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José De Gregorio: “La democracia aguanta gobiernos muy de izquierda o muy de derecha sin romperse”

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Iván Weissman Senno
Por : Iván Weissman Senno Editor El Mostrador Semanal
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En La Mesa de El Mostrador, el expresidente del Banco Central y decano de la FEN abordó los resultados de las elecciones, el significado del voto Parisi y los desafíos económicos para el próximo Gobierno: “El corazón –propiedad privada, economía abierta, economía de mercado– no está en discusión”.


En La Mesa de El Mostrador, José De Gregorio, expresidente del Banco Central y decano de la FEN, bajó el ruido electoral a tierra: el péndulo político chileno se mueve fuerte, pero la institucionalidad aguanta. A su juicio, la democracia está tensionada por liderazgos que prometen más de lo que pueden cumplir, no por un cuestionamiento real al modelo económico de base.

De Gregorio ve un patrón global que en Chile se expresa con claridad: gobiernos que llegan con relatos refundacionales, chocan con la realidad, no resuelven seguridad ni crecimiento, y abren la puerta a la alternativa del otro polo. Hoy ser incumbente es una desventaja; el premio lo recibe el que desafía, no el que gobierna.

Sobre el mapa político poselección, habla de tres fenómenos: un candidato de derecha dura que moderará sus promesas en la práctica, una candidata comunista que podría terminar “normalizando” al PC hacia una izquierda más compatible con el siglo XXI, y Parisi como “nuevo centro populista”, que interpreta mejor a una parte de la clase media que ya no se ve en la vieja Concertación ni en la derecha tradicional.

En economía, su diagnóstico es tan incómodo como transversal: Chile es un país fiscalmente razonable, con buena institucionalidad monetaria, pero que “no sabe crecer”. Celebra que el crecimiento haya entrado al centro del debate presidencial, pero advierte que retomarlo de manera sostenida es una tarea de una década, no de un solo Gobierno.

La alerta más fuerte la pone en la deuda: no tanto en el nivel actual, sino en la velocidad del aumento. Si Chile sigue así y pierde el investment grade, el castigo en tasas y demanda por activos chilenos sería inmediato. Para De Gregorio, ahí se juega buena parte de la capacidad futura del Estado para hacer política social y evitar que la promesa democrática se siga desconectando de las expectativas de la ciudadanía.

 

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