Arquitecto Felipe Arteaga y toma de Quilpué: “Esto no se va a resolver de forma fácil”
Felipe Arteaga, urbanista y director del Centro de Políticas Públicas de la U. Finis Terrae, advirtió que la demolición de la toma Calicheros es “una señal importante”, pero que mientras no haya soluciones robustas para las familias, “este problema no se va a resolver de forma fácil”.
El arquitecto y académico Felipe Arteaga analizó el contexto de la toma de Quilpué, vinculada al asesinato del empresario Alejandro Correa, señalando que refleja un fenómeno distinto a las tomas históricas por necesidad.
“Aquí había un negocio asociado a la toma y venta irregular de terrenos. Eso está marcado en términos graves por el asesinato por encargo del dueño, que advirtió que no había una toma orgánica de familias, sino una planificación con fines de lucro”, explicó en conversación con Al Pan Pan con Mirna Schindler.
De cara al desalojo, planteó que si bien es una medida necesaria, requiere acompañamiento: “En la medida que no haya una solución clara y robusta para las familias que quedarán en la calle, este problema no se va a resolver de forma fácil”.
Agregó que, de no existir alternativas, es probable que se repitan casos de resistencia: “No porque no quieran moverse, sino porque no tienen otra opción”.
Arteaga insistió en que la demolición es también un mensaje contra la proliferación de nuevas tomas: “Es una señal importante y justa, con respaldo legal, porque de lo contrario más personas verán la posibilidad de lucrar con la venta irregular de terrenos”.
Sin embargo, subrayó que el proceso debe considerar la dimensión social: “Detrás de esta situación hay personas, hay niños, hay vidas que cuidar”.