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Cola de Mono y revive la tradición del clásico cóctel chileno Gastronomía Créditos: Cedida.

Cola de Mono y revive la tradición del clásico cóctel chileno

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El cola de mono sigue estando en los hogares, en las recetas heredadas y en esa tradición de prepararlo con anticipación para compartir con la familia. La versión casera convive hoy con propuestas listas para servir que permiten mantener vivo el ritual en distintos formatos.


En Chile, pocas bebidas evocan tan bien el espíritu de diciembre como el Cola de Mono, un cóctel que se convierte en protagonista absoluto de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Su dulzor característico, su aroma especiado y su frescura lo han convertido en un símbolo afectivo y gastronómico que marca el inicio de la temporada festiva en miles de hogares.

La receta clásica combina aguardiente, leche, café, azúcar y especias, una mezcla que equilibra cremosidad, tostado y notas cálidas. Con los años, cada familia le ha impuesto su sello propio, sumando ingredientes como canela, clavo de olor, nuez moscada, vainilla o cáscara de naranja, lo que ha enriquecido aún más el carácter del cóctel.

Su preparación, aunque sencilla, demanda cariño y paciencia: primero se hierve la mezcla de leche, azúcar y especias; luego se deja enfriar antes de incorporar el café diluido y el aguardiente. Finalmente, se cuela y se refrigera, idealmente durante varias horas, para que los sabores se integren a la perfección.

Se sirve siempre bien helado, la mejor manera de enfrentar las altas temperaturas del verano austral. En la mesa chilena suele acompañarse de pan de Pascua, una dupla inseparable y prácticamente ritual.

Un origen entre anécdotas y leyendas

Como toda buena tradición, el cola de mono tiene varias historias atribuidas a su nacimiento. Una de las más citadas apunta a Pedro Montt, presidente de Chile entre 1906 y 1910. La versión sostiene que durante una reunión social, Montt quiso retirarse temprano y pidió su chaqueta y su pistola Colt. Para retenerlo, los anfitriones habrían simulado buscarlas mientras improvisaban una mezcla de aguardiente, café con leche y azúcar.

El resultado fue bautizado irónicamente como “Colt de Montt”, nombre que con el tiempo derivó primero en colemono y luego en cola de mono.

Otra historia vincula el nombre a las antiguas botellas de Anís del Mono, un licor español cuya etiqueta mostraba un mono con una larga cola. Esa imagen, según algunos relatos, habría inspirado el bautizo del cóctel.

Sea cual sea la versión más cercana a la verdad, el cola de mono trascendió los salones de la élite y se transformó en una preparación casera, compartida entre generaciones. Hoy, forma parte del patrimonio líquido de Chile y representa una tradición que mezcla historia, sabores y memoria afectiva.

La Pizka: un clásico que vuelve a brillar esta temporada

En este contexto festivo, algunas marcas chilenas aprovechan diciembre para presentar versiones listas para servir, manteniendo viva la costumbre para quienes buscan calidad y conveniencia. Entre ellas, destaca La Pizka, que anunció el relanzamiento de su Cola de Mono para la temporada 2025.

La marca ha alcanzado reconocimiento dentro y fuera del país gracias a una receta que equilibra tradición y técnica. Su versión ha logrado premios relevantes, como el galardón al “Mejor Cóctel” en los Catad’Or Wine Awards 2023, uno de los certámenes de bebidas más importantes de Latinoamérica. En 2025 volvió a sobresalir al obtener nuevamente la Medalla de Oro, ratificando su consistencia y calidad.

“El relanzamiento del Cola de Mono responde al interés que el producto genera entre consumidores que esperan su disponibilidad anual para acompañar celebraciones de fin de año. Su preparación mantiene un sello característico, basada en café, leche, alcohol y aguardiente infusionado con canela, vainilla, nuez moscada, clavo de olor, cáscara de naranja y café, además elaborada con procesos cuidados y materias primas seleccionadas para asegurar consistencia y estabilidad”, explica Diego Taggart, socio fundador de La Pizka.

La versión 2025 ya se encuentra disponible en más de mil puntos de venta en todo Chile, incluyendo supermercados, botillerías, tiendas de conveniencia y más de 250 locales del canal Horeca, lo que la convierte en una de las opciones preferidas para acompañar reuniones familiares y celebraciones de fin de año.

Y es que el cola de mono permanece como uno de los sabores más reconocibles de diciembre, un símbolo festivo profundamente chileno, capaz de reunir historias, brindar identidad y acompañar cada celebración con un toque de memoria, frescura y dulzor.

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