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José Guilisasti: «La industria del vino está en crisis y no aguanta una nueva alza tributaria»

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Iván Weissman Senno
Por : Iván Weissman Senno Editor El Mostrador Semanal
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En estado de alerta está la industria del vino tras conocer detalles de la propuesta tributaria de Michelle Bachelet. La candidata de la Nueva Mayoría busca igualar los impuestos al alcohol al promedio de los países de la OCDE, lo que podría redundar en un alza de hasta 109% en el precio de los vinos y de 77% en las cervezas.

El gerente general de Viñedos Emiliana, José Guilisasti, alza la voz ante la propuesta: "A este sector no lo pueden castigar más. La industria del vino no aguanta una nueva alza tributaria".

Para el ejecutivo de una de las mayores bodegas de vinos orgánicos del mundo, los efectos de una reforma tributaria a los alcoholes deben ser analizados a largo plazo, y no sólo pensar en los beneficios inmediatos que podría generar.

"Lo más fácil es gobernar con harta plata, pero cualquier medida debe ser vista a largo plazo", afirma José Guilisasti, miembro de una de las familias controladoras de la viña Concha y Toro.

¿Cómo le puede impactar a esta industria un eventual incremento en el impuesto a los alcoholes como el propuesto por Michelle Bachelet?

-Cualquier impuesto a los alcoholes afectará a la industria del vino en Chile. Hoy este sector no está sobrado de cariño. Hay gente que piensa que a esta industria le sobra la plata y eso no es cierto. Hoy la industria no es capaz de dar más; aquí se le debe quitar a aquel que le sobra.

¿Cuán compleja es la situación?

-La industria del vino está en crisis, y el vino a granel está más fuerte que el embotellado. En una industria, si al exportador le va bien y al productor le va mal se complejiza la operación. El productor está viviendo un veranito en los dos últimos meses del año y eso no puede marcar el futuro de un país.

Por todo esto, creo que es probable que esta idea no prospere; hoy no es el momento de aumentar los impuestos a la industria

INVERSIONES

Viñedos Emiliana está en un periodo de cambios. El martes recién pasado su directorio, liderado por Rafael Guilisasti, aprobó una expansión en hectáreas y decidió frenar su crecimiento en Casablanca.

"No vamos a ir al norte por el riesgo de falta de agua porque nos da mucho susto. Pese a que Limarí puede ser espectacular, si no tenemos agua nos podríamos complicar", asegura José Guilisasti.

¿Cuáles son los planes de expansión de Emiliana?

-Cerramos un muy buen año y está todo ordenado. Tenemos ventas con alza de 25% y creemos que estamos en un nicho en el que realmente podemos crecer. Tenemos todas las oportunidades para seguir adelante.

Tuvimos dos años de mucha gestión, donde la parte más débil eran los costos de embotellación; pero ahora con la nueva planta estamos impecable. En la parte agrícola apostaremos por vinos blancos y compraremos más hectáreas en la zona costera.

¿En qué zonas?

-Entre San Antonio a Paredones. Toda esa zona costera está dentro del plan. La idea es fortalecer los vinos blancos. Queremos salirnos de Casablanca por los riesgos de heladas y queremos irnos a la zona costera. Ya vienen cerrándose los ciclos forestales y renovaciones, por lo que habrán más hectáreas disponibles.

¿Cuántas hectáreas propias busca manejar la compañía?

-El proyecto tiene como objetivo sumar 1.000 hectáreas para Emiliana. Vendimos 200 hectáreas y salimos a comprar 300. La idea es mantener las 1.000 hectáreas de producción propia y, por otro lado, apostar a trabajar con los productores. Todo ese vino de los productores será vino a granel.

Lo que viene súper complicado para el próximo año será el precio de la uva, el cual estará bajo durante 2014 debido al sobre stock.

¿Cuándo estiman concretar este plan de salir de Casablanca?

-La idea es no seguir creciendo en Casablanca. Ahora, todo el crecimiento de vinos blancos de Emiliana vendrá desde zonas costeras. La opción era crecer el Casablanca, pero tomamos la decisión contraria.

¿Cuáles son los fundamentos para cambiar la estrategia?

-Diversificación. Evidentemente, también por el valor de tierra. En Casablanca comienzas a negociar con $25 millones la hectárea, mientras en la zona costera son $10 millones. Creemos que la calidad de esas tierras es tan espectacular como las de Casablanca. La idea es apostar a nuevas variedades blancas.

¿Cuánto dura ese nuevo plan estratégico?

-La idea es invertir $3.200 millones en la compra de campos en la zona costera en 2014. En la zona de Arauco compraremos 20 a 30 hectáreas, pero esa es una segunda etapa. Lo otro que nos queda serán $10 millones en nuestra planta de embotellación.

¿Qué perspectivas tiene para 2014?

-Hoy vemos que hay un tipo de cambio que viene favoreciendo a las exportaciones. Estimo un año muy favorecido por esta área, pero el país necesita mucha más innovación en vinos blancos. Estamos hablando de albariño (cepa española) y otras variedades francesas e italianas. Así como lo hicimos con los tintos, ahora queremos hacerlo con los blancos y consolidarnos en Maipo y Colchagua.

El próximo año llegaríamos a las 600.000 cajas orgánicas y tendremos US$35 millones en venta.

¿Con todo, a su juicio falta un desarrollo potente de imagen país para la industria del vino en Chile?

-Siempre se ha discutido ese tema. Creo que debemos estar más unidos en lo que queremos mostrar. Falta un acuerdo general entre las viñas que diga cómo queremos mostrarnos.

Siempre hay opiniones muy divididas. No hay un consenso y eso mismo se ve en el plan estratégico al 2020. Todas esas cosas que están improvisando. Aquí falta más acuerdo.

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