Publicidad
Ucrania: Trump y el nuevo ultimátum a Putin Opinión Archivo

Ucrania: Trump y el nuevo ultimátum a Putin

Publicidad
Alberto Rojas
Por : Alberto Rojas Director del Observatorio de Asuntos Internacionales, Facultad de Humanidades y Comunicaciones, Universidad Finis Terrae. @arojas_inter
Ver Más

Ahora, con el reloj corriendo, Trump se juega una carta alta: obligar a Putin a ceder o provocar una ruptura económica que reconfiguraría todo el tablero euroasiático. La pregunta es si Moscú teme más las bombas ucranianas o las tarifas estadounidenses.


Donald Trump no es conocido por la sutileza diplomática. Pero ni siquiera sus aliados más cercanos esperaban que, en menos de una semana, recortara de 50 días a apenas 10 o 12 el plazo otorgado a Vladimir Putin para poner fin a la guerra en Ucrania. O lo hace, o enfrentará aranceles del 100 % a las exportaciones rusas, nuevas sanciones secundarias a países que sigan comerciando con Moscú –como China o la India– y una ola de aislamiento económico al estilo de la Guerra Fría.

El ultimátum fue anunciado este lunes, a bordo del Air Force One, de regreso de su visita a Escocia. La frase fue directa: “Estoy muy decepcionado con él”, dijo Trump a los periodistas que lo acompañaban. Se refería, sin vueltas, a Putin. Con esa declaración selló un viraje que se venía gestando en silencio, pero que ahora tiene fecha y forma. Para Trump, la guerra en Ucrania ha dejado de ser un problema europeo: se ha convertido en un problema suyo.

No fue así desde el principio. Tras su retorno a la Casa Blanca en enero, Trump congeló temporalmente la ayuda militar a Kiev. El 28 de febrero, durante la tensa reunión con Volodímir Zelenski en la Oficina Oval, le dejó claro que Estados Unidos no financiaría una “guerra sin fin”. Las entregas de armas se suspendieron, al igual que parte de la cooperación de inteligencia. En privado, Trump sugería que él podía “resolver esto en 50 días”.

Ese margen ya no existe. El aumento de la ofensiva rusa en las últimas semanas, con bombardeos como el del 29 de julio en Zaporizhzhia y Dnipropetrovsk –que dejaron al menos 27 muertos y más de 90 heridos–, empujó al presidente estadounidense a endurecer su postura. A eso se sumó el fracaso de los contactos diplomáticos con el Kremlin y la presión creciente de congresistas republicanos, que no ven con buenos ojos una imagen de debilidad frente a Moscú.

El giro quedó sellado el pasado 14 de julio, cuando Trump autorizó –aunque sin mucha ceremonia– el envío de sistemas Patriot y drones tácticos a Ucrania, financiados en parte por un fondo compartido con aliados europeos. Fue el primer gran gesto militar desde su regreso al poder. Pero el nuevo ultimátum marca algo más profundo: un quiebre político con Putin, al que alguna vez Trump elogió públicamente y cuya relación definía como “funcional”.

Ahora ya no. El presidente estadounidense actúa como si se sintiera traicionado. Su narrativa ha cambiado. Putin no es el socio pragmático que imaginó, sino un estorbo que arrastra a Estados Unidos a una guerra innecesaria. Por eso, el nuevo plazo impuesto –que expira alrededor del 8 de agosto– tiene más de advertencia que de diplomacia.

El Kremlin, como era previsible, respondió con desdén. El portavoz Dmitri Peskov insistió en que “la operación militar especial continúa”. Y Dmitri Medvédev, desde el Consejo de Seguridad ruso, advirtió que los “ultimátum no traerán paz, solo riesgos mayores”. Sin embargo, en Washington nadie cree que la amenaza sea vacía: Trump ha demostrado estar dispuesto a usar el garrote arancelario como herramienta estratégica, incluso contra aliados.

Lo que está en juego ya no es solo Ucrania. Es la credibilidad de un presidente que prometió resultados rápidos, que cuestionó la utilidad de la OTAN y que despreció el enfoque gradual de sus antecesores. Ahora, con el reloj corriendo, Trump se juega una carta alta: obligar a Putin a ceder o provocar una ruptura económica que reconfiguraría todo el tablero euroasiático. La pregunta es si Moscú teme más las bombas ucranianas o las tarifas estadounidenses.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.

Publicidad