Opinión
Lo estratégico y la duración del mandato presidencial
El primer problema que atenta contra todo proyecto estratégico, es la duración de cuatro años del mandato presidencial.
Lo estratégico es un concepto que los políticos chilenos utilizan frecuentemente, pero sin sopesar el verdadero sentido que debería tener en el quehacer político. En Chile no está tan clara esta distinción entre lo verdaderamente estratégico y lo que es propio del buen gobierno, de cuidar que la población tenga acceso a una administración eficaz, asegurar la idoneidad de los servicios públicos de salud y educación, que la seguridad ciudadana sea efectiva, que exista un presupuesto anual de la nación, etc., etc.
Lo anterior tiene que ver con la rutina y lo ya conocido pero hay otros temas que aparecen de tiempo en tiempo, escapando a la rutina, y dependen en gran medida de la capacidad de los actores políticos de anticipar situaciones o acontecimientos futuros y de adaptar sus conductas para hacer avanzar el proyecto imaginado. Un buen ejemplo, es el caso de la carretera austral. ¿Qué gobierno civil habría imaginado una construcción parecida, sin el sentido estratégico sobre el territorio que es propio de los militares? De mas está decir, el carácter positivo que ha tenido esta integración territorial en poblaciones antes completamente aisladas y abandonadas.
La capacidad de anticipación y de imaginación son cualidades absolutamente indispensables de los actores políticos. El territorio precisamente es uno de los grandes temas estratégicos que quedan en Chile casi sin tocar, a pesar de los diversos intentos de descentralización del poder. ¿Para cuando la creación de nuevas Comunas?, ¿Cuando la autonomía política para las regiones? Estamos aquí en la esencia misma del problema de la descentralización política para reemplazar una concepción casi tan antigua como la existencia misma de la República. Sobre este tema estratégico no hay ningún debate público desde la época de la presidencia de Lagos. Porque son ajenos a la preocupación del común de los mortales y también de los políticos del momento. Porque, precisamente son estratégicos, y en los cuatro años de mandato presidencial son simplemente inabordables. En estas materias es, ni mas ni menos, todo el futuro de Chile el que está en juego.
El primer problema que atenta contra todo proyecto estratégico, es la duración de cuatro años del mandato presidencial. Hasta ahora, después de lo experimentado por cinco gobiernos, de izquierda y de derecha, nadie ha cuestionado la duración de tal mandato. Es cierto que Chile mira como modelo a EEUU, y que allí, desde hace mucho tiempo, la duración del mandato presidencial es de cuatro años y hasta ahora ha funcionado bien, pero no se toma en cuenta que se trata de dos sociedades inmensamente diferentes, y sobre todo en comportamientos cívicos.
En la realidad, el tiempo necesario para una gestión integral de lo estratégico, es un tiempo que se reduce efectivamente a dos de los cuatro años de una administración presidencial, puesto que el primer año se ocupa para instalarse, conocer el funcionamiento del día a día de la administración y lograr un cierto dominio, si se puede decir, de la situación nacional. El cuarto año también es perdido para lo estratégico, puesto que la preocupación está dominada por la próxima elección presidencial, de manera que el tiempo es para la gestión de los asuntos corrientes.
Entonces, en dos años es imposible crear las condiciones para preparar las exigencias de todo proyecto estratégico: el diálogo con todos los sectores con vista a crear una opinión publica favorable, la búsqueda de alianzas o la creación de coaliciones destinadas a la aprobación del, o de los proyectos, en el parlamento. Un sólo ejemplo de cómo los problemas cruciales (estratégicos) no llegan a tratarse y quedan a mitad de camino: la cuestión Mapuche, no avanza desde la época en que el presidente Lagos propuso crear un Nuevo Trato con los Mapuches; pasaron los dos gobiernos de Bachelet y dos de la derecha hasta llegar a la Comisión por la Paz y el Entendimiento del presidente Gabriel Boric, que se ha quedado en proposiciones pues el gobierno se terminó. De manera que cada vez es necesario empezar de nuevo.
Los cuatro años del mandato presidencial, no estaban contemplados en la Constitución de Pinochet (seis años), sino en una reforma elaborada en 2005, bajo la presidencia del presidente Lagos, con el fin de hacer coincidir las elecciones presidenciales con las elecciones parlamentarias. Al contrario de esta argumentación, una distancia entre las fechas de una y otra elección puede permitir captar el estado de la opinión después de un año o mas de mandato presidencial y la posibilidad de un cambio de rumbos.
Si bien, la duración de cuatro años resuelve un problema práctico, no asegura el potencial necesario para la elaboración de proyectos verdaderamente estratégicos. Cinco o seis años de duración del mandato presidencial parecen mas realistas y, en principio, no abriga ningún peligro para la democracia.
La ausencia de sentido de lo estratégico entre los parlamentarios queda de manifiesto en múltiples casos de tramitación de proyectos de ley que afectan la vida cotidiana de los ciudadanos. Cito solo a modo de ejemplo: La discusión de la reforma de la ley de Notarias y Conservadores de Bienes Raíces, que terminó sin cambiar gran cosa.
El lobby de la Asociación de Notarios es desde hace décadas uno de los mas fuertes y de hecho tiene gran influencia de manera que la nueva ley promulgada en septiembre de 2025, en lo fundamental deja las cosas como estaban antes en relación con la cantidad de funciones que estos acumulan, sin ofrecer mejoras sustantivas ni rebaja de los costos de los servicios al público. Un parlamentario, citado en una nota reciente del diario El Mostrador tal vez explica el porqué :
« Se ha generado un contubernio entre integrantes del poder político, algunos jueces y la Asociación de Notarios, para poder favorecer a algunos en desmedro de otros. No en base al mérito ni a las capacidades, sino simplemente a través de redes de amistad » (Claudio Pizarro Sangueza, El Mostrador, 2 de Diciembre 2025 )
Hay muchos otros temas que tienen un carácter estratégico, pero mientras persista la duración de cuatro años del mandato presidencial quedaran postergados indefinidamente, por inercia de los legisladores y por falta de tiempo principalmente. Y el riesgo existe que esta situación se prolongue, en razón de los apetitos diversos que se desencadenan en una sociedad que está cada vez mas desestabilizada y que constata la desaparición de sus antiguos puntos de referencia políticos.
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