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Turismo masivo pone en jaque a destinos más visitados del mundo: ciudades buscan frenar su impacto Turismo Créditos: El Mostrador.

Turismo masivo pone en jaque a destinos más visitados del mundo: ciudades buscan frenar su impacto

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El turismo masivo amenaza la infraestructura, el patrimonio y la calidad de vida de residentes en destinos como Barcelona, Venecia y Bali, impulsando medidas como límites de visitantes, impuestos y regulación de alquileres para promover un modelo más sostenible.


El turismo masivo, o más conocido como “overtourism”, está generando crecientes quejas en diversos países y destinos turísticos alrededor del mundo.

El turismo masivo se produce cuando un destino recibe tal cantidad de visitantes que los efectos sobre su infraestructura, el medioambiente, el patrimonio cultural y la vida cotidiana de sus habitantes dejan de ser sostenibles. Lo que en principio impulsa la economía local puede transformarse en una carga para las comunidades que lo habitan.

De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT), el número de llegadas internacionales, que ya alcanzó los 1.500 millones en 2019, podría escalar hasta 1.800 millones en 2030, aumentando la presión sobre los destinos más populares.

Uno de los mayores desequilibrios radica en la concentración del flujo turístico: el 80 % de los viajeros visita solo el 10 % de los destinos del planeta, lo que genera una saturación que pone en jaque la capacidad de muchas ciudades y ecosistemas para sostener ese nivel de demanda.

Entre los efectos más evidentes del turismo desbordado se cuentan el aumento del costo de vida, la gentrificación, la pérdida de identidad local, el deterioro ambiental, la sobrecarga del transporte público y la proliferación del turismo de corta estancia, que deja menos beneficios económicos y un mayor impacto social y territorial.

Barcelona, una ciudad al límite del turismo

Una encuesta realizada en Europa mostró el creciente malestar de los ciudadanos frente al turismo masivo: el 32 % de los encuestados en España considera que su zona local tiene “demasiados turistas extranjeros”, y en Cataluña la cifra asciende al 48 %, reflejando una percepción de saturación que se ha instalado especialmente en la capital catalana.

En Barcelona, el turismo representa cerca del 15 % del PIB local, una cifra que demuestra su peso en la economía pero también la dependencia que genera. Sin embargo, el auge de los alojamientos turísticos, los arriendos de corto plazo y la masiva afluencia de visitantes han transformado los barrios tradicionales y encarecido la vida de sus residentes, que denuncian una pérdida progresiva de calidad de vida.

Frente a este escenario, las autoridades municipales han comenzado a implementar políticas más estrictas. Una de las más relevantes es la prohibición del alquiler de habitaciones particulares para turistas antes de 2028, junto con nuevas regulaciones para limitar el crecimiento del turismo y recuperar espacios para los habitantes de la ciudad.

Venecia busca frenar el turismo desbordado

En 2024, Venecia dio un paso inédito en su lucha contra el turismo masivo al implementar un programa piloto que cobra 5 euros de entrada a los visitantes que llegan por el día, conocidos como day-trippers. La medida se aplica entre las 8:30 y las 16:00 horas, los horarios de mayor afluencia, y busca desincentivar las visitas masivas en jornadas específicas, especialmente durante fines de semana y temporada alta.

El plan se suma a otras restricciones impulsadas por el ayuntamiento, como la prohibición de grandes cruceros en el canal de la Giudecca, una medida orientada a preservar el delicado entorno patrimonial y medioambiental de la ciudad. Con estas políticas, Venecia intenta equilibrar su dependencia económica del turismo con la urgencia de proteger su identidad y la calidad de vida de sus habitantes.

Bali, un paraíso bajo presión turística

En 2024, Bali alcanzó cifras récord al recibir 6,33 millones de visitantes internacionales, superando los niveles previos a la pandemia. El turismo se ha consolidado como el motor principal de la economía local, representando cerca del 70 % del producto regional, según datos citados por TIME.

Pero detrás del auge económico, las autoridades y residentes advierten sobre un impacto cada vez más evidente: escasez de agua, acumulación de residuos, presión sobre la infraestructura, pérdida cultural y un desarrollo urbano que avanza sin planificación.

Para mitigar estos efectos, el gobierno local implementó en 2024 un impuesto turístico de 9 dólares por visitante, además de nuevas normas de conducta orientadas a fomentar un turismo más responsable y sostenible en la isla.

Hacia un turismo más sostenible y equilibrado

Diversos destinos turísticos alrededor del mundo están adoptando nuevas estrategias para frenar el turismo masivo y mitigar sus efectos sobre la vida local, el patrimonio y el medioambiente.

Una de las medidas más extendidas es la introducción de tarifas de entrada o peajes para visitantes de un solo día, como ocurre en Venecia, donde se busca reducir el flujo excesivo de day-trippers. En paralelo, ciudades como Barcelona han endurecido la regulación de los alquileres de corto plazo, limitando plataformas como Airbnb para aliviar la presión sobre la vivienda y el tejido urbano.

Otros destinos optan por establecer cupos diarios o por hora en sitios patrimoniales, con el fin de controlar la capacidad de carga y preservar su valor cultural y natural. A la vez, las autoridades apuestan por promover un turismo de calidad más que de volumen, incentivando estadías más largas, mayor gasto por visitante y un impacto ambiental reducido.

Finalmente, varios gobiernos y comunidades locales impulsan la diversificación de destinos y la descentralización del turismo, promoviendo zonas menos saturadas y fomentando una mayor participación de la población local en la gestión turística, como vía para construir un modelo más equitativo y sostenible.

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