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La comunidad femenina en Texas donde vivir sin hombres es la clave de la paz: así nació Bird’s Nest BRAGA Crédito: realtor.com

La comunidad femenina en Texas donde vivir sin hombres es la clave de la paz: así nació Bird’s Nest

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En Cumby, Texas, Bird’s Nest reúne a 11 mujeres que viven en tiny homes bajo una premisa simple: “sin hombres y sin drama”. La comunidad, creada por Robyn Yerian, ofrece seguridad, cooperación y alquiler accesible y hoy acumula más de 500 aspirantes.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
Bird’s Nest es una comunidad femenina ubicada en Cumby, Texas, creada por Robyn Yerian para mujeres que buscan seguridad, apoyo y vivienda accesible. Con un alquiler mensual de 450 dólares, 11 residentes viven en tiny homes dentro de un predio cerrado y colaborativo. Según medios como Realtor.com, SWNS y People, la filosofía “sin hombres y sin drama” ha generado una convivencia armónica que hoy suma más de 500 aspirantes. El modelo, difundido también por el New York Post, se perfila como un nuevo formato de vida comunitaria para mujeres en Estados Unidos.
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Una comunidad de tiny homes en Cumby, Texas, está llamando la atención de todo Estados Unidos. Se trata de Bird’s Nest, un espacio integrado por 11 mujeres que comparten vida, cuidados y tranquilidad bajo un lema que sintetiza su espíritu: “sin hombres y sin drama”. El fenómeno fue difundido por Realtor.com, SWNS, People y el New York Post, que destacaron su crecimiento y su inusual modelo de convivencia.

Según el medio Realtor.com, la fundadora de Bird’s Nest es Robyn Yerian, de 70 años, una ex técnica de radiología que decidió replantear su vida al enfrentar las dificultades económicas de su jubilación. Yerian había vivido cinco años en una tiny home de 57.000 dólares y buscaba una forma sostenible de ingresos. En 2022 compró por 35.000 dólares un terreno de 2 hectáreas en Cumby y destinó otros 150.000 a instalar servicios, pavimentar accesos y zonificar el área como parque de casas rodantes.

Su idea inicial no era crear un espacio solo para mujeres, pero —según publicó People— con el tiempo notó que quienes más buscaban opciones seguras, asequibles y tranquilas eran mujeres, especialmente jubiladas o solteras que deseaban compañía y estabilidad.

Vivir sin hombres y sin drama: la filosofía que atrae a cientos

El lema de Bird’s Nest se volvió su principal atractivo. De acuerdo con SWNS, Yerian sostiene que la ausencia de hombres no es un gesto de rechazo, sino un factor que favorece la calma en la convivencia. Las residentes, cuyas edades van de 33 a 78 años, se ayudan a diario: cocinan juntas en una cocina exterior, comparten comidas, se acompañan a citas médicas y se brindan apoyo emocional.

“Somos terapeutas y consejeras mutuas”, afirmó Yerian en una entrevista citada por Realtor.com. Esa dinámica solidaria llamó la atención nacional y hoy —según el New York Post— más de 500 mujeres están en lista de espera para una futura vacante.

 

Cuánto cuesta vivir en Bird’s Nest: precios y condiciones

Cada residente paga 450 dólares mensuales por una losa de hormigón de 3 por 9 metros que incluye agua y mantenimiento. Allí ubican sus tiny homes, muchas con terrazas, jardines y plantas que ellas mismas cuidan. Según SWNS, en la comunidad viven además nueve perros y todo el predio se encuentra cerrado, lo que incrementa la sensación de seguridad: “Nadie puede entrar en auto, es completamente privado”, aseguró Yerian. El costo accesible y la seguridad son dos de los factores que más interesan a las postulantes, muchas de ellas mujeres que no podrían costear una vivienda tradicional.

Para mantener la armonía, el ingreso no es automático. Según informó Realtor.com, Yerian realiza una llamada telefónica preliminar, seguida de una visita de varios días para evaluar la compatibilidad con el grupo. La selección cuidadosa permite preservar la tranquilidad que define al lugar y evitar conflictos en la convivencia.

Un modelo que podría extenderse en el país

El éxito de Bird’s Nest muestra que existen alternativas de vivienda más humanas, cooperativas y accesibles. Su propuesta contrasta con el mercado inmobiliario tradicional, donde los costos suelen ser prohibitivos para mujeres mayores, divorciadas o con ingresos fijos. Para muchas de las interesadas, el atractivo no radica solo en el precio o la seguridad, sino en la posibilidad de reconstruir la vida dentro de una comunidad que privilegia la solidaridad, la calma y la independencia. Este enfoque ha demostrado que los modelos de convivencia basados en apoyo mutuo pueden funcionar incluso sin grandes inversiones ni estructuras complejas.

Inspiradas por este caso, más mujeres en Estados Unidos ya analizan replicar comunidades similares. En redes sociales y foros especializados en tiny homes comienzan a aparecer proyectos que toman a Bird’s Nest como referencia: desde asociaciones de jubiladas que buscan adquirir terrenos en conjunto, hasta desarrollos cooperativos que estudian adaptar la filosofía “sin hombres y sin drama” a contextos urbanos. Aunque aún son iniciativas en etapa temprana, muestran un cambio cultural creciente: la búsqueda de espacios pensados específicamente para la autonomía femenina, donde la convivencia no sea una carga sino una fuente de bienestar cotidiano.

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