Opinión
Miguel Angel Bustos/AgenciaUno
Miembro de la “familia militar” y fotógrafo de Lavín: las claves de Cristián Valenzuela
Calificado por Gloria Naveillán como el “Rasputín” del Presidente electo, Valenzuela es hijo de un militar entrenado en la Escuela de las Américas. Inició su carrera en la campaña de Joaquín Lavín, luego se consolidó en la Fundación Jaime Guzmán y estrechó lazos con J. A. Kast en el Congreso.
El primer trabajo político de Cristián Valenzuela, hoy por hoy el principal asesor de José Antonio Kast, fue sacarle fotografías polaroids a Joaquín Lavín en la calle. Lo convenció Marco Antonio González, director ejecutivo de la Fundación Jaime Guzmán (FJG), luego que enviara un correo a Joaquín Lavín quejándose por las constantes peleas con Sebastián Piñera, ambos candidatos de la Alianza por Chile en la presidencial del 2005.
González –años más tarde coordinador programático de la segunda campaña presidencial de José Antonio Kast– conocía a Valenzuela de la escuela de derecho de la Universidad Católica y se reunió con él a tomar un café. “Yo también partí sacando fotos y mira dónde llegué” le dijo, buscando convencerlo de ingresar a la campaña de Lavín. Pese a estar recién egresado, cuenta una fuente que conoce la anécdota, Valenzuela aceptó la oferta como una suerte de “servicio militar obligatorio”.
“Esa idea de arremangarse las mangas y estar allí donde las papas queman, es una reivindicación del gremialismo puro y duro, con vocación popular y de calle. Eso viene de este grupo que creció en la UDI, se tomó la Fundación Jaime Guzmán (FJG) y ahora está con José Antonio Kast”, dice un exmilitante del partido de calle Suecia.
Quienes coincidieron en el think tank de la UDI con Cristián Valenzuela aseguran que este era muy disciplinado y no se despegaba de Lavín, buscando absorber las claves del trabajo político. “Se acostaba temprano y era uno de los primeros en llegar a tomar desayuno, siempre escuchaba atentamente a los próceres de la campaña, como Patricio Cordero o el mismo Lavín”, recuerda un excompañero.
Tras la derrota del exalcalde de Las Condes a manos de Sebastián Piñera, Valenzuela ascendió a investigador en el área legislativa de la FJG. Fue en este periodo, entre 2007 y 2009, que estrechó lazos con el entonces diputado de la UDI José Antonio Kast y encabezó como asesor legislativo uno de los hitos más recordados del actual Presidente electo en el Parlamento: la acusación constitucional en contra de Yasna Provoste.
La jugada política de José Antonio Kast finalmente logró remover a la entonces ministra de Educación por irregularidades financieras. Pese al amplio respaldo de la entonces oposición, Joaquín Lavín se declaró contrario a la medida. La postura del excandidato de la UDI generó controversia al interior de la Fundación Jaime Guzmán y Valenzuela –el cerebro detrás de la acción legislativa– terminó por distanciarse del exalcalde de Las Condes.
“No tuvo buenas migas con ellos. Siempre decía que todos debían verse lindos y que los encontraba muy poseros”, cuenta un exmiembro del centro de estudios sobre la relación de Valenzuela con el equipo de Lavín.
La desconexión entre la UDI y la Fundación Jaime Guzmán, el reducto más duro del gremialismo, se agudizó con el tiempo. José Antonio Kast acusó al partido de abandonar los ideales de su fundador y aunque buscó permear las cúpulas de poder al interior del colectivo, terminó chocando con el grupo de los coroneles. Fue entonces cuando decidió dar un paso al costado en el año 2016 y emprender un camino propio. Más de 30 militantes lo siguieron.
Uno de ellos fue Cristián Valenzuela.
Familia militar
Cristián Valenzuela Bustos estudió en el colegio Alcázar de Las Condes, un establecimiento privado con fuertes vínculos con las Fuerzas Armadas y de Orden. Ubicado en la esquina de Alonso de Córdova y Presidente Riesco, el recinto alberga mayoritariamente a hijos de la alta oficialidad castrense.
El encargado de las comunicaciones de la última campaña de J. A. Kast fue uno de los tantos hijos de militares que estudiaron allí. Su padre, el excoronel Carlos Milciades Valenzuela Contreras –hoy fallecido–, ingresó al Ejército en 1968. Dos años después, en 1970, se incorporó a la Escuela de las Américas, la academia de instrucción militar norteamericana que entrenó a oficiales latinoamericanos en contrainsurgencia y que, según manuales desclasificados del Pentágono, promovió el uso de la tortura y las ejecuciones extrajudiciales.
Valenzuela Contreras pasó por la escuela formativa en Panamá cuando era subteniente, previo a la asunción de Salvador Allende, entre el 12 de enero y el 13 de febrero de 1970, según un registro de acceso a la información publicado por el movimiento de acción no violenta SOA Watch, organismo que busca visibilizar las violaciones a los derechos humanos cometidas por militares que han pasado por la academia.
Si bien el padre de Cristián Valenzuela no figura en los listados de oficiales vinculados a crímenes de lesa humanidad, su paso por la Escuela de las Américas coincide con la instrucción realizada a varios miembros del Ejército que luego formarían parte de la DINA, como Manuel Contreras, Miguel Krassnoff y Armando Fernández Larios.
Este último, miembro de la “Caravana de la muerte” –la comitiva militar que exterminó a 93 personas a comienzos de la dictadura– y partícipe del homicidio de Orlando Letelier, coincidió en Panamá el mismo año que Valenzuela Contreras. Ambos, de hecho, tomaron el mismo curso: Orientación en armas de combate 0-37.
Respecto del régimen militar y Pinochet, Valenzuela ha sido escurridizo. Consciente de los escasos réditos que genera la figura del exdictador en la derecha, condenó a Matthei cuando esta aseguró que al inicio de la dictadura era “inevitable que hubiera muertos”. “Cometió un error de principiantes”, acotó en una columna.
“No dijo nada nuevo. No hay contradicción alguna con lo que muchos hemos pensado siempre y que hemos defendido de manera consistente, sin cambiar ni ocultar nuestras convicciones. Pero luego de cinco décadas, tenemos derecho a dejar de hablar de eso. Pinochet murió hace 20 años y más de 14 millones de chilenos nacieron después de 1973”, aseguró en La Tercera la persona que todos dan por sentado que será el jefe del Segundo Piso de La Moneda.
En agosto de este año comentó que “se necesita más Bukele y menos Boric”, a propósito de las políticas implementadas por el presidente salvadoreño.
Aunque la estrategia hasta ahora ha sido desmarcarse de la figura del exdictador chileno, la historia personal de Valenzuela está íntimamente relacionada con la “familia militar”. No solo estudió en un colegio vinculado a funcionarios del Ejército, sino que también compartió vacaciones con otros hijos de militares en los centros de recreacionales del Ejército.
En uno de estos recintos, ubicado en Pichidangui, comenzó su pololeo con su actual esposa, Alejandra Norero, también exalumna del colegio Alcázar, con quien se casó en noviembre del año 2008. Un invitado a la ceremonia, que prefiere no identificarse, recuerda que los casó un pastor anglicano y que en la fiesta no había alcohol. “Como ella es anglicana y él católico, me acuerdo que también hubo un cura”, agrega otra invitada.
Los vínculos con el Ejército, en todo caso, no terminan ahí. Tras la controversia generada por la columna “Parásitos”, donde Valenzuela trató a los funcionarios públicos como operadores políticos, se revelaron una serie de trabajos en la administración pública del asesor estrella de Kast, entre ellos, una asesoría realizada al Ejército en el año 2020.
Según pudo comprobar El Mostrador, Valenzuela prestó servicios a la Academia de Guerra del Ejército buscando “establecer el procedimiento para la entrega de grado académico de ‘Licenciado en Ciencias Militares’ para los alumnos egresados de la Escuela Militar”. Por el informe emitido, el hijo del brigadier Carlos Valenzuela Contreras recibió $1.300.000.
El Rasputín del Presidente electo
Debido a las constantes destinaciones de su padre, Cristián Valenzuela vivió en diversas ciudades del país. Su progenitor, incluso, fue agregado militar en Corea del Sur, entre los años 1997 y 1998, según consta en un documento de la dirección de Relaciones Internacionales del Ejército. Sus constantes cambios de residencia y vínculos estrechos con el mundo militar –aseguran conocidos del abogado– marcaron en gran medida su vocación política.
María Angélica Basualdo, exmilitante del Partido Republicano, donde compartió con Valenzuela, dice que este heredó la veta política de su padre. “A los hijos de militares les toca ver distintas realidades en diversas ciudades, además de observar cómo sus padres se relacionan con la gente que los rodea. Yo creo que eso marcó muy profundamente su orientación para entrar en la política”.
Su primera aproximación la vivió con el movimiento gremialista, cuando ingresó a estudiar derecho a la Universidad Católica. Allí le tocó compartir como compañero de generación con quien más adelante se transformaría en candidato presidencial de la derecha: Sebastián Sichel. También con su exjefe de campaña, Cristóbal Acevedo, quien renunció tras una denuncia por supuesto financiamiento irregular.
En la PUC, Valenzuela llegó a ser vicepresidente del Centro de Alumnos de Derecho, en 2004. Allí coincidió con Marco Antonio González –exdirector editorial de Copesa y gerente de políticas públicas de la Sofofa–, quien fue su profesor en la misma casa de estudios y su reclutador para la campaña de Joaquín Lavín, cuando González oficiaba en paralelo como director ejecutivo de la Fundación Jaime Guzmán.
La carrera de Valenzuela, desde entonces, tuvo un ascenso meteórico. Trabajó como investigador en el área legislativa de la FJG, entre 2007 y 2009 y además de su estrecha relación con José Antonio Kast en el Congreso, el abogado también generó lazos con Rodrigo Álvarez, otro de los referentes influyentes en su trayectoria política.
“Álvarez en ese tiempo era considerado el cerebro de la bancada de la UDI, en la época de Marcelo Forni, Marcela Cubillos y José Antonio Kast, los últimos representantes de la generación política formada por Jaime Guzmán. Valenzuela no trabajó con Álvarez por casualidad, era parte de su proceso formativo. De él aprendió básicamente dos cosas: ser metódico y particularmente pragmático”, cuenta un exasesor de la UDI en el Congreso.
Valenzuela trabajó con Álvarez en el Parlamento, como jefe de gabinete, entre los años 2009 y 2010. Luego, cuando este último asumió en la subsecretaría de Hacienda, Valenzuela se desempeñó en el mismo cargo, rol que mantuvo cuando Álvarez asumió como ministro de Energía (2011), durante el primer Gobierno de Sebastián Piñera. En el año 2013, además, colaboró en la campaña presidencial de Laurence Golborne.
Siempre con un pie en la administración pública y otro en campañas políticas, el reconocido “orejero” de José Antonio Kast trabajó en las tres carreras presidenciales del candidato del Partido Republicano. En medio de ellas, se desempeñó como asesor de la Dirección de Presupuestos, entre 2018 y 2022, y fue asesor del entonces subsecretario de Hacienda, Francisco Moreno (UDI), entre enero y abril de 2020.
Desde el año 2018 hasta el 2025, ha formado parte del panel de expertos que asesora los nombramientos de funcionarios por Alta Dirección Pública, un trabajo que generó controversia, debido a que estaba vigente al momento de publicar una columna criticando a los funcionarios públicos con “pitutos”, a quienes tildó de “parásitos” del Estado. Entremedio, en el año 2021, rindió al Servel boletas de honorarios por $24,4 millones, correspondientes a la segunda campaña de José Antonio Kast.
Cuando asumió en el año 2022 como director ejecutivo de Ideas Republicanas, el think tank vinculado al Partido Republicano, las capacidades polifuncionales de Cristián Valenzuela se multiplicaron. Por un lado, supervisó el trabajo de los representantes republicanos en el Consejo Constitucional –rol donde lo acusaron de “suprafiscalizador”– y también en el Congreso Nacional.
En este último, Valenzuela ejerció labores de supervisión, encontrando la resistencia de algunos parlamentarios que luego terminaron por abandonar el partido, entre ellos, la diputada Gloria Naveillán, quien lo acusó no solo de enviar las pautas, sino de transmitir a los diputados cómo votar. “Es como un Rasputín”, aseveró.
“Valenzuela era el motor de Ideas Republicanas y eso se ve reflejado claramente en las votaciones, en las pautas, en el análisis de los proyectos, las asesorías y todo lo demás. Y yo, como soy muy discrepante por naturaleza, tuve una mirada distinta producto de las circunstancias. Pero él es un hombre muy inteligente y capaz, y tiene hasta sentido del humor”, comentó a El Mostrador la ahora diputada del Partido Libertario.
No todos, sin embargo, coinciden en esto último. Otro exmilitante del Partido Republicano aseguró que, si bien Valenzuela es muy cercano e influyente con José Antonio Kast, su estilo es tosco e impositivo. “No es muy simpático, por decirlo de alguna forma. Es un hombre de respuestas cortas que no da explicaciones, ni tampoco busca soluciones con la gente que lo rodea”, explica.
Este perfil es corroborado por otro exmilitante de la UDI, que lo conoció cuando recién comenzaba en la Fundación Jaime Guzmán. “No es una persona que vas a ver riéndose por la vida, es bastante hosco y mal genio. Tampoco le gusta figurar, sino tener un rol más de segunda fila. Si llega al gobierno, yo lo veo como un Tironi, un tipo que trabajó con Lagos, lo acompañó en la campaña y conoce su performance en terreno”, asegura.
Otro que conoce de cerca a Valenzuela es el senador Rojo Edwards, a quien Valenzuela sucedió como director ejecutivo en Ideas Republicanas. “Yo lo veo como un profesional muy capaz, con una capacidad para analizar escenarios y proponer salidas comunicacionales estratégicas. Lo veo de todas maneras en La Moneda, probablemente en el Segundo Piso. Si tuviera que hacer un símil, lo compararía con Cristián Larroulet”, admite.
Buscando contrastar la información exhibida en este reportaje, El Mostrador se comunicó con el área de comunicaciones de José Antonio Kast, pero hasta el cierre de esta edición no recibimos ningún tipo de respuesta, como ha sido la tónica de la Oficina del Presidente Electo (OPE).