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Inglaterra va de vuelta Opinión

Inglaterra va de vuelta

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Carolina Domínguez Bennett
Por : Carolina Domínguez Bennett Fundación Voces Católicas
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En Chile, se suele mirar con admiración a los países desarrollados. No deja de ser interesante entonces mirar que toda la “apertura” inglesa, en cuanto a su relajamiento moral y espiritual, ha sido péndulo que retorna a la fe firme y sólida de los feligreses.


Este año se cumplen 100 años de la separación Iglesia-Estado en Chile y pareciera que este quiebre ha ido más allá de lo político. Según la última Encuesta Nacional Bicentenario, en los últimos 15 años, un cuarto de los chilenos católicos se ha desafiliado y hoy solo el 20% de los menores de 25 años declara profesar esta religión. Pareciera entonces que perder la fe católica es la moda del momento. 

En Inglaterra, en cambio, donde vivo, veo que el escenario es distinto. Ya hubo muchos años de iglesias casi vacías, con pocos asistentes de un promedio de edad avanzada. Hoy se empieza a ver, y cada vez más, una nueva presencia: la juventud. No habiendo necesariamente recibido la fe por herencia, muchos conversos ocupan primeros asientos en las iglesias católicas inglesas, encontrando en ella las respuestas y la roca sólida donde apoyarse en un mundo cada vez más diluido y relativo. 

Inglaterra ya vivió su rebeldía a la fe heredada. No tuvo una adolescencia fácil. Disolvió monasterios, dio muerte a cuantos católicos se le opusieron, y casi no dejó nada de Walsingham, su santuario mariano más importante, al que localmente podríamos comparar con el Templo Votivo de Maipú si le agregamos una réplica de la casa santa de Nazareth.

Pero ¿pudieron todo ese odio y esa soberbia destruir el rastro de los monasterios y su legado espiritual? Las ruinas están por todas partes y pareciera que las oraciones elevadas siglos atrás empiezan a dar fruto. ¿Logró la reforma inglesa acallar a los católicos disidentes del anglicanismo al darles muerte? No, hoy son admirados mártires entre quienes se encuentran Tomás Moro, Felipe Howard, y otros.

Y, si bien donde estuvo la réplica de la casa santa de Nazareth erigida en Walsingham, se eliminó casi todo rastro, hoy un simple pedazo de madera sobreviviente a la destrucción se venera con aún más fe. Parecieran ilustrarse las palabras de Jesús: “Dichosos los que creen sin haber visto”. 

No es coincidencia que el pasado 7 de julio, por primera vez desde la reforma inglesa, el nuncio apostólico (representante del Papa León XIV) en Reino Unido, celebrara misa en Canterbury, la iglesia madre del cisma anglicano que originalmente era una iglesia católica. El más reciente 31 de julio, el Papa declaró que se proclamará doctor de la Iglesia al cardenal John Henry Newman, santo inglés converso desde el anglicanismo. Esto es un signo más de lo que está latente en el pueblo inglés: un acercamiento cada vez mayor a su fe anterior al cisma.

De hecho, un estudio reciente de la Bible Society revela que, entre los jóvenes británicos que asisten a la iglesia, los católicos (41%) superan a los anglicanos (20%), marcando un “quiet revival” del catolicismo inglés liderado por la Generación Z. La asistencia mensual de jóvenes pasó del 4% en 2018 al 16% en 2024. 

En Chile, se suele mirar con admiración a los países desarrollados. No deja de ser interesante entonces mirar que toda la “apertura” inglesa, en cuanto a su relajamiento moral y espiritual, ha sido péndulo que retorna a la fe firme y sólida de los feligreses. Inglaterra ya viene de vuelta. Es cierto que no hay tantos católicos en el Reino Unido aún, pero están convencidos de la fe y tienen muy claro su norte.

Ha sido una oportunidad privilegiada poder ver de cerca estas realidades que, no me cabe duda, solo se expandirán. Agradezco haber visto cómo más personas desde este lado del mundo han reconocido el mensaje de oro que llevamos en nuestras vasijas de barro, un tesoro invaluable por el que vale la pena vender todo lo demás. Quién sabe, tal vez sea el inicio de la tan anhelada “conversión de Inglaterra”, y si no, al menos una gran fuente de esperanza para este jubileo de la Iglesia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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