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Shanghái: la moderna ciudad china que brilla sobre el río Huangpu Viajes

Shanghái: la moderna ciudad china que brilla sobre el río Huangpu

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Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País, Revista Jengibre y Braga.
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Cuando ya está confirmado que una nueva ruta aérea unirá Santiago con Shanghai, visitamos la ciudad que combina modernidad y tradición, sorprendentemente segura y donde se puede disfrutar de lo mejor de China.


Si bien hasta ahora existían varias rutas desde Santiago hacia Shanghái con conexiones en Europa, Norteamérica o Medio Oriente, una gran noticia para los viajeros chilenos es la aprobación de una nueva ruta directa entre Chile y China.

La Administración de Aviación Civil de China (CAAC) autorizó un vuelo que unirá Santiago con Shanghái, con escala técnica en Auckland, Nueva Zelanda. La ruta será operada por China Eastern Airlines y contará con tres frecuencias semanales, fortaleciendo la conexión aérea entre ambos países y marcando un nuevo hito en la relación entre ambos países.

Algo que ya nos había comentado hace unos días el cónsul de Chile en Shanghái, Gonzalo Figueroa, cuando fuimos parte de la Cumbre Internacional de Usuarios Omoda | Jaecoo 2025, donde tuvimos la oportunidad de conocer esta fascinante y cosmopolita ciudad china.

Además, hasta el 31 e mayo de 2026, los chilenos no necesitan visa para ingresar a China, gracias a un plan piloto de exención temporal que busca fomentar el turismo y los lazos comerciales entre ambas naciones.

Jardin de Yuyuan. Créditos: Loreto Santibáñez.

Shanghái, un punto de encuentro entre Oriente y Occidente

Shanghái, la metrópolis más cosmopolita de China, es una mezcla fascinante de historia milenaria y modernidad futurista. Con más de 26 millones de habitantes, esta ciudad se vive día y noche entre luces, aromas y contrastes. Desde los templos budistas y las calles antiguas hasta los rascacielos y restaurantes con estrellas Michelin, Shanghái encarna el pulso del Asia del futuro.

El río Huangpu, que divide la ciudad entre el Bund y Pudong, se ilumina cada noche con un espectáculo de luces sincronizado que puede disfrutarse desde el malecón del Bund o en una navegación nocturna. No importa cuántas veces se contemple: siempre resulta hipnótico.

Destacan el Bund, con su paseo fluvial y edificios de estilo europeo frente al skyline de Pudong, y Nanjing Road, una de las calles comerciales más famosas del planeta.

Vista de la torres iluminadas de Shanghai durante navegación por el río Huangpu. Créditos: Loreto Santibáñez.

Del otro lado del río, el distrito de Pudong es el emblema del Shanghái contemporáneo. Allí se erige la Torre de Shanghái, una obra maestra de la arquitectura moderna que se eleva 632 metros sobre el suelo, con 128 pisos, 106 ascensores y 420.000 m² de superficie. Es el edificio más alto de China y el tercer rascacielos más alto del mundo. Su mirador ofrece una vista panorámica impresionante de toda la ciudad.

Junto a ella se encuentra el Shanghai World Financial Center, conocido como “El Destapador”. Con 492 metros y 101 pisos, es el segundo edificio más alto de la ciudad y cuenta con un mirador de dos plantas a 440 metros, desde donde se domina el horizonte de Pudong.

Otra joya arquitectónica es la Torre Perla Oriental, símbolo de la ciudad, que tiene tres niveles de observación: el “Módulo Espacial” a 350 metros, otro a 263 metros, y la “Ciudad del Espacio” a 90 metros. Su restaurante giratorio, a 267 metros, ofrece una experiencia culinaria única con vistas espectaculares del río Huangpu.

Torre Perla Oriental desde la calle. Créditos: Loreto Santibáñez.

Shanghái cuenta con una amplia oferta cultural. El Museo de Shanghái, en la Plaza del Pueblo, alberga una de las colecciones más importantes de arte chino antiguo. El Centro de Arte de Pudong y el Power Station of Art destacan por su arquitectura y exposiciones contemporáneas.

Para las familias, el Acuario Oceánico de Shanghái —uno de los más grandes de Asia— y el Shanghai Disneyland, primer parque Disney de China continental, son experiencias imperdibles que combinan entretenimiento y asombro.

Naturaleza y templos: el pulmón verde y espiritual de la ciudad

En medio del vértigo urbano existen oasis verdes que invitan a bajar el ritmo y reconectarse con lo esencial. La ciudad, conocida por su modernidad y dinamismo, sorprende por la cantidad y calidad de sus parques, jardines y espacios naturales, donde el agua, los pájaros y el paisajismo se vuelve protagonista.

El Jardín Yuyuan, en el corazón del casco antiguo, es una joya del siglo XVI que parece detenida en el tiempo. Combina elementos típicos del jardín clásico chino, como estanques, rocas ornamentales, puentes, pequeños arroyos y vegetación variada, que evocan la serenidad de la dinastía Ming.

Jardín Yuyuan. Créditos: Loreto Santibáñez.

Además, está rodeado por el bazar Yuyuan, la casa de té Huxinting, tiendas variadas y restaurantes, lo que hace que la experiencia sea mucho más allá del jardín en sí. Aquí, el aire huele a té jazmín y a historia, y basta cruzar un puente para sentir que la ciudad moderna se ha desvanecido.

El Parque Fuxing, de estilo francés, es un remanso en el corazón de la ciudad. El Parque Zhongshan, con su lago y jardines floridos, es ideal para caminar o practicar tai chi.

El Century Park, en Pudong, es el más grande de la ciudad, con bosques, senderos y áreas de picnic. Otros imperdibles son el Parque Lu Xun, el Parque Gucun, famoso por sus cerezos en flor

Templo de Buda de Jade

El contraste también se vive en sus templos budistas, que ofrecen serenidad en medio del bullicio urbano. El Templo del Buda de Jade, con sus estatuas talladas en jade blanco, es uno de los más visitados, mientras que el Templo Jing’an, enclavado entre rascacielos, y el Templo Longhua, el más antiguo de la ciudad, conserva una pagoda de seis pisos y jardines que invitan a la meditación.

Todos ofrecen un remanso de calma frente al dinamismo urbano y son testimonio del profundo vínculo espiritual que aún late en el corazón de esta metrópoli moderna.

Xintiandi: entre la historia China y la sofisticación moderna

A pocos kilómetros, el barrio de Xintiandi invita a descubrir un Shanghái más íntimo y sofisticado con calles peatonales, repletas de boutiques, cafés, bares y restaurantes.

Callejones de Xintiandi. Loreto Santibáñez.

Originalmente, la zona estaba compuesta por casas tradicionales Shikumen, construidas a finales del siglo XIX y principios del XX, que combinaban arquitectura oriental y occidental con patios interiores que ofrecían privacidad. Pero las autoridades optaron por revitalizar estas estructuras históricas y así nació Xintiandi -que significa “Nuevo Cielo y Tierra”- en 2001, un distrito que conserva el encanto del pasado pero que también es un epicentro cultural, gastronómico y de entretenimiento que atrae tanto a turistas como a locales.

Una de las antiguas casas de ladrillo de Xintiandi, hoy convertida en museo, fue el lugar donde se celebró el Primer Congreso Nacional del Partido Comunista Chino en 1921. En su interior se puede recorrer la habitación donde Mao Zedong y los delegados procedentes de todo el país se reunieron para fundar el partido.

Interior del museo.

Las exposiciones muestran fotos de los asistentes, las bases del partido y la agenda del congreso, ofreciendo una mirada histórica fascinante. La visita a la casa es gratuita y altamente recomendable para quienes buscan conocer la historia política de China mientras disfrutan del barrio.

Pero hay mucho por hacer en Xintiandi. La oferta gastronómica es diversa con locales que se vuelven tendencia en las redes sociales. Cuenta con premiados restaurantes y bares que ofrecen música en vivo, cócteles artesanales y vistas panorámicas de la ciudad.

La zona también es ideal para los amantes de las compras de marcas más exclusivas hasta artesanía local, y allí se realizan diversos eventos culturales, exposiciones de arte, presentaciones de teatro y cine al aire libre, además de la Semana de la Moda de Shanghái.

Xintiandi es un punto de encuentro de locales y turístas. Créditos: Loreto Santibáñez.

Sabores intensos y experiencias sensoriales

La cocina shanghainesa combina dulzor, picante y una buena dosis de ajo y pimienta. Los platos se saborean y disfrutan de manera distinta a la occidental: aquí se sorbe y se celebra el sonido como parte del placer de comer.

Algunos lugares imperdibles son Jia Jia Tang Bao, célebre por sus xiao long bao (dumplings al vapor rellenos de caldo); Imperial Treasure, especializado en dim sum; REN He Guan, con auténtica cocina local; y Seventh Son, donde brilla la tradición cantonesa. Para los amantes de la cocina oriental más popular, Yunhe Noodle y Xiao Tao Main Guan son paradas ideales para disfrutar de fideos chinos elaborados con maestría.

Los baozi o bao son panecillos rellenos al vapor. Créditos: Loreto Santibáñez.

Shanghái se ha consolidado como un destino gastronómico de clase mundial, albergando restaurantes, bares y hoteles reconocidos por Michelin y The World’s 50 Best Restaurants, que refuerzan su estatus como capital culinaria de Asia.

Para los paladares occidentales, Otto e Mezzo (dos estrellas Michelin) ofrece alta cocina italiana de precisión impecable, mientras Polux y Villa Le Bec destacan como bistrós franceses de nivel internacional.

La ciudad también presume una coctelería en auge, con bares como Bar Rouge o Lounge 18, que figuran entre los mejores del mundo por su sofisticación, su ambiente cosmopolita y sus vistas panorámicas del Bund. Todo ello se complementa con una oferta hotelera de lujo, donde el arte, el diseño y la hospitalidad alcanzan altos estándares.

Los platos puede tener abundante ajo, pimienta y picante, aunque también hay preparaciones más neutras. Créditos: Loreto Santibáñez.

Seguridad, compras y oportunidades

Shanghái destaca por su orden, limpieza y seguridad. Aunque el tráfico puede ser intenso en horas punta, todo funciona con una organización ejemplar. Las cámaras de televigilancia cubren gran parte del espacio público, lo que la convierte en una de las urbes más seguras del mundo. No es raro que, si alguien olvida un objeto en un café, taxi o estación, pueda recuperarlo fácilmente o incluso recibirlo de vuelta si contiene datos de contacto.

El turismo de compras es otro de los grandes atractivos. Desde grandes centros comerciales de Nanjing Road y Huaihai Road, hasta los populares “copy markets”, donde se encuentran imitaciones tecnológicas, ropa, maletas, zapatillas, carteras, joyas y relojes de distinta calidad y precio. Aquí, regatear es parte de la experiencia: el precio inicial suele ser tres o cuatro veces superior al valor final, lo que convierte cada compra en un juego entretenido y culturalmente revelador.

Copy market. Créditos: Loreto Santibáñez.

Es importante considerar que Alipay o WeChat son las principales aplicaciones de pago en China. Como las tarjetas de crédito internacionales son poco utilizadas, se recomienda descargar y configurar estas apps antes del viaje.

Muchos visitantes aprovechan su estancia para experimentar terapias tradicionales chinas como masajes, acupuntura o moxibustión, así como tratamientos de belleza y skincare que combinan hierbas milenarias con técnicas modernas.

Cómo moverse en Shanghái

Recorrer Shanghái es sencillo gracias a su moderno sistema de metro, uno de los más extensos y eficientes del mundo. Los boletos se compran indicando origen y destino, y se utiliza una tarjeta magnética tanto para ingresar como para salir. Cada estación cuenta con controles de seguridad y la puntualidad es admirable.

Moverse por la ciudad también es fácil gracias a Didi, disponible a través de Alipay o WeChat. También se ofrece la Shanghai Pass, una tarjeta turística que permite acceder a más de 40 atracciones —como miradores, museos, jardines y cruceros por el río— además de incluir transporte y descuentos en puntos de interés.

Estación de metro en Shanghai. Créditos: Loreto Santibáñez.

En materia de conectividad digital, Google, redes sociales y varios sitios occidentales están restringidos, incluso al usar Wi-Fi local. Por ello, conviene adquirir una eSIM internacional que permita mantener acceso libre a internet y redes sociales durante la estadía.

Aunque en Shanghái se habla más inglés que en otras ciudades chinas, no todos los locales lo dominan. Sin embargo, la mayoría muestra buena disposición para ayudar, y las aplicaciones de traducción son grandes aliadas para los visitantes.

Un detalle importante para el viajero es que los baños tradicionales son de piso, aunque cada vez más lugares —especialmente hoteles, aeropuertos y restaurantes— disponen de ambas opciones: de piso y de asiento.

Pero sin duda Shanghái es una ciudad que deja una impresión imborrable en sus visitantes. Entre templos milenarios, rascacielos impresionantes, barrios históricos, parques exuberantes y gastronomía única, es un destino para volver.

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