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Libro relata vivencias de un astrónomo en los grandes telescopios del norte de Chile CULTURA|CIENCIA Crédito: Cedida

Libro relata vivencias de un astrónomo en los grandes telescopios del norte de Chile

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Ricardo Acevedo Zalaquett
Por : Ricardo Acevedo Zalaquett Periodista en temas ambientales junto al Observatorio de la Costa UC.
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“El más ancho pensamiento”, del astrónomo italiano radicado en Chile, Leonardo Vanzi, reflexiona desde una perspectiva cósmica en torno a la compleja vida moderna, sometida a múltiples exigencias en torno al consumo, la influencia de las noticias virales y las amenazas.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
El astrónomo italiano Leonardo Vanzi, radicado en Chile desde hace 25 años, presenta su libro El más ancho pensamiento, publicado en mayo de 2025 por la editorial Montacerdos. En él, relata sus experiencias en los grandes telescopios del norte de Chile, como el Cerro Tololo y ALMA, y reflexiona sobre la vida moderna, el consumo y la influencia de las noticias virales. Vanzi destaca la importancia de la reflexión cósmica y la conciencia del tiempo en un mundo cada vez más acelerado. El libro combina relatos personales con datos científicos sobre el universo y su historia.
Desarrollado por El Mostrador

Las experiencias de un astrónomo italiano viviendo hace 25 años en Chile, investigando el cosmos durante largas estadías en los grandes observatorios astronómicos ubicados en medio del desierto del norte de Chile, son parte de las historias que dan forma a “El más ancho pensamiento”, un nuevo libro de divulgación científica escrito por el académico del Centro de Astro Ingeniería de la Universidad Católica, Leonardo Vanzi.

Según explica el autor, el libro se adentra en nuestra compleja vida moderna y sus altas exigencias, muchas veces asumidas sin “la responsabilidad” de pensar en el futuro, o considerar la brevedad de la existencia en el contexto cósmico, ni muchos menos, la del “milagro” de la existencia del planeta, el único mundo conocido capaz de albergar vida en este vasto universo cuya edad, explica el libro, es de 13.700 millones de años.

“Vivimos en el observatorio como en una isla o en una nave. A veces no falta nada, ¡y otras falta todo! Tenemos internet y un teléfono con conexión satelital, y así y todo las noticias llegan enrarecidas y el mundo parece muy lejano. A veces te sientes solo y aislado, como en el mar. Entonces abres la cúpula y comienzas a trabajar para no pensar, y para alejar la nostalgia de casa”, escribe el astrónomo en la publicación, lanzada a fines de mayo por la editorial Montacerdos en el Museo Violeta Parra.

Un viaje por la historia

El relato lleva al lector por un viaje astronómico en el cual se entremezclan datos científicos sobre la historia del universo y su diálogo con el desarrollo de occidente, con historias que nos hacen reflexionar sobre el sentido de todos los esfuerzos del ser humano.

“Este libro tiene ese propósito: presentar el punto de vista de la astronomía con esa enorme riqueza que entregan los avances científicos y las implicancias que estos tienen en nuestra visión de mundo”, explica Vanzi en el prólogo del libro.

Además de describir cómo es la solitaria vida de un astrónomo en pleno desierto trabajando en grandes observatorios, Vanzi cuenta, por ejemplo, cómo se llegó a descubrir que la Tierra es parte de una Galaxia, la Vía Láctea: menciona desde los aportes de filósofos griegos como Demócrito y Aristóteles, hasta cuando en 1775 Immanuel Kant, también filósofo, la imaginó “como un disco de rotación que se mantiene unido la fuerza de gravitación que Isaac Newton había identificado el siglo anterior”.

También enseña, entre muchos otros temas, acerca del papel que jugó Chile en el estudio de la Vía Láctea, una historia que sellaría el futuro de Chile como país astronómico. Cuenta que hace más de 100 años astrónomos estadounidenses del Observatorio Lick (California), buscaban determinar el movimiento de sol en la Vía Láctea, pero necesitaban complementar sus estudios con observaciones desde el hemisferio sur, donde se pueden ver estrellas distintas.

“Los astrónomos norteamericanos lograron convencer al banquero D.O. Mills, para que financiara la instalación de una estación de observación en el hemisferio sur, idea que se concretó con una expedición científica a Chile en 1903. Fue así que un telescopio reflector de 93 centímetros de diámetro fue instalado en el Cerro San Cristóbal de Santiago, a principios del siglo XX”, escribe Vanzi.

Se trata del actual Observatorio Manuel Foster, hoy convertido en un museo, a partir del cual nuestro país “comenzó a adquirir visibilidad en el panorama científico internacional aportando con sus cielos a la solución de un importante problema científico”, agrega.

La mermelada astronómica

El libro también abunda en anécdotas. En una de ellas, Leonardo Vanzi cuenta que Isabel Allende en su libro “Mi país inventado”, habla acerca de los observatorios chilenos, donde -según la escritora- los astrónomos lejos de vivir en una dimensión elevada y misteriosa como se podría pensar, pueden ser las personas más mezquinas del mundo, llegando a pelear hasta por la mermelada.

Cuando tuvo la oportunidad de pedirle autografiar el libro a la famosa escritora -relata Vanzi- le pidió que escribiera “¡Para un astrónomo que no pelea por la mermelada!”.

“Esto me obliga ahora a huir de cada ocasión de mezquindad y hasta ceder generosamente la mermelada a los colegas, ¡aún sea el último recipiente que queda en el observatorio!”.

Leonardo Vanzi concluye que el ser humano es una síntesis de contradicciones: “es capaz de los gestos más nobles, así como de la mezquindad más baja. Los resultados de las actividades humanas pueden ser maravillosos o aterradores”.

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