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Tratado comercial entre Chile y los Emiratos Árabes Unidos Opinión

Tratado comercial entre Chile y los Emiratos Árabes Unidos

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Sergio Arancibia
Por : Sergio Arancibia Doctor en Economía, Licenciado en Comunicación Social, profesor universitario e investigador Instituto Igualdad
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Chile acaba de poner en vigencia, en los últimos días de noviembre, un nuevo acuerdo de libre comercio denominado Acuerdo de Asociación Económica Integral entre la República de Chile y los Emiratos Árabes Unidos. 


Se trata del más reciente tratado de esta naturaleza puesto en vigencia por Chile y tiene algunas peculiaridades que no están presentes de la misma forma en muchos de los TLC anteriores firmados por nuestro país. 

En primer lugar, es importante mencionar que los Emiratos Árabes Unidos (EAU) es un país ubicado en la Península de Arabia, a lo largo del Golfo Pérsico, que tiene poco más de 10 millones de habitantes, aproximadamente la mitad de los que tiene Chile. Se trata de un estado federal conformado por siete emiratos que tienen altos grados de autonomía, particularmente en lo que respecta a la propiedad sobre el petróleo, que abunda en su subsuelo en forma bastante generosa. 

Los EAU tienen un comercio exterior mucho más potente que el nuestro. Sus exportaciones –básicamente petroleras– alcanzaron en el año 2024 a los 340 mil millones de dólares, mientras que sus importaciones lo hicieron aproximadamente en 320 mil millones de dólares. Recuérdese, para ponderar esas cantidades, que Chile ha superado recién, en el año 2024, los 100 mil millones de dólares en sus exportaciones. 

El acuerdo puesto en vigencia tiene algunas peculiaridades que nos parecen importantes de destacar. En primer lugar, el hecho de que, según lo acordado, no se liberaliza el 100% del comercio recíproco, sino que la reducción arancelaria afecta a listas de mercancías establecidas por cada país. Eso hace que cada país mantenga aranceles superiores a cero por ciento para un grupo de mercancías, lo cual permite que existan espacios dentro de los cuales cada país puede llevar adelante una determinada política arancelaria. 

Esa recuperación de los aranceles como instrumentos o herramientas del comercio exterior del país es una cuestión que vale la pena rescatar para los presentes y futuros acuerdos de libre comercio que firme Chile.  

En segundo lugar, todo lo relativo a promoción y protección de inversiones está fuera del acuerdo, excepto algunas líneas de carácter muy general. Eso queda para posteriores acuerdos. Gran parte de las críticas que han surgido con relación a los TLC anteriores firmados por Chile se refieren fundamentalmente a cuestiones presentes en los capítulos relativos a la inversión extranjera. Entre esos asuntos cabe mencionar el concepto de expropiación indirecta, que hace que decisiones autónomas de política económica sean consideradas una expropiación si afectan las perspectivas de ganancias de las inversiones extranjeras radicadas en el país.

En esos casos hay que proceder a una indemnización de acuerdo al valor de mercado de las empresas, lo cual constituye una forma poco precisa de valoración. También se han criticado los mecanismos para solventar controversias de tipo comercial, y los llamados requisitos de desempeño, que impiden que el gobierno del país receptor tenga alguna incidencia en los precios, en las cantidades o en los destinos de los productos exportables.

Ninguna de estas cuestiones están presentes en el nuevo acuerdo que comentamos, lo cual hace posible que este se centre en la apertura de mercados, en la cual Chile tiene mucho que ganar por la naturaleza importadora de este nuevo socio comercial. 

Dos asuntos finales de importancia. Este acuerdo se inició y se hizo posible gracias a la visita, no muy lejana, a los EAU por parte del Presidente Boric, lo cual pone de manifiesto una de las consecuencias positivas de la diplomacia presidencial. La segunda es que Chile importó desde los EAU, durante el año 2024, solo 51 millones de dólares y exportó hacia dicho país mercancías por un monto de 153 millones de dólares. Hay, por lo tanto, mucho que ganar, con este nuevo acuerdo comercial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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