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Presidente Boric se alinea con el progresismo global tras poner en jaque relaciones con Israel PAÍS Foto: AgenciaUNO

Presidente Boric se alinea con el progresismo global tras poner en jaque relaciones con Israel

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Andrés Cárdenas Guzmán
Por : Andrés Cárdenas Guzmán Periodista El Mostrador
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Expertos en materia internacional aseguran que el Presidente Boric fortalece su posición personal en el progresismo global -tras el retiro de los agregados militares de Tel Aviv- pero envía una señal equívoca interna en materia de seguridad e inteligencia militar.


El Gobierno del Presidente Gabriel Boric decidió retirar a todos sus agregados militares en la embajada de Chile en Israel, en una señal contra lo que calificó como una “operación militar desproporcionada e indiscriminada” por parte del ejército israelí en la Franja de Gaza.

Analistas coinciden en que la medida profundiza el posicionamiento de Chile dentro del bloque progresista internacional, que ha endurecido sus críticas a las acciones del gobierno de Benjamín Netanyahu, pero también le genera réditos políticos al Mandatario chileno en el ámbito interno del progresismo.

Eso sí, la decisión no está exenta de advertencias sobre posibles costos en materia de Defensa, sobre todo en caso de confirmarse que el anuncio de hoy fue solo un movimiento previo a la suspensión o ruptura de relaciones diplomáticas entre Chile e Israel, lo que —si bien desde La Moneda llamaron a no especular— podría ser anunciado en la Cuenta Pública de este 1 de junio.

En el comunicado difundido por la Cancillería, el Ejecutivo chileno no solo explicó el retiro del cuerpo militar de su misión en Tel Aviv, sino que exigió directamente a Israel “cesar su operación militar”, permitir el ingreso de ayuda humanitaria y respetar el derecho internacional.

El pronunciamiento formal estuvo precedido por una acusación aún más directa por parte del propio Presidente Boric en sus redes sociales: “Quienes ejecutan y permiten esto son criminales de guerra y así los juzgará la humanidad”, escribió el 20 de mayo, calificando la situación como una “limpieza étnica”.

Un giro progresivo con anclaje ético

El retiro de los agregados militares fue calificado por algunos expertos como un paso coherente dentro de un continuo de señales diplomáticas progresivas del gobierno de Boric frente a la ofensiva israelí. Así lo explicó a El Mostrador Gilberto Aranda, profesor del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, quien, junto con remarcar que en mayo del año pasado Israel retiró a su agregado militar en Chile tras desencuentros diplomáticos y marginación de la FIDAE, destacó que este tipo de acciones “expresan una ética de la convicción” frente a la catástrofe humanitaria en Gaza.

“Es una medida que no modificará el curso de acción del gabinete israelí, pero sí alinea a Chile con una franja del progresismo global —europeo y latinoamericano— que ha decidido emitir señales concretas de condena a lo que ocurre en Gaza”, señaló Aranda. El académico explicó que esta decisión podría tener “algún efecto” en costos materiales, especialmente porque Israel provee reparación y refacción de determinados instrumentos del sistema de Defensa, pero —en su opinión— “es un costo que Chile está dispuesto a asumir en este continuo de acciones para expresar su rechazo a la política bélica de Israel en Gaza”.

María José Mora, académica del Instituto de Historia de la Universidad de los Andes, reafirmó que, tras el ataque de Hamás en octubre de 2023, la respuesta del Gobierno de Chile ha sido muy clara. En ese sentido, coincide en que la reacción del Ejecutivo busca alinearse con los gobiernos europeos y otros gobiernos de América Latina, “que intentan aumentar la presión sobre el gobierno de Netanyahu”.

En ese contexto, Chile ha escalado sus acciones desde la condena diplomática hasta iniciativas legales internacionales. En enero de 2024, junto con México, presentó una solicitud a la Corte Penal Internacional (CPI) para investigar posibles crímenes de guerra. En paralelo, se sumó a la demanda por genocidio impulsada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia. La progresión de estas decisiones consolida a Boric como uno de los jefes de Estado más activos dentro del sur global en defensa del pueblo palestino.

¿El fin de las relaciones diplomáticas?

El escenario más sensible está aún por definirse. Pese a que el ministro del Interior, Álvaro Elizalde, enfatizó que el Gobierno quizo dar una “señal” y llamó a no especular, no es descartable para los expertos que el Presidente Gabriel Boric podría anunciar, en la Cuenta Pública del 1 de junio, la suspensión —o ruptura— de relaciones diplomáticas con Israel. De ocurrir, sería una decisión de enorme significado, no solo por lo inusual en la historia diplomática chilena, ya que el propio Mandatario ha recordado que la última vez que Chile rompió relaciones fue con la Alemania nazi en 1943, sino porque —a juicio de los analistas— se trataría de un salto dentro del continuo de acciones diplomáticas.

Para el académico Gilberto Aranda, si el Presidente Boric opta por romper relaciones, “tendría que explicarlo muy bien”, ya que —en referencia a lo ocurrido recientemente en Venezuela—él mismo ha sostenido que, como regla general, cortar vínculos diplomáticos es indeseable. De ser así, Chile cruzaría un umbral diplomático raramente transitado, elevando su condena a Israel desde el plano simbólico hacia uno de consecuencias reales y profundas.

Exembajador José Rodríguez Elizondo advierte: “Es una señal equívoca”

Galardonado en 2021 con el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades, José Rodríguez Elizondo no solo conoce la región, sino que vivió y trabajó directamente en el proceso de paz entre israelíes y palestinos como embajador de Chile en Israel durante una etapa clave de las negociaciones de los Acuerdos de Oslo (1997-2000).

La visión crítica del abogado, diplomático e internacionalista sobre la decisión del Ejecutivo no tardó en circular, con un firme mensaje: “Retirar agregados militares para dar una señal política o diplomática es una señal, a mi juicio, equívoca.”

Consultado por El Mostrador, Rodríguez Elizondo dejó en claro que su postura no omite la gravedad de la situación en Gaza. “Me espanta lo que está sucediendo en Gaza. Condeno la manera en que el primer ministro Netanyahu respondió al atentado terrorista de Hamas. Para Netanyahu, esto no fue una represalia, sino que una guerra total contra Hamas que se ha convertido de hecho en una guerra contra la población gazatí”, sostuvo.

Sin embargo, Rodríguez Elizondo advirtió que condenar las políticas del actual gobierno israelí “no es antagónico con privilegiar el interés nacional de Chile”, y en esa línea cuestionó la lógica detrás del retiro de los agregados militares. “La función de los agregados militares es analizar sobre el terreno de otro país los temas de seguridad y defensa (…). En esencia, un agregado militar es un recolector profesional de información (…), un sensor humano en el aparato de defensa estatal.”

Desde esa perspectiva, lamentó que se sacrifique una fuente directa de inteligencia y aprendizaje en un teatro de operaciones crucial, lo que a su juicio representa una pérdida estratégica para Chile. “Interrumpe un aprendizaje profesional valioso sobre tácticas, tecnologías, doctrina, comportamiento de actores estatales y no estatales”, explicó.

Más aún, planteó que la medida puede generar una “colisión entre la lógica diplomática y la lógica militar, que es una colisión entre el interés del Estado y del gobierno.” Insistió en la necesidad de medir el “costo país” de decisiones de esta naturaleza. “Esto puede afectar el alistamiento de la defensa y la credibilidad en temas de disuasión estratégica de un país”, advirtió, subrayando además que “la configuración geopolítica de Chile es problemática. Esto lo sabe cualquier cadete de cualquier institución militar.”

El exembajador propuso alternativas menos costosas para expresar el repudio del país, como el envío de observadores militares en el marco de la ONU o mediante misiones multilaterales, o bien la colaboración con centros de estudios de defensa en el extranjero, aunque admitió que “naturalmente son opciones menores que tener profesionales chilenos en el teatro de operación.”

A modo de conclusión, Rodríguez Elizondo comparó el retiro de agregados con una censura autoimpuesta en nombre de un principio moral. “Retirar agregados militares de un teatro de operaciones equivale a retirar a reporteros que están cumpliendo funciones en escenarios bélicos para dar una señal de opinión política a los lectores. Es decir, para emitir a través de estos agentes una condena moral a costa de la información.”

Y dejó una pregunta abierta con implicancias éticas y de coherencia diplomática: “Muchos observadores y analistas chilenos y extranjeros se van a preguntar si Chile va a reaccionar de igual manera con respecto a la invasión de Rusia a Ucrania”.

Una medida con eco interno

La decisión del Ejecutivo también ha tenido un fuerte eco en la política interna. Desde el oficialismo, parlamentarios celebraron la medida e incluso llamaron a ir un paso más allá.

La diputada Ericka Ñanco (FA), presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, enfatizó que Chile se ajusta a principios y valores que se enmarcan bajo el derecho internacional, por lo cual reiteró el llamado al cese inmediato de las hostilidades, al respeto internacional y al ingreso de la ayuda humanitaria. Si esta situación persiste, añadió, “el Estado de Chile deberá tomar acciones que reflejen el compromiso real con el respeto de los derechos humanos y se deberán tomar acciones que demuestren este compromiso”.

En esa misma línea, el diputado Jorge Brito (FA), miembro de la Comisión de Defensa de la Cámara, sostuvo que “es importante aislar al Estado de Israel y avanzar al embargo militar como ya lo anunció España, pues, de lo contrario, Israel no se detendrá hasta asesinar al último niño palestino”.

También se manifestó la candidata del Partido Comunista (PC) a la primaria oficialista, la exministra Jeannette Jara (PC). A través de sus redes sociales, declaró que “suspender relaciones diplomáticas con Israel es un hecho que, en mi mandato, se consideraría a cabalidad”. Tajantemente, dijo que “la situación es extrema, deplorable y la posibilidad concreta de un genocidio se configura de manera clara”.

Desde el Partido Socialista (PS), el diputado Marcos Ilabaca afirmó que el Presidente Gabriel Boric “ha sabido interpretar con claridad del profundo rechazo que gran parte del pueblo chileno siente frente a las atrocidades que se cometen en Gaza”. El parlamentario espera que la medida anunciada hoy “sea solo el inicio de una serie de acciones más firmes y decididas desde las suspensiones de relaciones diplomáticas hasta la promoción de sanciones internacionales y un firme respaldo a la causa palestina en todas las instancias, porque no se trata de geopolítica, se trata de humanidad y Chile no puede estar al margen”.

Pero el consenso político está lejos. Desde la derecha, las críticas no se hicieron esperar. El diputado Cristián Araya (Partido Republicano) calificó el anuncio presidencial como “otro gesto ideológico sin medir consecuencias para Chile”. Según el parlamentario, esto sí da el primer paso hacia “una ruptura diplomática” y a su juicio “todo indica que seguirá el camino de (Gustavo) Petro”. Para el diputado Aracaya, lo único rescatable: “el próximo gobierno restablecerá los lazos con nuestros socios estratégicos”.

En paralelo, el diputado y candidato presidencial Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario), planteó que “más allá de lo que uno piense del conflicto palestino-israelí, nosotros tenemos cuanto menos un deber de neutralidad”. En sus palabras, “la medida pone en riesgo la seguridad nacional”.

“En estas materias no se trata de dar señales”

Pero las críticas no solamente llegaron desde la derecha. Alejandra Krauss, secretaria nacional de la Democracia Cristiana, cuestionó la decisión del Gobierno, advirtiendo que, más que una señal, se trata de una acción de política de Estado con implicancias profundas que debió ser más consultada. “En estas materias no se trata de dar señales”, le dijo a Cooperativa, expresando su preocupación por los chilenos residentes en Israel y por el rumbo que podría tomar la relación bilateral si se concreta una ruptura diplomática.

En paralelo, el presidente del PPD, el senador Jaime Quintana, cuestionó la precisión del lenguaje en la declaración de Cancillería al referirse a Gaza como “territorio ocupado” —lo que, según él, no es correcto desde 2005—. “Alguien va a decir: ‘Es que está ocupado militarmente’… Por supuesto, pero (en el texto) se dice ‘territorio ocupado’ de la misma manera como se hace respecto de Cisjordania, que sí está ocupado, y Gaza no es territorio ocupado. Otra cosa es que haya una campaña militar brutal, todo lo que podamos decir, pero Israel se retiró el 2005 completamente de Gaza”, explicó.

El timonel del PPD —partido de la candidata presidencial del Socialismo Democrático, Carolina Tohá— desdramatizó el retiro de los agregados militares. A su juicio, “no es algo que me llame tanto la atención, porque si había agregados militares, tampoco estaban cumpliendo una labor muy relevante, porque hay una guerra en ese territorio”. No obstante, advirtió: “otra cosa sería si Chile cortase relaciones, porque efectivamente hay chilenos que viven allá, hay una acción consular, y es una democracia. Yo puedo estar en las antípodas de Netanyahu, como, de hecho, lo estoy políticamente, pero es una democracia y con las democracias, normalmente, no se rompen relaciones. Yo tendría cuidado de no quedar en la situación, respecto de ese territorio, como están Bolivia, Venezuela y otros países de otro eje”.

Chile reconoció a Palestina como un Estado “libre, independiente y soberano” en 2011, durante el primer gobierno del Sebastián Piñera (entre 2010 y 2014).

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