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Joan Didion revelada CULTURA|OPINIÓN Crédito: Cedida

Joan Didion revelada

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Pablo Bravo Pérez
Por : Pablo Bravo Pérez Periodista y escritor.
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Hoy, gracias a “Apuntes para John” y al archivo expuesto en la Biblioteca Pública de Nueva York, Didion vuelve a hablar. Lo hace desde el silencio de sus papeles y desde el temblor de sus confesiones más personales. Y nosotros, lectores, volvemos a escucharla.


La periodista y escritora Joan Didion murió el 23 de diciembre de 2021, en Nueva York, a los 87 años. Lejos de cerrarse su legado, su partida dejó más que abierto el interés por profundizar en su obra.

Al respecto, dos hitos recientes reavivan su legado al devolvernos la voz de una de las cronistas más agudas de la cultura estadounidense del siglo XX: desde marzo, la Biblioteca Pública de Nueva York (NYPL) puso a disposición del público el archivo personal de Didion; y en julio, se publicará en español “Apuntes para John”, un diario íntimo e inédito hallado luego de su fallecimiento.

En el primer caso, el archivo dispuesto por la NYPL se trata de una compilación compuesto por 336 cajas que abarca desde los años 40 hasta 2022. Lo anterior incluye correspondencia, borradores, fotografías y manuscritos compartidos con su esposo, el también escritor John Gregory Dunne. Entre los papeles se encuentran cartas, ensayos escolares y versiones tempranas de obras canónicas como “El Año del Pensamiento Mágico” (2005).

Según se ha podido saber, el acceso a estos documentos no solo ha permitido seguir el trazo de su estilo, sino que también observar el tejido emocional y político que sostenía su literatura.

De alguna manera, el segundo hito resulta más íntimo aún: nos referimos a “Apuntes para John” (Notes to John), una obra inédita que fue descubierta póstumamente, en un mueble archivador junto a su escritorio, y se trata de un conjunto de notas dirigidas a su esposo, escritas tras comenzar terapia en 1999, cuando Didion atravesaba una etapa especialmente difícil.

Las menciones previas nos señalan que en estas páginas la autora profundiza sobre el alcoholismo, la culpa, la ansiedad y su compleja relación con su hija adoptada, Quintana.

Lo que más sorprende, según el editor Jordan Pavlin, es la franqueza: la voz precisa y elegante que conocimos se vuelve aquí vulnerable, cruda, incluso desarmada.

Este doble regreso —a sus papeles y a su intimidad— refuerza la figura de Joan Didion como una autora con una obra viva, aún capaz de provocar, incomodar y conmover.

Quien fuera reconocida como una de las fundadoras del llamado Nuevo Periodismo, poseía un estilo que no descansaba en la grandilocuencia ni en la espectacularidad, más bien lo contrario: buscaba la contención, el tono contenido y el ritmo controlado. Pero debajo de esa sobriedad vibraba una sensibilidad feroz.

Desde sus primeros textos en la revista Vogue, donde aprendió a escribir condensando ideas complejas en titulares de 27 caracteres, hasta sus crónicas de los años 60 reunidas en “Los que sueñan el sueño dorado” (2011), Didion mostró una especial capacidad para leer los gestos culturales como síntomas de un país en crisis.

Pocos han captado como ella la desintegración de los ideales del sueño americano desde el corazón mismo de su natal California, ese estado de ánimo que convirtió en categoría literaria.

Lo hizo también en sus novelas —como “Según Venga el Juego” (1970), sobre la desolación y el sinsentido en la vida de una actriz de Hollywood—, y en sus ensayos, especialmente en “Lo que quiero decir” (2021), lúcido testamento de ideas sobre la escritura, la prensa y la identidad.

Didion fue mucho más que una cronista de su tiempo. Supo habitar sus contradicciones y hacer de ellas materia narrativa. Escribía desde la conciencia del derrumbe, pero con la lucidez de quien no se permite caer.

Sus textos están marcados por la experiencia del dolor —la muerte de su marido, la enfermedad de su hija—, pero también por la obstinación de mirar el mundo con la mayor precisión posible, incluso cuando el mundo parecía derrumbarse. Hay quien dice que su legado no es solo literario: es ético.

Hoy, gracias a “Apuntes para John” y al archivo expuesto en la Biblioteca Pública de Nueva York, Didion vuelve a hablar. Lo hace desde el silencio de sus papeles y desde el temblor de sus confesiones más personales. Y nosotros, lectores, volvemos a escucharla. Porque su voz —seca, exacta, desgarradora— aún tiene bastante que decir.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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