprima, sino libere?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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