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La niñez en el centro de las campañas

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Por: Paloma Del Villar


Señor Director:

La semana pasada, UNICEF publicó su reporte 19 sobre bienestar infantil en países de la OCDE y la Unión Europea. Los resultados para Chile son preocupantes: ocupamos el último lugar entre los 36 países comparados. Esto no solo nos sitúa por debajo de países europeos, sino también por debajo de países de nuestro continente como México, Colombia y Costa Rica.

Si bien, el Informe Nacional de Bienestar de la Niñez 2024 (Fundación Colunga) ya alertaba de un deterioro en 12 de 20 indicadores clave de bienestar infantil en Chile, este informe internacional permite darnos una perspectiva comparada. Tres datos deberían encender las alarmas: la satisfacción con la vida de adolescentes en nuestro país cayó más de 10 puntos en solo cuatro años, una de las mayores caídas a nivel global; la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil en Chile es hoy más del doble del promedio mundial, con todas las implicancias que tiene esto para la salud presente y futura; y nuestros resultados en lectura y matemáticas están entre los peores del conjunto de países evaluados.

Pero, además, el informe identifica factores estructurales que ayudan a explicar estos retrocesos. Chile enfrenta una combinación de crisis demográfica y climática, junto con condiciones familiares y laborales que dificultan el acompañamiento a la niñez. Por ejemplo, es uno de los tres países con menor proporción de adolescentes que conversan regularmente con sus padres o cuidadores y presenta una de las jornadas laborales más extensas entre los países evaluados. En paralelo, el impacto de la crisis climática se hace sentir en la vida cotidiana de niñas y niños: de acuerdo al informe en 2024, más de 2,7 millones de escolares sufrieron interrupciones por eventos climáticos extremos.

Todos estos antecedentes no solo reflejan el difícil panorama para garantizar los derechos de niñas y niños y su desarrollo pleno, sino que también comprometen seriamente el futuro del país. El deterioro en salud física, mental y académica, junto al envejecimiento de la población, amenaza el crecimiento económico y anticipa mayores presiones sobre los sistemas de salud y protección social.

En este año electoral, es urgente que las candidatas y los candidatos asuman con seriedad la crisis que enfrentamos y presenten medidas concretas para revertirla. Las propuestas deben apuntar a fortalecer las instituciones existentes, articularse con las reformas en curso y tener un enfoque preventivo sólido, entendiendo que prevenir no es un gasto, sino una inversión. Desde Colunga, estamos convencidos de que es posible construir un camino distinto, poniendo el bienestar de la niñez en el centro del debate público.

Paloma Del Villar

Directora Observatorio Niñez Colunga

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