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“Bugonia”: una conspiración incómodamente contemporánea CULTURA

“Bugonia”: una conspiración incómodamente contemporánea

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Bugonia es la tercera película de Yorgos Lanthimos en tres años, tras Poor Things y Kinds of Kindness. El director adapta la película surcoreana Save the Green Planet, una obra de culto. Aunque más convencional que sus trabajos previos, mantiene intacto su sello autoral.


Save the Green Planet es una película que probablemente jamás habría descubierto de no ser por este remake. Es lamentable que una obra tan extraña y creativa haya pasado relativamente desapercibida y eclipsada, sobre todo porque se estrenó en un año extraordinario para el cine surcoreano: Bong Joon-ho presentaba Memories of Murder, Park Chan-wook Oldboy, Lee Chang-dong Oasis y Kim Ki-duk Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera, entre otras. Gracias a Lanthimos, la película ha sido rescatada del olvido y redimensionada ante nuevos públicos. Su adaptación, si bien introduce cambios significativos, especialmente en el desenlace, no desvirtúa el espíritu original, sino que propone una lectura alternativa igual de sugerente. El tono absurdo y desbordado del filme coreano se transforma, en manos de Lanthimos, en una frialdad calculada que dialoga con los intereses estéticos del director.

La trama se centra en dos jóvenes obsesionados con teorías conspirativas que secuestran a la poderosa directora de una empresa farmacéutica, convencidos de que en realidad es una alienígena con el propósito de destruir la Tierra.

La película resulta tan delirante como incómodamente contemporánea. Explora la proliferación de teorías conspirativas en un ecosistema digital marcado por la desinformación, la posverdad y la multiplicación de fuentes dudosas, desde blogs, hasta videos de YouTube o foros anónimos. Pero Lanthimos no se limita a ridiculizar estas paranoias: las utiliza para exponer la lógica deshumanizante del corporativismo, insinuando que el comportamiento del poder económico resulta tan implacable que parecería, metafóricamente, “extraterrestre”. La empresaria interpretada por Emma Stone encarna esta abstracción del Poder Económico: fría, hermética, expresándose mediante un lenguaje corporativo despojado de humanidad; sus productos, desde fármacos hasta químicos que producen la muerte incluso de abejas, ilustran un sistema que sacrifica la vida en nombre del beneficio. El secuestro, así, se convierte en una metáfora desesperada: un intento de frenar un capitalismo depredador que amenaza el equilibrio ecológico y la salud humana. Lanthimos observa todo ello desde una perspectiva mordaz, irónica y profundamente satírica, sin caer en la condescendencia ni en la burla fácil.

Pese a su carácter accesible, quizá una de las obras más “amigables” del griego junto a La favorita, la película no traiciona los intereses centrales de Lanthimos. Aunque sus días de experimentación radical con la “nueva ola griega” (Canino, Alps) hayan quedado atrás, su cine continúa explorando las estructuras de control, la lógica absurda que gobierna la existencia y la frialdad emocional como lenguaje.

Bugonia es violenta, incómoda y cruel, pero también divertida. Su comedia negra opera como un mecanismo de tortura emocional: corrosiva, lúcida, un espejo deformante que expone la miseria humana con brutal claridad. En el universo de Lanthimos nadie escapa a la degradación moral: todos son villanos, todos participan de la cloaca ética que sostiene el mundo. El director filma con un cinismo preciso, con un odio casi clínico hacia la condición humana, dejando al espectador en un estado de ambigüedad constante: no hay víctimas ni inocentes. Solamente misantropía en estado puro.

La paranoia que impulsa la historia se sostiene en dos interpretaciones magníficas: Emma Stone y Jesse Plemons. Ambos componen una dualidad tóxica y fascinante, un juego perpetuo de víctima y verdugo que opera también como sátira de las dinámicas de poder. Su química y lo exigente de sus interpretaciones ha sido reconocido con nominaciones a los Globos de Oro, confirmando la fuerza actoral del dúo. 

Si disfrutas del cine de Lanthimos, Bugonia será una experiencia irresistible. Si no, quizá resulte mejor mantenerse al margen y dejarla en manos de quienes celebran la extrañeza y perversidad del director. Para quienes aún no lo conocen, esta es quizá la obra ideal para ingresar a su universo. Un remake que, en mi opinión, supera a la versión original y que ha conquistado ya a parte de la crítica con su nominación como Mejor Comedia o Musical en los Globos de Oro. Sin duda, una pieza de comedia negra que no abandona la mirada retorcida y singular del cineasta griego.

  

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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