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El diálogo es democracia: hablemos de aborto Yo opino

El diálogo es democracia: hablemos de aborto

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Laura Bartolotti
Por : Laura Bartolotti abogada de Corporación Humanas
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Las sociedades democráticas evolucionan, dialogan y avanzan en reconocimiento de derechos, especialmente cuando sus clases políticas escuchan las necesidades de las personas. Sin embargo, no sucede lo mismo cuando se trata de los derechos de quienes sufren en secreto y soledad. La maternidad no deseada para las mujeres es todavía un tabú. En Chile abandonar tu salud y tus proyectos de vida por un embarazo no deseado o inoportuno es una obligación legal.

No importa si no tienes cómo llegar a fin de mes, si sufres de violencia de pareja, si la carga de cuidados se vuelve insostenible, si no resistes los dolores o estás enferma y el embarazo solo va a empeorar tu calidad de vida. No importa si no has accedido a salud sexual y reproductiva ni educación sexual integral para prevenir un embarazo. No importan tus circunstancias económicas, sociales, ni familiares o si tu salud mental está deteriorada. Tampoco importa la inexistencia de apoyo social si te encuentras en un estado de vulnerabilidad extrema.

El Estado exige que llegues a término con ese embarazo, pero al mismo tiempo te expone a la discriminación laboral si eres madre o a cuidar sin seguridad social. Ni siquiera importa que los niños y niñas cuyos padres no pueden cuidarlos vean vulnerados sus derechos más básicos por el propio Estado.

Estas realidades no se mencionan en el debate. En su lugar se construyen caricaturas sobre el aborto para evitarlo a toda costa. Se dice que hay temas más importantes que legislar o debatir -aunque veamos proyectos de ley para proteger las olas del surf- o que se propone con fines electorales. Los proyectos de vida de las mujeres parecen no tener suficiente valor para un debate político serio y técnico.

¿Por qué estás necesidades no quieren ser escuchadas en el Parlamento? ¿Por qué las mujeres no podemos exigir disfrutar del más alto nivel posible de salud física y mental en torno a la reproducción? ¿Por qué no se habla de maternidades deseadas y en condiciones dignas?

El aborto ya ocurre en Chile, con barreras de acceso para quienes logran probar una causal legal extrema (la violación, el riesgo para la vida o inviabilidad después del parto). Y ocurre también en la clandestinidad, sin garantías ni justicia social, poniendo en riesgo la salud y la vida de las mujeres. Quienes no encajan en las causales de la ley 21.030 se ven forzadas a abortar en la ilegalidad, asumir embarazos no deseados o a enfrentar procesos judiciales injustos.

Legislar sobre el aborto no obliga a nadie a abortar, pero sí garantiza que quien lo necesite pueda hacerlo de forma segura y legal. Hoy, las mujeres más vulnerables enfrentan riesgos, estigmas y cárcel por el hecho de no asumir la imposición legal de terminar un embarazo perjudicial para sus vidas.

Necesitamos un debate serio y empático sobre el aborto, basado en derechos y evidencia. Una conversación que ponga en el centro a las personas y la dignidad de la vida, y no las ideologías ni creencias religiosas.

Invitamos a todas las personas a conversar, informarse y exigir que el Parlamento escuche estas realidades. Legislar sobre aborto es legislar para la calidad de vida y la dignidad de las mujeres que hoy no tienen voz.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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