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Squella y nuevo libro: “La democracia necesita del derecho, pero este no necesita a la democracia” CULTURA Crédito: Agencia UNO

Squella y nuevo libro: “La democracia necesita del derecho, pero este no necesita a la democracia”

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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En “Derecho”, el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales revisa el concepto haciendo referencia a grandes filósofos, juristas e intelectuales en general y revisando desde tratados históricos a libros de ficción.


El Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales Agustín Squella ha publicado un nuevo libro en la editorial Universidad de Valparaíso.

Se trata de “Derecho”, donde Squella revisa el concepto haciendo referencia a grandes filósofos, juristas e intelectuales en general y revisando desde tratados históricos a libros de ficción, pasando por la redacción de leyes, y que lleva como subtítulo “¿Qué es, qué funciones cumple, qué fines persigue, podemos desobedecerlo?”.

La obra se enmarca dentro de una serie de obras que ha publicado Squella en que aborda conceptos como  “igualdad”, “libertad”, “fraternidad”, “democracia”, “derechos humanos”, “desobediencia”, “justicia”, “filosofía”.

Ahora es el turno de “derecho” y el propósito de este nuevo libro “ha sido intentar una descripción del derecho que, además de breve, fuera objetiva, realista, incluso cruda, evitando contar o contarse cuentos acerca de ese fenómeno al que llamamos ‘derecho'”, según comenta a El Mostrador.

Trayectoria

Squella es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Escuela de Derecho de la entonces sede de Valparaíso de la Universidad de Chile, abogado, doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, Miembro de Número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2009). En la actualidad es profesor emérito de la Universidad de Valparaíso y la Universidad Diego Portales.

Ha sido rector de la Universidad de Valparaíso, presidente del Consorcio de Universidades Estatales de Chile y presidente de la Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social.

“El derecho se sustenta en textos escritos que están necesitados de interpretación y aplicación. Sustentado en el lenguaje, el derecho puede ser visto como literatura, como un relato, y si eso pasa con los textos jurídicos de carácter normativo, como constituciones, leyes, tratados internacionales y sentencias judiciales, lo mismo ocurre con los textos jurídicos de estudio y difusión del derecho, tales como los tratados y manuales que escriben y publican los juristas y profesores de derecho, también sustentados en el lenguaje escrito”, comenta.

Revelaciones

Una de las revelaciones que hace el autor en este libro es que siendo joven quería estudiar Literatura, pero su padre quería un ingeniero, y que la carrera de Derecho fue un acuerdo intermedio.

“Y sí, lo que quise estudiar en mi tiempo fue literatura, también periodismo, pero la literatura es mucho más que lenguaje. Ella es una manera muy eficaz, además de entretenida, para ir percibiendo la complejidad del mundo y de las cosas. Si notamos que la realidad es plana es porque no hemos leído lo suficiente”, dice.

“Pero habiendo preferido la literatura al derecho, tuve la suerte de ocuparme en la universidad de las dos asignaturas más literarias que se imparten en las escuelas de derecho: Introducción al Derecho, al inicio de la carrera, y, a su término, Filosofía del Derecho”.

Definiciones

Squella cita en su libro un aforismo según el cual donde hay hombres y mujeres hay vida en sociedad, y donde hay sociedad hay derecho.

“Ese es uno de los pocos aforismos jurídicos antiguos completamente cierto, en tanto que otros son auténticos disparates, como por ejemplo: ‘Aplíquese la ley y perezca el mundo’, o ‘Donde la ley no distingue no debe el intérprete distinguir’, o ‘El juez es esclavo de la ley’. Repetimos esos aforismo de memoria, sin suficiente reflexión, creyéndolos verdades eternas”, critica.

Aún así, “sin derecho, es decir, sin reglas que lo producen, interpretan y aplica, sería la guerra de todos contra todos y el imperio de la ley del más fuerte, o sea, la barbarie”.

Golpe del 73 y Estallido

El derecho además se ve desafiado en diversas situaciones, como fueron en el caso chileno el golpe de Estado de 1973 y el Estallido social de 2019.

“No se puede comparar el golpe e Estado de 1973, que dio lugar a una dictadura de largos 17 años, con el así llamado ‘estallido social’ y las muchas y muy graves expresiones de violencia que protagonizaron grupos importantes de personas, pero de modos y con motivaciones muy distintas: malestar ciudadano, deserción estudiantil prolongada, desencanto con las instituciones públicas, ideas anarquistas, gusto por el vandalismo y el pillaje, y así”, analiza Squella.

“Otra diferencia es esta: el golpe de Estado sustituyó a un gobierno sin sujeción al derecho que regía en septiembre de 1973 y, además de cobrarse la vida y la integridad física y psíquica de muchos opositores al nuevo régimen, todas las libertades fueron arrasadas, salvo una, por cierto, la de emprender actividades económicas y hacer negocios. Las demás libertades, en cambio, brillaron por su ausencia: las de pensamiento, de expresión, de discusión, de prensa, de movimiento, de reunión, de asociación”.

Además, para el Premio Nacional tampoco debe ser olvidado que el “estallido” tuvo multitudinarias expresiones pacíficas a lo largo de todo el país.

“Del ‘estallido’ y la violencia que lo acompañó se nos recuerda a cada instante, pero no de las marchas pacíficas antes aludidas. Así es como se nos mantiene atemorizados y atados de manos en materia los movimientos sociales y protestas tan legítimas como pacíficas. Agregue usted la pandemia y la desmovilización social fue completa”, reflexiona.

“Ambos sucesos dejaron huellas y heridas profundas en la sociedad chilena, sobre todo en las personas, pero no se pueden comparar aquellas que produjo el golpe de Estado y una brutal y prolongada dictadura con las que sobrevinieron con ocasión del ‘estallido'”, insiste.

“Lo que tuvimos con el golpe y la posterior dictadura fue pavor. Auténtico y muy prolongado pavor. Por supuesto que tanto el golpe como el ‘estallido’ debilitaron fuertemente la confianza en el derecho y la tranquilidad pública. Y a eso se sumó la violencia ya crónica en la Araucanía, la expansión del narco tráfico y el crimen organizado, los procesos constituyentes fallidos, una inicialmente descontrolada migración, y todo eso con la pandemia, la reclusión obligada y las conocidas secuelas que ella tuvo y las que todavía no conocemos”.

“Fue mucho, ¿no? Mucho peso, y de una, sobre nuestro país. Nos asustamos entonces, comprensiblemente. Pero no faltan aquellos que quieren prolongar ojalá indefinidamente esa sensación de temor. Vea usted lo que pasa todas las noches con los noticieros centrales de los canales de televisión: se han transformado en una auténtica cadena nacional del crimen, no más que voluntaria”, lamenta.

Desafíos

El derecho además enfrenta desafíos actuales, como son los gobiernos de Donald Trump en Estados Unidos, Viktor Orban en Hungría o Nayib Buykele en El Salvador.

“Los matones internacionales que mencionas en tu pregunta se han instalado a la cabeza de algunos muy poderosos gobiernos, y a veces en aplicación de las reglas para acceder al poder democráticamente, pero, y a muy poco andar, esos matones se cargan las reglas de la democracia sobre el ejercicio del poder, la división de este, su conservación e incremento, y ni qué decir de las reglas acerca de la renovación o alternancia en el poder”, comenta.

“También hay algunos matones en otros sectores políticos –por ejemplo, Venezuela-, y la comunidad internacional, junto con proveer de dinero y armas a algunos de esos personajes, se muestra casi completamente paralizado, lo mismo que el derecho internacional y el internacional humanitario. La situación en Gaza y otros pueblos árabes, así como la invasión rusa a Ucrania, es escandalosa”.

Como otro desafío además menciona a las múltiples y cada vez más extendidas y aceleradas aplicaciones de IA, están ya impactando a los procesos de enseñanza y aprendizaje del derecho, y también, crecientemente, a los procesos de producción, interpretación y aplicación del derecho.

“La alianza entre neurociencias, neurotecnologías e IA hará también lo suyo tratándose del derecho, o, mejor, lo está haciéndo ya, ahora mismo”.

Para Squella está claro que “la democracia necesita del derecho, pero este no necesita a la democracia”.

“También hay algún derecho vigente en los regímenes no democráticos, aunque si la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, también lo es un derecho producido y aplicado por medio de instituciones democráticas”.

En ese sentido, no hay derechos “buenos” y “malos”, como tampoco hay dictaduras buenas y dictaduras malas.

“Hay solo derechos mejores o peores, y también derechos justos e injustos, y la democracia y sus reglas tienen siempre muchas más posibilidades de tener un derecho justo, y ante todo, un derecho que declare, garantice y promueva los derechos fundamentales de las personas”, concluye.

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