
Pablo Torche y su libro sobre Van Gogh: “El arte puede ser un camino para salir del manicomio”
En “Noche estrellada”, cercado por la soledad, la falta de dinero y una salud frágil, uno de los principales exponentes del postimpresionismo libra una batalla interna entre la creación y el abismo, la redención y el sufrimiento.
“Noche estrellada” (Campo de batalla, 2024) retrata el año más prolífico de Vincent van Gogh, en Arlés, en el sur deFrancia. Es la primavera de 1888, y el pintor trabaja todo el día en el campo, tratando de capturar los colores queofrecen los huertos en flor, mientras espera la llegada de Gauguin, con quien sueña formar una colonia de artistas y sentar las bases del arte del futuro. Pero todo resulta mal, y la ilusión deviene en hostilidades.
Cercado por la soledad, la falta de dinero y una salud frágil, uno de los principales exponentes del postimpresionismo libra, en esos meses, una batalla interna entre la creación y el abismo, la redención y el sufrimiento.
Pablo Torche es psicólogo de profesión y Magíster en Literatura Inglesa por la Universidad de Londres. En 2001 publicó el libro de cuentos “Superhéroes” (RIL Editores) galardonado con el Premio Mejores obres Literarias de Chile y en 2004 obtuvo el mismo premio por la colección “En compañía de actores” (Ediciones B). El 2009 publica su primera novela “Acqua alta” y “Filomela” (ambas por Planeta- Emecé) en 2012.
Fundador y editor de la revista online “Intemperie”, actualmente participa en la revista cultural “Campo de batalla”.
“Noche estrellada” es su tercera novela.

– ¿Qué significó para ti revisitar un personaje tan icónico como atormentado?
– Siempre me llamó la atención la personalidad que transmitían los cuadros de Van Gogh, algo completamente propio y de alguna forma rebelde, insumiso a la realidad. Pero también tenía por supuesto cierto temor a enfrentarme a un artista de tal envergadura que de alguna forma se ha transformado en un mito. En este sentido, el gran desafío era dar con una voz literaria que resultara convincente para adentrarse en la mente de una artista, que quizás ahora se ha convertido en un símbolo cultural, pero que también fue una persona de carne y hueso, con sufrimientos y sueños como cualquiera de nosotros.
—¿Qué te motivó a explorar ese período específico de la vida de Van Gogh?
– Cuando Van Gogh vive en Arlés, completamente solo, es cuando descubre lo que hoy conocemos como su estilo propio, colores brillantes, expresivos, independientes de la realidad, y con su típica pincelada cargada de pintura. En un lapso muy breve, de poco más de un año, pinta prácticamente todas las grandes obras por las que lo recordamos hoy. Pero al mismo tiempo es el periodo más turbulento mentalmente, en que tiene su gran crisis y termina internado en un sanatorio para enfermos mentales. Me interesaba poder reconstruir literariamente esa mente que se va descomponiendo, deshilachando, al tiempo que va dando a luz esas visiones increíbles de la naturaleza.
– ¿Cómo fue el trabajo de investigación en términos de ambientación histórica y construcción de personajes? ¿Cuánto te demoraste?
– Me di un par de años para una investigación muy a fondo, principalmente documental y online. Hay una biografía bastante canónica, de (Steven) Naifeh y (Gregory) White Smith, y también están las memorias de Gauguin y distintos estudios. Conseguí un libro precioso, que se llama “Brief Happiness” (Felicidad fugaz), que es básicamente un epistolario entre el hermano, Theo y su novia y luego esposa, Jo Bonger, dos personajes también apasionantes. Pero lo más importante son sin duda sus cartas, que son más de 900 y que dan una idea muy clara de sus personalidad y sus reflexiones, casi día a día. Mi esfuerzo fue reconstruir a partir de esto su vida más cotidiana en Arlés, sus temores, sus angustias, y por supuesto se experiencia artística.
—Probablemente lo más documentado es la relación entre Van Gogh y su hermano. Sin embargo, ¿cómo desarrollaste la relación entre el pintor y los lugareños? ¿Qué dificultades encontraste?
– Es más difícil obviamente. Pero hay varias cartas, documentos judiciales, testimonios de personas que eran jóvenes en esa época, y que fallecieron cuando Van Gogh ya se había vuelto famoso y alcanzaron a ser entrevistadas. Por ejemplo, una niña de Arlés, que lo recordaba como un tipo excéntrico y mal aseado. El mismo doctor Félix Rey falleció en 1952 y fue entrevistado por Irving Stone antes de morir. Hay además documentos judiciales con declaraciones de los vecinos, que dicen mucho de la imagen que proyectaba este “colorín loco”, y por supuesto están los comentarios que hacía Vincent en su cartas de ellos, y los retratos que pintó de los lugareños, de los cuales uno trata de reconstruir una personalidad, y cómo puede haber sido la relación y el ambiente de esa época.
– Hay un deseo de inmensidad, una búsqueda de la verdad a través de la observación y la captura del mundo: lanaturaleza, los trigales, las estrellas. Los colores. ¿Cómo lo ves? ¿Hubo algo imposible en este libro, algo que no pudiste contar y querías?
– Totalmente, Van Gogh siempre tuvo esa ambición, que yo diría que se fue profundizando a lo largo del tiempo, una búsqueda de la trascendencia a través de su conexión con la naturaleza, sus paisajes son hermosos porque están llenos de espiritualidad. Yo traté de dar con una voz un poco lírica que pudiera aproximarse en algo a esa especie de desvarío, pero creo que es imposible dar con esa sensación de casi plenitud que debe haber experimentado cuando se compenetraba por completo con la naturaleza a su alrededor.
—¿Qué vínculo traza este libro en el presente? ¿Qué elementos de contingencia tiene?
– Creo que el deseo de insubordinación, de rebeldía, de buscar el camino propio, y la dificultad para lograrlo, sigue siendo un conflicto muy actual. El deseo de búsqueda personal, y al mismo tiempo el temor de enfrentarse a la mayoría, y a las consecuencias que puede traer, de ser “encerrado en un manicomio”, en un sentido metafórico si se quiere, que quizás todos hemos sentido en alguna vez.
—Si Van Gogh viviera en nuestra época, ¿cómo se insertaría en el ecosistema cultural globalizado?
– Es una buena pregunta, es muy difícil de decir, pero creo que sería un inconformista, un escéptico, y quizás un promotor de volver a lo primigenio, al color y a la naturaleza.
—¿Qué les podrías decir a tus lectores cuando tomen “Noche estrellada”?
– Que traté de capturar, aunque fuera en parte, la belleza de sus pinturas a través de una voz literaria que mostrara las experiencia que hubo detrás, y que el arte puede ser un camino para salir del manicomio en que a veces nos pone la vida.