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Aceite de oliva chileno: calidad reconocida internacionalmente, pero bajo amenaza Alimentos

Aceite de oliva chileno: calidad reconocida internacionalmente, pero bajo amenaza

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El aceite de oliva extra virgen es uno de los productos más valorados por su sabor, versatilidad y beneficios para la salud. Sin embargo, su creciente popularidad también ha dado pie a prácticas fraudulentas que engañan al consumidor y ponen en riesgo la seguridad alimentaria.


El aceite de oliva extra virgen chileno vive un momento dorado. Con la histórica alza de precios internacionales provocada por la baja producción en países mediterráneos, la industria nacional ha ganado protagonismo en el escenario global.

Actualmente, el litro se cotiza en torno a los ocho dólares, y el prestigio de las marcas chilenas crece entre consumidores que buscan calidad, trazabilidad y sabor.

La elaboración de un aceite de oliva chileno combina atributos organolépticos (frutado, amargor y picor) con estándares de producción sustentables. Sin embargo, este auge ha venido acompañado de una preocupación por el aumento del fraude alimentario.

La creciente demanda global también ha incentivado prácticas fraudulentas. Según advirtió la gerente general de ChileOliva, Gabriela Moglia, durante el seminario “Fraude en el Aceite de Oliva”, una de las formas más comunes de engaño es comercializar mezclas de aceites de semillas (como girasol o soya) haciéndolas pasar por aceite de oliva extra virgen.

El riesgo no es menor. Tal como explicó Álvaro Flores, del Ministerio de Salud, estas prácticas pueden afectar la salud pública, especialmente si los productos adulterados no cumplen con las condiciones sanitarias adecuadas. A su vez, el Sernac alertó sobre la dificultad que tienen los consumidores para detectar este tipo de fraudes, dada la asimetría de información y la falta de legislación específica.

Cómo reconocer un verdadero extra virgen

Hablar de cuáles son las marcas adulteradas no es tan fácil, ya que el fraude puede ser en un stock de botellas, pero no en toda la producción. Por eso, y para evitar ser víctima de un engaño, los expertos recomiendan estar atentos a ciertos atributos sensoriales. Un buen aceite de oliva extra virgen debe tener:

  • Frutado: aroma fresco con notas herbáceas o a frutas verdes.

  • Amargor: sensación en la lengua, típica de los polifenoles presentes naturalmente.

  • Picor: leve ardor en la garganta, señal de frescura y calidad.

Por el contrario, si el aceite huele a aceitunas fermentadas o presenta un olor “atrojado” (rancio), podría no ser extra virgen o estar defectuoso.

El gremio y otras instituciones públicas y privadas están trabajando en conjunto para establecer normativas más estrictas, fomentar la educación del consumidor y combatir el fraude, siguiendo modelos como los aplicados en Australia y California.

El llamado entonces es a adquirir aceites a través de canales oficiales, revisar etiquetados y preferir marcas que ofrezcan trazabilidad. Sobre todo cuando los aceites de oliva extra virgen producidos en Chile han sido reconocidos por su excelente calidad.

Estudios como el realizado por la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, presentados en el reciente seminario organizado por ChileOliva, la Asociación de Productores de Aceite de Oliva, destacan que los productos de las marcas asociadas cumplen con exigentes parámetros internacionales, lo que garantiza no solo su categoría “extra virgen”, sino también sus beneficios para la salud.

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