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¿Sabes qué es realmente patriota? Resguardar el patrimonio natural de Chile Opinión Archivo

¿Sabes qué es realmente patriota? Resguardar el patrimonio natural de Chile

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Iván Ojeda Pereira
Por : Iván Ojeda Pereira Junior Researcher, LUT School of Engineering Sciences, LUT University (Finlandia). Doctor en Sociología (c) UC - Doctor en Ciencias Sociales (c) , LUT University
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En la historia política de Chile, el patriotismo nunca fue un patrimonio exclusivo de las derechas. Muy por el contrario, figuras del centro político como Carlos Ibáñez del Campo o Pedro Aguirre Cerda se definieron a sí mismas como patriotas, cada uno desde su propio proyecto.


Ciertamente el título de esta columna es un tanto provocador, con ello, tal como en los reels de redes sociales que existen ganchos, lo que busco es llamar la atención y con ello, abrir una discusión incómoda -pero necesaria- en las derechas respecto de que significa realmente patriotismo.  Ser patriota es fácil cuando se trata de cantar himnos y vestir banderas, pero cuando se trata de proteger el espacio material y el patrimonio que nos enorgullece como chilenos, entonces la estética patriótica empieza a difuminarse y chile para los chilenos, se empieza a transformar  silenciosamente a en chile para las empresas extranjeras.

En esta columna sostengo que resguardar el patrimonio natural del país y proteger las instituciones encargadas de regular, controlar y fiscalizar al sector privado es un contenido indispensable, y no accesorio,  del patriotismo. Defender que unos pocos no se apropien ni destruyan aquello que pertenece a todos los chilenos no es ideología: es responsabilidad histórica con el país.

Hace algunas semanas, publiqué en la prestigiosa revista Science una carta titulada “Chile’s framework law erodes institutions”, en este escrito advierto que bajo la idea de permisología, y con una serie de supuesto no sustentados empíricamente, se ha comenzado a erosionar la institucionalidad ambiental en Chile.

Una erosión que ante el próximo ciclo político se podría profundizar. Una erosión que, de profundizarse en el próximo ciclo político, podría alcanzar niveles difíciles de revertir ¿Podemos imaginar la cordillera sin glaciares? ¿El sur de Chile sin bosques nativos? ¿El desierto sin flamencos? La pérdida de liderazgo regional en políticas ambientales no es solo un problema reputacional; es una amenaza directa al patrimonio natural que sostiene nuestra identidad, nuestra economía y nuestras posibilidades futuras.

Por supuesto, la humilde opinión de este investigador quizás no hace cambiar de parecer a los nuevos liderees de la derecha, sin embargo, espero que a lo menos llame a la reflexión. Cuando hablamos de protección ambiental, hablamos de patriotismo puro y duro, proteger el patrimonio natural de los chilenos para los chilenos. Tal cual, como cuando un padre o una madre cuidan de la casa familiar para poder heredarla a sus hijos.

En la historia política de Chile, el patriotismo nunca fue un patrimonio exclusivo de las derechas. Muy por el contrario, figuras del centro político como Carlos Ibáñez del Campo o Pedro Aguirre Cerda se definieron a sí mismas como patriotas, cada uno desde su propio proyecto. En las izquierdas también existió históricamente un fuerte impulso por engrandecer la patria sin dejar a nadie atrás. La nacionalización del cobre es, quizás, el ejemplo más claro de un patriotismo material y concreto: Chile para los chilenos.

Sin embargo, en los últimos años, ante una evidente pérdida de rumbo de las izquierdas, el campo del patriotismo quedó debilitado. Frente al escenario migratorio, amplios sectores parecieron más preocupados por los problemas de otros países que por los de los propios chilenos y chilenas. Si bien esta es una preocupación personal, y creo que candidaturas recientes han intentado recomponer ese vínculo con la historia, los símbolos y la cultura que nos constituyen, lo cierto es que hoy ese relato sigue siendo difícil de encontrar en la izquierda.

Así, el patriotismo terminó siendo, en los hechos, un contenido regalado a las derechas. Precisamente por eso, en esta columna busco interpelarlas: porque si el patriotismo ha de tener contenido, este no puede ser solo retórico ni identitario, sino también material, institucional y territorial. Un patriotismo que no incluye la defensa del patrimonio natural, de las instituciones públicas que lo resguardan y del derecho de las futuras generaciones a habitar un país viable, se reduce inevitablemente a una consigna vacía. Chile, su territorio, su biodiversidad y su gente,  merece bastante más que eso.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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