Blanca Lecaros sobre relaciones igualitarias: “Son mucho más desafiantes cuando uno tiene el poder”
Las relaciones modernas desafían roles tradicionales: igualdad, comunicación y deseo son claves para sostener la pareja, mientras dinámicas como relaciones abiertas o poliamor reflejan los cambios en la intimidad, según analiza Blanca Lecaros.
Las relaciones interpersonales han ido mutando durante los últimos años. Términos como relación abierta o relación poliamorosa han ido tomando mucho más fuerza en los jóvenes debido al uso constante de las redes sociales.
Y es que las relaciones amorosas han cambiado considerablemente. Las relaciones actuales pasaron de tener roles establecidos y estructurados a enfoques y dinámicas en las que se prioriza la equidad, la independencia emocional y la comunicación.
Para ahondar más en la formación de parejas y las crisis que se viven dentro de las relaciones amorosas, El Mostrador conversó con Blanca Lecaros, abogada, psicóloga clínica y autora del libro “La pareja en el laberinto”. En el libro, Lecaros se nutre de escenas mínimas de la vida amorosa para desvelar su dolor y su potencial transformador. Con una mirada anclada en el tiempo histórico, va desplegando los conflictos de ese vínculo que intenta integrar el amor, el deseo, la casa, los proyectos, la familia, y muestra el laberinto en que la pareja está atrapada, hecho de proyecciones, traumas infantiles revividos, espejos narcisistas que impiden el lazo.
– ¿Qué te motivó a escribir este primer libro y abordar el amor de pareja desde una mirada tan crítica y contemporánea?
La motivación principal fue que como soy terapeuta de pareja, me fui dando cuenta de cierta crisis de la relación de pareja con ciertas características propias de las relaciones contemporáneas, que tienen que ver un poco con que al haber cambiado la idea del matrimonio como una unión de un hombre y una mujer para formar una familia y por lo tanto que había que sostenerla, pasar lo que pasara con el amor por sostener esta familia, se cambió este relato un poco como por la relación de pareja tiene que fundarse en el amor.
Pero fue más bien la idea de amor romántico, que es algo que sucede, que llega, y yo empezó a ocurrir, que una vez que el amor entra en crisis, cuando ya se establece una relación de pareja comenzando una vida en común, ya sea con o sin matrimonio, que es una crisis que es algo que siempre va a ocurrir porque en la medida en que tú empiezas una vida en común empiezan a ver muchas más dificultades y conflicto y cosas en las que hay que poder unirse y estar en común para ver cómo lo hacemos, nos quedamos como quien dice sin relato.
Es decir, la historia de amor se cuenta cómo nos costó encontrarnos, primero era la sociedad a la que prohibía los encuentros, después éramos nosotros mismos que nos cuesta, queremos, no queremos, pero logran estar juntos y bien felices para siempre. Y no hay un relato de qué ocurre cuando una relación de pareja que ya se estableció tiene un proyecto de vida en común, entra en crisis. No sabemos cómo se continúa. Es decir, ¿de qué se trata una relación de pareja en el largo plazo? Entonces, lo que yo quería contar un poco es esta historia. ¿Cómo se van dando las crisis a lo largo de la vida y cómo es a través del conflicto que la relación puede ser una instancia de crecimiento, no solo de la relación de amor, sino que también de crecimiento para cada uno?
-¿Por qué cree que hoy es más difícil sostener relaciones igualitarias?
Porque las relaciones igualitarias son mucho más desafiantes. Cuando uno tiene el poder, una persona toma la decisión y la otra se somete. Esa persona se puede apagar, se puede deprimir, se puede desconectar, puede ser infiel, pero en términos de prácticos es más fácil cuando las decisiones las toman una sola persona. Hay menos fuentes de conflicto cuando tenemos que decidir juntos. No solamente si nos vamos a casar o no, ni si vamos a tener hijos, sino que tenemos que decidir. ¿Dónde vamos a comprar las cosas en el supermercado? ¿Cómo vamos a hacer dormir a nuestro hijo? Si vamos a tener mascota o no. Todo lo tenemos que decir entre dos. Estamos permanentemente compelidos a tener que buscar cómo encontrarnos. Eso lo hace más difícil, pero también da la posibilidad de construir una vida donde los dos desarrollemos en distintos planos. Lo que hacemos es ahora decir tú, ahora decir yo, ya me toco a mí, ahora te toca a ti. Y eso hace la relación desgastante y agotadora y la va destruyendo por desgaste. O una persona se tiende a imponer, la que tiene el carácter más fuerte se tiende a imponer. Y la otra se va desligando, se va perdiendo el amor. Por lo tanto, mantener vivo el conflicto y aumentar los niveles de intimidad y de conocimiento del otro es lo único que permite resolverlo desde una lógica que no sea transaccional, no desde la lógica de la negociación. Porque la pareja no es la persona con la que uno está haciendo un negocio ni con la que está comprando una casa. Es una persona con la cual tienes que construir un nosotros. Y eso significa que las decisiones tenemos que quedar contentos los dos.
-En capítulos como “¿Abrimos la relación?” o “Yo soy poli”, aborda la tendencia de las relaciones abiertas. ¿Qué lectura haces de este fenómeno?
Me parece que estos fenómenos tienen que ver con lo común que es la pérdida del deseo dentro de la relación de pareja por la misma razón de lo que estamos hablando, por la dificultad de sostener el deseo en el largo plazo. Entonces, esa una de las razones que llevan a abrir la relación creo que es la que más me ha tocado a mí la consulta.
Hay otras personas que es por ciertas ideas como contra del patriarcado o que sé yo, pero lo que a mí más me ha tocado es que desde la gente y se abrimos la relación para no desarmar el proyecto buscando algo, pero a ello creo que en realidad lo importante es pensar si lo estamos haciendo porque no supimos buscarlo dentro o porque realmente estamos buscando abrir más allá. O sea, es una ampliación del amor o es no saber cómo encontrarse y creo que hay que tener mucho cuidado porque muchas veces el de abrir la relación es por no saber profundizar la intimidad dentro de la relación. Ahora, en esa búsqueda a veces algo se encuentra, otras veces también se genera una ruptura igual que como una infidelidad, a veces como una especie de infidelidad consentida, es decir, no nos engañemos ya que esta cuestión no anda, pero esa lógica supone, lo que hay detrás es que esa lógica supone que el deseo y la pasión sexual fueran algo como que se pudiera separar de la relación de amor. Yo creo que el deseo y la pasión es el motor para que esta relación sea una relación que crezca y se mantenga en el tiempo.
-El libro también reflexiona sobre el divorcio como “el fin de un proyecto exitoso”. ¿Cómo se redefine hoy el éxito o el fracaso en el amor?
Lo que yo quiero decir ahí es más bien de que no es lo mismo un divorcio que ocurre cuando nunca logró despegar y ser un bonito proyecto y fue siempre una relación súper sufrida y nos terminamos divorciando que cuando tuvimos 10, 15 años de una relación súper buena y de repente nos desencontramos y se acaba.
Entonces, porque creo que hay veces que las personas estuvieron 20 años en una súper buena relación de repente se desencontraron y sienten que su vida es un fracaso. Me parece que no tiene ningún sentido esto. Hoy día piensa que vivimos muchos más años pero es muy difícil sostener una relación en tan largo plazo. Entonces, lo que yo quiero decir es que en algunas oportunidades no es lo mismo un divorcio con una relación que nunca funcionó de una que funcionó tiempo largo para no sentir que toda tu vida hacia atrás estuvo mal cuando fue un lindo proyecto. ¿Qué es lo que define el éxito o el fracaso de una relación? Es muy relativo. Yo creo que eso es algo que solamente lo pueden definir las personas que lo han vivido y además que es algo que se puede ir resignificando a lo largo del tiempo.
-Finalmente, hablas de que intentar una relación sin sumisión ni prejuicios es un proyecto inédito en la historia. Desde tu experiencia clínica, ¿qué dificultades emocionales o culturales son las más difíciles de superar para lograrlo?
Anteriormente el hombre tenía el poder y él tomaba las decisiones de dónde se vivía y la mujer tenía más poder, digamos en el ámbito del hogar salvo cuando estaba más sometida digamos, pero si no, incluso en una buena relación a un estilo más antiguo la mujer tenía poder en la casa, pero había un solo proyecto laboral y por lo tanto no se generaba todo el conflicto que esto significa. Hoy en día se tensan dos proyectos diferentes tanto en el desarrollo personal, profesional como el hacer una vida en común y eso es muy difícil de hacer y lo que quería, lo que yo decía es que es una oportunidad de ir haciendo a través de los conflictos pero eso implica profundizar la intimidad atreverse a mostrar nuestros lados más difíciles atrever a confesar cosas que a veces nos cuesta porque solamente mostrándonos desnudándonos más profundamente es que podemos llegar a hacer esto posible y compatible.