Opinión
Oxford University Press
La palabra del año y la disolución de lo humano en la era algorítmica
Una humanidad polarizada y fragmentada por los algoritmos se traduce inevitablemente en la muerte de la deliberación civilizad. Por todo ello, se vuelve imperativo iniciar un debate ético y regulatorio de alcance global que logre domesticar al algoritmo y restituir nuestra autonomía.
La reciente elección de rage-bait (cebo de rabia) como la palabra del año por la Oxford University Press no es una simple anécdota lingüística, sino la manifestación de una grave patología social digital. El rage-baiting, la táctica de crear contenido intencionalmente ofensivo o polarizante, tiene un único fin: capitalizar la indignación para maximizar la interacción. La rabia, con su combustión inmediata y su viralidad algorítmica, se ha convertido en el activo más rentable de la economía de la atención.
Este fenómeno dista de ser casual; es una consecuencia directa de la ingeniería digital que explota las vulnerabilidades más profundas de nuestra arquitectura cerebral. Nuestros mecanismos evolutivos de supervivencia nos predisponen a reaccionar antes de reflexionar. El estímulo constante de la ira produce un cortocircuito cognitivo que cede el control a la amígdala —el centro emocional—, relegando a un segundo plano la corteza prefrontal, sede del control ejecutivo y el pensamiento reflexivo.
En el foro público y político, este bypass cerebral resulta letal. Genera un contexto donde solo el contenido de alta carga emocional logra penetrar el ruido. El resultado es un discurso populista y polarizante que no solo inocula la rabia, sino que reduce la complejidad de los problemas a eslóganes simples y amplificados. Esta peligrosa ecuación —ira potenciada por algoritmos— mina la legitimidad de nuestras democracias y atenta contra la deliberación civilizada.
La estrategia algorítmica pone las plataformas al servicio de la polarización, un proceso que destruye la confianza e impide la conversación. Sin conversación genuina, no hay democracia. Hoy, la defensa de la democracia liberal está intrínsecamente ligada a la defensa de la humanidad, pues los algoritmos, para asegurar el flujo constante de datos, amplifican sistemáticamente el miedo, la amenaza, la falsedad y la indignación: es decir, aquello que representa lo peor de la especie humana.
La personalización extrema nos confina en “burbujas de iguales”, eliminando el disenso y fanatizando nuestra propia visión, lo que desarticula el tejido social. El corolario es la erosión acelerada de atributos esenciales que nos definen: la empatía, la capacidad de cooperar y, sobre todo, el pensamiento crítico.
La preocupación central radica en que aquellas habilidades blandas que nos confirieron nuestra ventaja evolutiva —la capacidad de cooperar, socializar, empatizar, el altruismo y la solidaridad— están siendo sistemáticamente marginalizadas y disminuidas a su mínima expresión en el entorno digital. El rage-baiting, por lo tanto, no es una simple artimaña de marketing de contenidos; es una amenaza existencial directa a las democracias liberales. Una humanidad polarizada y fragmentada por los algoritmos se traduce inevitablemente en la muerte de la deliberación civilizada y, por extensión, de la democracia. Por todo ello, se vuelve imperativo iniciar un debate ético y regulatorio de alcance global que logre domesticar al algoritmo y restituir nuestra autonomía. Hoy, la defensa de la democracia liberal está intrínsecamente ligada a la defensa de la humanidad misma.
Como advierte el profesor Martin Hilbert, uno de los mayores expertos mundiales en la materia: “Pasó que tu cerebro paleolítico no es rival para el aprendizaje automático de las supercomputadoras acerca de tu voluntad”.
Hilbert, un pensador lúcido sobre la manipulación algorítmica, será uno de los oradores centrales de Congreso Futuro 2026 (del 12 al 17 de enero), donde nos desafiará a reflexionar sobre cómo garantizar que la tecnología amplifique lo mejor de nuestra especie, en lugar de acelerar la disolución de nuestra humanidad. Este diálogo es vital para definir la humanidad hacia dónde vamos como humanidad.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Inscríbete en el Newsletter +Política de El Mostrador, súmate a nuestra comunidad para informado/a con noticias precisas, seguimiento detallado de políticas públicas y entrevistas con personajes que influyen.
Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.