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Verano y la salud del cabello: cuando protegerlo es más que un tema estético BRAGA www.freepik.es

Verano y la salud del cabello: cuando protegerlo es más que un tema estético

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El calor, la radiación UV, el cloro y la sal pueden dañar el cabello y el cuero cabelludo, provocando fragilidad, encrespamiento, irritación e incluso quemaduras. Descubre cómo proteger tu pelo y mantenerlo saludable durante el verano.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
El cabello y el cuero cabelludo sufren daños durante el verano por radiación UV, cloro, sal, altas temperaturas y contaminación. Estos factores pueden provocar fragilidad, encrespamiento, irritación e incluso quemaduras solares. Proteger el pelo no es solo estético: implica cuidar la salud capilar y cutánea. Cada tipo de cabello requiere medidas específicas, como hidratación profunda, productos adecuados y protección solar. Adoptar estos hábitos durante todo el año previene caída, inflamación, dermatitis y otros problemas, promoviendo bienestar integral y conciencia sobre la salud capilar.
Desarrollado por El Mostrador

En temporada de calor, la piel suele ocupar el centro de las campañas de prevención, pero pocas veces se considera que el cabello —al igual que la piel— sufre daño acumulativo por radiación UV, altas temperaturas, cloro, sal y contaminación. Más allá de la estética o el encrespamiento, la exposición prolongada puede generar debilitamiento estructural, pérdida de proteínas, inflamación del cuero cabelludo e incluso favorecer afecciones dermatológicas.

La dermatología capilar advierte que el pelo no solo se “seca” o se “daña”: existe un impacto real sobre la salud cutánea del cuero cabelludo, que puede traducirse en dermatitis, descamación, aumento de sensibilidad, quemaduras solares y caída estacional acentuada. En otras palabras, el cuidado capilar durante el verano no es una vanidad cosmética, sino una medida sanitaria con consecuencias directas sobre bienestar y salud a largo plazo.

Además, la combinación de factores ambientales y hábitos cotidianos, como el uso frecuente de secadores, planchas o productos químicos, puede intensificar el daño. La exposición constante al sol, la contaminación urbana y el cloro de piscinas altera la estructura de la fibra capilar y el equilibrio del cuero cabelludo, generando fragilidad, puntas abiertas y mayor propensión a infecciones o irritaciones. Por eso, proteger y mantener hidratado el cabello durante todo el verano es fundamental para preservar tanto su salud como su funcionalidad natural.

Radiación, cloro y sal: agresores invisibles

Si bien el cabello actúa como barrera física, la radiación UV rompe enlaces internos de la fibra capilar, deteriora queratina y afecta la melanina natural —motivo por el cual el cabello se vuelve más claro en verano—, pero también más frágil, poroso y propenso a la ruptura.

El cloro de las piscinas elimina lípidos naturales y altera el microbioma del cuero cabelludo; la sal marina deshidrata y erosiona la fibra; y el viento constante aumenta la fricción, lo que favorece puntas abiertas. Todo esto conforma un escenario que, repetido cada año, tiene efectos acumulativos.

No todos los cabellos responden igual

Uno de los elementos menos visibles es que la exposición solar impacta de forma distinta según el tipo de cabello.

  • Cabello fino: pierde hidratación con mayor rapidez, se quiebra con mayor facilidad y requiere protección térmica más intensa.

  • Cabello ondulado o rizado: por su estructura más porosa, tiende a deshidratarse y encresparse, pero además es más sensible a irritación en el cuero cabelludo.

  • Cabello teñido o decolorado: los procesos químicos lo dejan más poroso y vulnerable; la radiación acelera la pérdida de color y deteriora la fibra.

  • Cabellos muy oscuros: absorben mayor radiación UV, lo que puede aumentar temperatura en el cuero cabelludo y provocar irritación o inflamación.

La clave no es solamente estética —“que no se esponje”— sino comprender cómo cada tipo de fibra y cuero cabelludo se comporta frente al ambiente.

El cuero cabelludo también se quema

Aunque pocas personas lo piensan, el cuero cabelludo es piel expuesta. En zonas con menor densidad capilar o con raya al medio, la radiación puede provocar quemaduras solares, lesiones, manchas y aumentar riesgo de queratosis actínicas, que son lesiones precancerosas.

Los dermatólogos alertan que “la raya al medio” es una de las áreas donde más quemaduras se registran, sobre todo en niñas y mujeres jóvenes. El uso de sombrero, pañuelo o protector capilar con filtros UV no es una recomendación cosmética: es una medida de prevención.

Salud, no apariencia

La idea de “proteger el cabello” ha sido históricamente asociada a brillo, suavidad o color. Pero la discusión hoy se mueve hacia otro lugar: integrar la salud capilar dentro de la salud cutánea.

Prevenir caída, irritaciones, dermatitis o inflamación del cuero cabelludo durante el verano implica adoptar hábitos que —igual que la piel— deben mantenerse todo el año: protección solar, hidratación profunda, evitar altas temperaturas y uso de productos adecuados según cada tipo de fibra.

Es, finalmente, un cambio cultural parecido al que vive el cuidado de la piel: dejar atrás la mirada estética para asumir que hablamos de salud, prevención y bienestar integral.

Hacia una educación capilar

Dermatólogos proyectan que en los próximos años crecerá la educación preventiva en salud capilar, incluyendo campañas públicas, productos con filtros UV diseñados especialmente para cabello, y mayor conciencia sobre patologías del cuero cabelludo.

Lo que antes era un consejo de belleza —usar sombrero, hidratar o evitar el sol directo— se está transformando en una recomendación de salud pública para proteger un órgano expuesto que, además, cumple funciones térmicas, inmunológicas y de barrera.

Proteger el cabello y el cuero cabelludo no es solo cuestión de estética. Adoptar hábitos de hidratación, protección solar, productos adecuados según el tipo de fibra y evitar altas temperaturas fortalece la salud capilar y cutánea, previniendo caída, irritación y quemaduras durante todo el año.

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