
Giro en su campaña: la apuesta final de Evelyn
La nueva fase de campaña de la exalcaldesa optó por usar su nombre de pila con una gráfica moderna, muy al estilo de las contiendas norteamericanas. Al menos esta vez se quedaron con posicionar el lado amable de la candidata.
Faltando poco más de dos meses para la elección, la candidata presidencial lanzó su nueva campaña, la que incluye un cambio de imagen y eslogan. Sin duda, esta es la última oportunidad que tiene Evelyn Matthei para dar con el relato y el tono adecuados, después de todos los zigzagueos y errores anteriores.
Recordemos el impasse de las primarias, los once voceros –dos semanas después se restaron seis–, la metida de pata con el tema de la violación de los derechos humanos en dictadura, la errada opción inicial de buscar competir en el mismo terreno de la dupla KaKa y, por supuesto, la poco acertada estrategia comunicacional en que hacían un esquizofrénico contrapunto entre Evelyn vs. Matthei. La primera, cercana, empática y suelta; la segunda, con un perfil frío, técnico, realizador, pero sobre todo “alemanota”. Igual que Johannes Maximilian Kaiser Barents von Hohenhagen y José Antonio Kast Rist.
Creo que la estrategia de proyectar gobernabilidad y apartarse de las posiciones más extremas de la derecha es una oportunidad para capturar el voto de centro. En el comando tienen claro que la apuesta es darle caza a José Antonio Kast para poder pasar a segunda vuelta y para eso los tiempos comienzan a agotarse.
En las diez semanas que restan para el 16 de noviembre, el objetivo es “apropiarse” de la imagen de Piñera, centrarse en presentar propuestas concretas –como el pie cero para que jóvenes de sectores medios puedan acceder a una vivienda–, cuestionar la falta de realidad político-económica de las ideas de Kast y usar el acuerdo en la reforma de pensiones para demostrar la capacidad de Chile Vamos de buscar consensos transversales a la hora de empujar iniciativas que benefician al país.
Sin embargo, la apuesta tiene también un desafío: contener el desangramiento por el lado derecho de sus propios partidarios. Inspirados en el efecto ganador –Kast sigue sacándole más de 10 puntos– o bien porque siempre tuvieron posiciones más duras y ahora se atreven a confesarlo e, incluso, de quienes pragmáticamente ven un mejor aliado en JAK para mantener sus cupos parlamentarios, un grupo de antiguos militantes de partidos de Chile Vamos –no menor– ha hecho público su apoyo a Kast.
Y si bien hasta hace unas semanas los fugados provenían principalmente de la UDI, en los últimos días se han sumado algunos RN. Además del diputado Mellado –que siempre se sintió más cómodo con las posiciones más conservadoras–, se integró de manera activa al comando de Kast Germán Codina, un liberal, que incluso dentro del mismo partido era clasificado como del ala de izquierda de la colectividad. En todo caso, según fuentes de Renovación Nacional, Codina parece pertenecer a otro grupo de disidentes: los que quedaron fuera de los cupos parlamentarios y con su cambio de bando esperan obtener algún espacio en un eventual Gobierno de José Antonio Kast. Pragmatismo puro, le dicen a eso en política.
La nueva fase de campaña de la exalcaldesa optó por usar su nombre de pila con una gráfica moderna, muy al estilo de las contiendas norteamericanas. Claro que la definición pareciera hacer un juego con la errática estrategia anterior, esa que contrastaba a Evelyn con Matthei. Al menos esta vez se quedaron con posicionar el lado amable de la candidata.
El eslogan “Chile, un solo equipo”, busca reforzar la idea de que la candidata es capaz de alcanzar acuerdos en la diversidad, anteponiendo los intereses del país por sobre los dogmatismos. Es decir, lo contrario de Kast, a propósito de que el republicano ha reivindicado en su relato que ellos se opusieron a la reforma de pensiones, a las 40 horas y otros proyectos en que el oficialismo alcanzó acuerdos con la oposición.
El presidente de la UDI aseguró que “si logramos formar un solo equipo, la paz social está garantizada”, otro ángulo que el comando de Evelyn incorporó en el discurso de esta nueva etapa y que logró irritar a los republicanos. Este último punto es crucial, ya que la misma ultraderecha se ha encargado de traer el estallido social al ruedo, advirtiendo que ellos no tolerarán ningún tipo de movimiento social, algo, por cierto, que carece de todo sentido de realidad.
El desafío político de quien llegue a La Moneda será tener la capacidad de conducir las demandas sociales sin recurrir a la fórmula simplista de la fuerza. De hecho, más allá de cualquier crítica que se pueda hacer a Sebastián Piñera sobre la forma en que encauzó el 18-O, finalmente logró descomprimir el conflicto con el llamado a plebiscitar la Constitución.
Veremos ahora si la candidata de la centroderecha logra generar un punto de quiebre en su campaña, dejando atrás la confusión inicial, y convoca a un sector de la derecha y el centro que valora la búsqueda de acuerdos y está lejos de las ofertas refundacionales, esas que pregonan que Chile está en la ruina –algo que todas las cifras desmienten– y que tanto daño le han hecho a nuestro país en los últimos años.
Sin embargo, más allá del giro acertado de la campaña de Matthei –ojalá no sea tardío para sus aspiraciones–, es qué tipo de derecha se termina consolidando en Chile después de este proceso eleccionario. La dura, confrontacional y conservadora que busca imponer sus términos sin concesiones –a lo Trump, Milei o Bukele–o la centroderecha posdictadura que fue capaz de adaptar su relato y contribuir a la política de los acuerdos, eso que caracterizó a los llamados “30 años”, y que quienes hoy están en el Gobierno despreciaron en un comienzo y hoy, luego de un duro aprendizaje, reivindican.
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