Claudia Lillo y La Araucanía: “La política de entrega de tierras ha sido incivilizatoria”
Claudia Lillo aborda los problemas de La Araucanía desde su mirada de arquitecta, urbanista y dirigente gremial, mostrando perspectivas nuevas sobre el conflicto territorial y sus causas, el rol de la Conadi, así como los desafíos económicos, políticos y territoriales de la región.
Es arquitecta y urbanista. Luego de haber dedicado algunos años a la actividad profesional y académica, tanto dentro como fuera del país, se radicó en La Araucanía, donde últimamente ha destacado como dirigente gremial, primero presidiendo la Cámara de la Construcción local y, luego, coordinando la famosa “multigremial” de la región.
Es conocida por plantear sus opiniones en forma clara y fundada, lo que la ha convertido en una de las voces más autorizadas de su ámbito para analizar los problemas de una de las zonas más complejas del país.
Cree que buena parte del actual conflicto mapuche nace de errores de diagnóstico y de un mal diseño de soluciones, que además son rechazados por las propias comunidades a que pretenden beneficiar. Entre ellos, cuestiona duramente la política de entrega de tierras a comunidades indígenas impulsada por la Conadi, a la que califica como “incivilizatoria” y creadora de problemas y divisiones.
Destaca la relación entre urbanismo y poder como una de las claves para entender el conflicto local. “En las ciudades europeas, desde su fundación a la electricidad pasaron al menos 500 años. En La Araucanía, ese proceso se dio en 5”. Señala que al momento de la mal llamada pacificación, Chile era un concepto y una institucionalidad difusa, y que los habitantes que estaban al sur del Biobío no pasaban los 70 mil.
“Sus organizaciones oscilaban entre lo nómade y lo sedentario, y muchos de los invasores del norte tenían con ellos una filiación genética y cultural compartida…, por eso, hay que entender que el concepto de pueblo mapuche, tal como lo entendemos hoy, es una creación reciente”, señala.
Por ello, cree que las soluciones basadas en la restitución de tierras no tendrán buen destino. Y agrega que ese es uno de los grandes problemas de la Comisión para la Paz y Entendimiento.
“Cuando en tiempos de Aylwin se contabilizaron las tierras que no estaban en manos de los dueños originarios, eran cerca de 50 mil hectáreas. Un 10% de los títulos de merced originarios. ¿Sabes cuántas ha entregado la Conadi solo por el artículo 20b? Más de 300 mil… y el problema cada vez se hace más grande. Se han gastado 300 millones de dólares, lo que equivale a 100 millones por familia. ¿Alguien les preguntó si no preferían que les dieran la misma plata para poner un negocio? No. Solo les dan unas tierras que ellos no pueden vender ni hipotecar, que no pueden trabajar bien. Y eso es una maldad”, dice.
Y añade: “Y La Araucanía es pobre porque nunca es suficiente el agua potable rural, nunca son suficientes los caminos, el alcantarillado, los colegios, los hospitales. Con la política de tierras, los obligas a irse a vivir a un lugar que no conocen y a dedicarse a una agricultura de tipo familiar-campesina, y luego los haces competir con los grandes productores del mundo”.
Este y muchos otros temas “calientes” de la región son tratados en forma lúcida, provocadora y muy amena en este episodio de De aquí no sale.