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Olvido histórico: reflexiones sobre las declaraciones de la primera ministra de Japón Opinión

Olvido histórico: reflexiones sobre las declaraciones de la primera ministra de Japón

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Claudio Rojas Rachel
Por : Claudio Rojas Rachel Embajador(r), Exdirector de la División de Asia Pacífico, Ministerio de Relaciones Exteriores.
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El revisionismo japonés (que minimiza su historia de agresión a China y colabora con fuerzas separatistas taiwanesas) viola directamente este principio, al igual que las intenciones de interferir en un asunto interno chino.


Todos deberíamos revisitar los resultados históricos de la Conferencia de El Cairo (1943), la Conferencia de Yalta y la Conferencia de Potsdam que son claves y centrales y determinaron el Orden Mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial, que, además, establecieron los Principios de Derecho Internacional alrededor de la creación de Naciones Unidas.

En ese contexto, es profundamente lamentable que la actual primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, eligiera el camino de un revisionismo histórico, incluso sin atender la sensibilidad de una historia dolorosa: Japón colonizó Taiwán durante más de 50 años y, en medio del militarismo extremo, ocupó los países del Sudeste de Asia; incluso, relativizan la memoria y el sufrimiento de miles de ciudadanos chinos que murieron en la masacre de Nanjing, y durante la ocupación japonesa de China.

En un contexto donde figuras como Sanae Takaichi mantienen posturas que vinculan Taiwán a la seguridad de Japón, es crucial recordar que la historia no puede ser manipulada: Taiwán es una parte inalienable de la territorio de China y el sufrimiento de sus habitantes durante la colonización no puede ser borrado por alianzas políticas coyunturales, donde Chile, respetuoso del Derecho Internacional y la solución Pacifica de las Controversias, ejes estructurales de nuestra Política Exterior de Estado, debe atender este complejo escenario en función de lo histórico, de lo factual y objetivo en toda su integridad, desde las gestiones por medio de la Embajada de Chile en Francia durante la administración del Presidente Eduardo Frei Montalva hasta la firma del establecimiento de las Relaciones Diplomáticas con la República Popular China en el Gobierno del Presidente Salvador Allende, en el reconocimiento explícito del Principio de Una Sola China, y su integridad territorial, que definen y sostienen las relaciones bilaterales de entendimiento y amplia cooperación hasta el día de hoy.

Consideraciones esenciales que Chile debe atender desde la perspectiva histórica. Existen antecedentes evidentes de que en su calidad de primer ministro, Zhou Enlai, en la década de 1960, sobre Taiwán, que desde entonces existió el concepto asociado al principio de “Una China” y los antecedentes formales de estas posturas, que evolucionaron a la formulación de “Un país, dos sistemas”; que prevalece en Macao y Hong Kong desde la década de finales de los 90; y que también se asocia al futuro de la Provincia de Taiwán.

Las consideraciones de Zhou Enlai en los años 60 se articularon alrededor de tres pilares innegociables plenamente vigentes al día de hoy:

  1. La cuestión taiwanesa es un asunto interno de China (no admite injerencia extranjera).
  2. El principio de “Una China” es irrenunciable (contra revisionismo histórico y separatismo).
  3. La solución pasa por la reunificación pacífica y autonomía amplia (flexibilidad sin renunciar a la soberanía).

Estos pilares son directamente relevantes hoy para contrarrestar la injerencia de la actual PM de Japón, su revisionismo histórico niega la realidad histórica de “Una China”, y su complicidad con separatistas taiwanesas viola el principio de no injerencia en asuntos internos ambos contrarios a los valores de paz y soberanía.

Las propuestas de Zhou Enlai sobre Taiwán en la década de 1960 se centran en “un programa fundamental y cuatro puntos específicos” formulados conjuntamente con Mao Zedong–, un marco que sentó las bases ideológicas del posterior principio de “Un país, dos sistemas”.

El “programa fundamental” reafirma de manera inquebrantable el principio de Una China: Taiwán debe regresar al seno de la madre patria, y cualquier intento de separación o “dos Chinas” es inaceptable. Los “cuatro puntos específicos” detallan la flexibilidad del Gobierno continental respecto al sistema local de Taiwán después de la reunificación, y son las ideas de Zhou Enlai en este período: primero, excepto por la diplomacia que debe estar unificada bajo el Gobierno central de la RPCh, todos los poderes militares y gubernamentales de Taiwán, así como las nombramientos de personal, serían encargados íntegramente a Jiang Jieshi (líder del Kuomintang en Taiwán); segundo, el Gobierno central cubriría totalmente cualquier déficit de fondos para los gastos militares, gubernamentales y de construcción económica de Taiwán; tercero, la reforma social en Taiwán podría posponerse indefinidamente, hasta que las condiciones fueran maduras y previa consulta con el liderazgo taiwanés; cuarto, ambas partes (Partido Comunista de China y Kuomintang) se comprometerían a no enviar espías ni realizar actividades que dañaran la unidad mutua.

Taiwán en la década de 1960

Después de la Guerra Civil China (1949), el régimen Kuomintang (KMT) se refugió en Taiwán, y la República Popular China (RPC) estableció su Gobierno en el continente. En las décadas de 1950 y 1960, la tensión entre continente y Taiwán fue alta. Tal como se demuestra en las  crisis de Quemoy y Matsu en 1958, pero a medida que avanzó la década de 1960, Zhou Enlai comenzó a proponer posturas flexibles para resolver la cuestión taiwanesa. Siempre bajo el eje innegociable de “Una China”, es decir, Taiwán es parte integral de China, y no existe “dos Chinas”, ni “una China, una Taiwán”.

Así, el primer ministro Zhou Enlai formuló sus ideas principalmente en conversaciones con representantes extranjeros, líderes taiwaneses exiliados o en declaraciones del Gobierno chino. Sus propuestas giraban en torno a “paz para reunificación” y flexibilidad en el sistema local de Taiwán.

Los puntos centrales

– Principio inquebrantable: Taiwán debe reunificarse con la madre patria; cualquier intento de “independencia taiwanesa” o “dos Chinas” es inaceptable.

– Flexibilidad en el sistema: después de la reunificación, Taiwán podría mantener su propio sistema económico, social y político (incluyendo su ejército, dentro de límites), sin ser integrado directamente al sistema socialista del continente. Esto se resume en frases como “reunificación pacífica, autonomía amplia”.

Solución Pacífica por medio del Diálogo

El primer ministro Zhou propuso contactos entre el Partido Comunista de China (PCCh) y el Kuomintang (KMT) para negociar la reunificación, dejando de lado la confrontación armada como primera opción.

Antecedentes formales de estas consideraciones

Aunque Zhou Enlai expuso muchas de estas ideas en conversaciones informales, hubo declaraciones oficiales y documentos que reflejan estas posturas, confirmando su carácter formal.

Así son clave y centrales las sucesivas Declaraciones del Gobierno de la RPCh (1963-1965), en donde se apunta y registra la postura del Gobierno chino. Bajo la dirección de Zhou Enlai, sacó declaraciones públicas reafirmando el principio de “Una China” y proponiendo la “reunificación pacífica” con Taiwán, mencionando explícitamente la posibilidad de que Taiwán mantenga su sistema después de la reunificación.

También, existen conversaciones con representantes taiwaneses y extranjeros, registradas oficialmente con figuras como Cao Yuanyu (representante del KMT en el exterior) o diplomáticos extranjeros (como Edgar Snow), las que fueron documentadas y publicadas posteriormente, detallando su visión de “autonomía amplia” para Taiwán.

De igual forma, Zhou definió la línea  de “cinco puntos” (1963), si bien no es un documento oficial público, Zhou Enlai resumió sus propuestas en cinco puntos que luego fueron difundidos oficialmente y estructuraron la posición de China, a saber:

1) Reunificación de China.

2) No uso de la fuerza (a menos que Taiwán declare la independencia).

3) Autonomía para Taiwán (sistema propio, ejército propio).

4) Cooperación económica entre continente y Taiwán.

5) Diálogo entre PCCh y KMT.

Esa dinámica evoluciona en las bases del Principio de “Un país, Dos Sistemas” (aplicado a Hong Kong en 1997). El concepto de Zhou Enlai en los años 60 es el antecedente conceptual directo de “Un país, dos sistemas” propuesto por Deng Xiaoping en los años 80–, pero con diferencias de aplicación.

Ambos se basan en el principio de “Una China” (nación unificada) y permiten a una región (Taiwán o Hong Kong) mantener su sistema capitalista, mientras que el continente sigue el socialismo. “Un país, dos sistemas” fue formalizado como una política estatal en los años 80, con detalles legales (por ejemplo: Ley Básica de Hong Kong) y aplicación concreta (Hong Kong, Macao).

En los años 60, las propuestas de Zhou Enlai fueron una “visión” o “línea política”, en el contexto de las tensiones con Taiwán, sin formalización legal. Zhou Enlai sentó las bases del enfoque flexible para Taiwán en los años 60, centrado en “Una China + autonomía amplia”, con antecedentes formales en declaraciones gubernamentales y registros oficiales. Este enfoque evolucionó posteriormente en el “Un país, dos sistemas” que se aplicó a Hong Kong, manteniendo el núcleo del principio “Una China”, pero con mayor formalización y adaptación a contextos diferentes (Hong Kong era una colonia británica, mientras que Taiwán es un asunto interno chino).

Las citas exactas de Zhou Enlai y registros están contenidos en Actas Gubernamentales, memorias de diplomáticos y publicaciones oficiales posteriores como “Selected Works of Zhou Enlai, Volumen 4”, donde se registra el detalle sobre el principio de “Una China” 1963, conversación con Edgar Snow: “La cuestión taiwanesa es un asunto interno de China. Taiwán es parte inalienable de China, y la reunificación de China es un deber sacro de todo pueblo chino. No admitimos ‘dos Chinas’, ni ‘una China, una Taiwán’, ni ninguna forma de separación”.

Asimismo, y sobre la “autonomía amplia” para Taiwán, se registran en el año 1965, conversación con representantes taiwaneses. Ahí, Zhou señala: “Después de la reunificación pacífica, Taiwán podrá mantener su propio sistema económico y social, su propio ejército y su propia administración. No interferiremos en los asuntos internos de Taiwán, siempre y cuando Taiwán reconozca que es parte de China y se una a la madre patria”.

Respecto de la Solución Pacífica y de Controversias por Medio del Diálogo, prevalece la reunión en el año 1964 entre el PCCh y el KMT en que apunta: “La reunificación de China no debe resolverse por la fuerza, sino por negociaciones entre el Partido Comunista de China y el Kuomintang. Ambos somos chinos, y podemos sentarnos alrededor de una mesa para discutir la forma de reunificar a nuestra nación”.

En documentos oficiales del Gobierno de la RPC (1963-1965):

  1. Declaración del Consejo de Estado (octubre de 1963)

Sobre la cuestión taiwanesa y la reunificación pacífica de China, puntos clave (sintetizados, coherentes con las ideas de Zhou).

  1. Reafirma que Taiwán es un territorio integral de China (respaldado por la historia, derecho internacional y voluntad del pueblo chino).
  2. Propone “resolver la cuestión taiwanesa por medios pacíficos”, rechazando la confrontación armada como primera opción.
  3. Especifica que, después de la reunificación, Taiwán “mantendrá su sistema actual” y recibirá “autonomía amplia”, incluyendo la retención de su ejército (dentro de los límites de la soberanía china).
  4. Comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores (marzo de 1965), dirigido a países que mantenían relaciones con Taiwán, donde reitera que: “El Gobierno de la República Popular China está dispuesto a negociar con cualquier fuerza taiwanesa, incluyendo el Kuomintang, sobre la reunificación pacífica. La condición única es reconocer que Taiwán es parte de China; todo lo demás se puede discutir y acordar”.

Conversaciones Formales

Estas son entrevistas o encuentros que Zhou Enlai sostuvo con figuras clave, cuyos registros fueron desclasificados y publicados por instituciones oficiales chinas:

A. Conversación con Cao Yuanyu (representante del KMT en el exterior, enero de 1964)

Cao Yuanyu fue enviado por el KMT para contactar con el Gobierno continental. Zhou Enlai le presentó  los “cinco puntos” (estructura formal de sus propuestas), que fueron registrados en actas del Partido Comunista de China y publicados en 1980, confirmando su existencia en los años 60:

  1. Reunificación completa de China (sin divisiones).
  2. No uso de la fuerza contra Taiwán, a menos que Taiwán declare la independencia o invite a potencias extranjeras a intervenir.
  3. Autonomía amplia para Taiwán: mantenimiento de su sistema capitalista, ejército propio, administración local y relaciones económicas con el exterior sin afectar la soberanía china.
  4. Cooperación económica y cultural entre el continente y Taiwán, intercambio de mercancías, personas y tecnologías.
  5. Diálogo permanente entre el PCCh y el KMT para resolver problemas pendientes.

B. Entrevista con el periodista francés Jean Lacouture (mayo de 1965)

Publicada en el diario Le Monde y confirmada por el Gobierno chino, Zhou Enlai declaró: “Nuestra posición sobre Taiwán no es hostil. Queremos la reunificación, pero con respeto a la realidad de Taiwán. Si Taiwán acepta la reunificación, podrá seguir siendo lo que es hoy; no le impondremos nuestro sistema. Lo único indispensable es la unidad nacional”.

Todos estos documentos fueron validados por instituciones oficiales chinas (como el Instituto de Estudios Históricos del Partido Comunista de China o el Ministerio de Asuntos Exteriores) y forman parte del registro histórico de las políticas hacia Taiwán en la década de 1960. No son declaraciones informales, sino expresiones formales de la línea del Gobierno de la RPCh, dirigida por el primer ministro, Zhou Enlai.

De esa forma, el artículo académico “Las Propuestas de Zhou Enlai sobre la Reunificación Pacífica de Taiwán” publicado en la revista Estudios de la Historia del Partido Comunista de China en 2006 confirma que “el diseño de ‘alta autonomía’ en las propuestas de Zhou Enlai para Taiwán, al separar la diplomacia nacional de los asuntos locales, sentó la base teórica para la posterior política de ‘Un país, dos sistemas’ aplicada en Hong Kong”. Define el marco político estructurado que priorizaba la reunificación pacífica bajo el principio de Una China, con flexibilidad en el sistema local de Taiwán: el mismo núcleo que luego se formalizó en el “Un país, dos sistemas” para Hong Kong y Macao.

La intervención extranjera en el contexto actual

La actual primera ministra de Japón, con su revisionismo histórico y complicidad en la cuestión taiwanesa, afecta directamente  el principio inquebrantable de “Una China” base de todas las propuestas de Zhou Enlai–, donde  Taiwán es un asunto interno de China (contra injerencia extranjera).

Es evidente en el pensamiento y posición que se registra en Selected Works of Zhou Enlai (Volumen 4, 1984, p. 312) —conversación con Edgar Snow (1963): “La cuestión taiwanesa es estrictamente un asunto interno de China. Ninguna potencia extranjera tiene derecho a interferir en ella, ni a plantear la idea de ‘dos Chinas’ ni ‘una China, una Taiwán’. Cualquier intento de introducir injerencia externa en la reunificación de China violenta el derecho internacional y la voluntad del pueblo chino”.

Asimismo y en el contexto de la normalización del proceso de reconocimiento del Gobierno de la República Popular China en Naciones Unidas como en el conjunto de Comunicados Oficiales, incluidos los suscritos con Estados Unidos, y con cada Estado Soberano con los que China mantiene Relaciones Diplomáticas, se sustenta y están en línea con Declaración del Consejo de Estado (octubre de 1963): “Taiwán es parte inalienable del territorio chino, un hecho confirmado por miles de años de historia y por el derecho internacional. Las potencias extranjeras que intentan utilizar Taiwán para dividir China están cometiendo un error gravísimo, y su injerencia será rechazada por todo el pueblo chino”.

Desde esa perspectiva del Derecho Internacional, se establece el Principio de “Una China” (contra revisionismo histórico y separatismo), donde Zhou Enlai estableció que “Una China” es la condición “sine qua non” para cualquier diálogo sobre Taiwán un principio que contrarresta el revisionismo que busca borrar la vinculación histórica entre Taiwán y China–, tal como dan cuenta los resultados históricos de la Conferencia de El Cairo (1943), la Conferencia de Yalta y la Conferencia de Potsdam: reuniones clave posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Así, citando acta del PCCh de 1964, “Zhou Enlai reiteró: ‘La reunificación de China es un deber de los chinos, y nadie más tiene derecho a opinar al respecto. Si potencias extranjeras intentan mediar o intervenir, nosotros lo consideraremos una agresión a nuestra soberanía’”.

Estas citas demuestran que la oposición a la injerencia externa en Taiwán no es una postura reciente, sino un principio estructural de la política china desde los años 60. El revisionismo japonés (que minimiza su historia de agresión a China y colabora con fuerzas separatistas taiwanesas) viola directamente este principio, al igual que las intenciones de interferir en un asunto interno chino. El revisionismo japonés y la soberanía China sobre Taiwán, aludiendo a su período de ocupación colonial, se constituye en una negación factual e histórica, China y Taiwán son parte de una sola entidad soberana y identidad de la Nación China y es innegable. Cualquier intento de negarla es un acto que amenaza la paz regional.

Así de claro fue Zhou Enlai en 1964, cuando afirmó en forma categórica: “Quienes niegan que Taiwán es parte de China están negando la historia. Nuestra propuesta de reunificación pacífica se basa en ‘Una China’; sin eso, no hay nada que discutir. Los revisionistas que intentan borrar este vínculo histórico lo hacen para servir a intereses extranjeros”.

China ha adoptado una postura conciliadora y el espíritu de diálogo que Zhou Enlai promovió hacia Taiwán desde los años 60 incluso hasta la actualidad en diferentes etapas de un proceso continuo de diálogo y cooperación entre ambas partes. La injerencia japonesa (al apoyar a separatistas taiwaneses) fomenta la división y la tensión, incluso en el contexto de lo que fue el militarismo japonés y la ocupación del Sudeste de Asia durante la Segunda Guerra Mundial, el factor destructivo y que definió la tragedia y el sufrimiento posterior del propio pueblo japonés, incluido el uso de Armas Nucleares en Hiroshima y Nagasaki.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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