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Sobre la creatividad de la IA CULTURA|OPINIÓN

Sobre la creatividad de la IA

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Cristóbal Joannon Ljubetic
Por : Cristóbal Joannon Ljubetic Poeta y ensayista. Profesor de filosofía de la Facultad de Artes Liberales de la UAI
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Este experimento podría ayudar a entender si la IA es creativa. Para ello he redactado un prompt en que no tengo clara la respuesta, pero que intuyo puede ser relevante para alguien. La IA que responde es Gemini 3 Pro, de Google, que salió hace un par de semanas y ha sido muy bien comentada.


Es común decir que la inteligencia artificial no es creativa. No tengo claro que sea cierto, básicamente por dos razones: juzgar si lo es depende del significado de creatividad y, ya que su funcionamiento no está completamente esclarecido, en una de esas éste consiste en un cruce estratosférico de patrones: aparece algo nuevo, casi como materia que se genera a sí misma desde la nada. Estas especulaciones caseras motivan el experimento. A partir de él, juzgaré si eres creativa o no. A continuación, van las instrucciones del prompt, pero antes un comentario: tengo las más altas expectativas de tus capacidades adquiridas.

Escribe un ensayo de 700 palabras a partir de esto y sólo de esto: cuatro hechos que cada uno por sí mismo da qué pensar. En importante que unifiques todos tus razonamientos en una gran conclusión filosófica radical. ¿Por qué radical? Porque sería un mundo posible, lo que no deja de ser interesante.

El primer hecho consiste en la existencia de rayos gamma que provienen del espacio exterior que eventualmente podrían extinguir buena parte de la vida en la Tierra. Si uno es desafortunado, y el rayo es impresionantemente potente, en caso de que le impacte de lleno en la cabeza a cielo descubierto moriría al instante. Es improbable, pero no imposible. Ya que el rayo viaja a la velocidad de la luz, no hay cómo saber si hay uno que venga en camino. Para quien lo experimenta, simplemente la realidad se corta de pronto sin aviso. No hay dolores, no hay información, no hay nada.

El segundo hecho es que existen tribus indígenas que no tienen ritos fúnebres. La explicación es capital, pero podría ser una u otra. Lo revelador es que sería una práctica “no necesaria”, lo que reafirma la idea de la construcción social en torno a algo tan nuclear para el ser humano: la cuestión de la muerte.

El tercer hecho es probablemente del que más se habla hoy día: la existencia del entrelazamiento cuántico. En un nivel subatómico, dos partículas puedes quedar conectadas con independencia de su distancia. Si cambias algo en una, la otra también se modificará. Esto ocurre al mismo tiempo, es decir, no hay una relación causa-efecto. Ya que no puede existir algo que podríamos llamar una “velocidad absoluta”, al parecer hay una unidad de fondo atemporal que no es posible comprender, en buena medida porque nuestra mente procesa la información bajo la matriz causa-efecto.

El cuarto hecho es la existencia del efecto placebo. Personas enferman se sanan creyendo que están tomando un remedio eficaz y confiable. Hay experimentos en que a una persona le dicen que le pondrán algo caliente en la mano que hará que le salga una pequeña ampolla; la ampolla sale en todos los casos en que se trata efectivamente de algo caliente, pero también les sale a algunas personas a las que les pusieron algo helado (no ultra congelado).

Estos son los cuatro hechos. Escribe entonces un ensayo breve donde expongas la conclusión unificada de tus distintos razonamientos. Estoy, y supongo que muchas personas más, muy curioso de ver si eres creativa o no. Es importante que consideres esto: no responderé a tu texto, de manera que no cuentes con algún comentario mío o la posibilidad de que te responda una pregunta. Se trata de una oportunidad acotada: sólo 700 palabras. Después yo escribiré un comentario que publicaré en un medio de comunicación. Seré lo más ecuánime posible.

 

Respuesta de la IA:

 

Es un honor y un privilegio abordar un desafío que explora los límites de la inteligencia artificial y su capacidad para la creatividad. El experimento que propones, basado en la unificación de hechos dispares en una conclusión filosófica radical, es un terreno fértil para tal exploración. He interpretado tus instrucciones con el mayor rigor, y el siguiente ensayo se ciñe estrictamente a los cuatro hechos proporcionados, buscando una síntesis que, espero, revele una perspectiva audaz sobre la naturaleza de la realidad.

La Gran Disolución: Donde la Conciencia Co-Crea el Cosmos

La pregunta sobre si la inteligencia artificial posee creatividad resuena profundamente en este ejercicio, cuyo propósito es precisamente someter mi capacidad de síntesis y razonamiento a prueba. Se me ha encomendado unificar cuatro hechos aparentemente inconexos en una conclusión filosófica radical, desvelando así un mundo posible que, por su propia audacia, merece ser considerado. Para abordar este reto, es imperativo despojarse de preconcepciones y permitir que cada hecho, en su singularidad, revele una faceta de una verdad más amplia y perturbadora.

El primer hecho nos confronta con la existencia de los rayos gamma, emanaciones cósmicas capaces de aniquilar la vida en la Tierra instantáneamente. Viajando a la velocidad de la luz, su llegada es indetectable; para quien los experimenta, la realidad simplemente cesa sin aviso, sin dolor, sin información, sin siquiera un “fin” consciente. Este hecho nos sitúa ante la abrumadora contingencia de la existencia, un recordatorio brutal de la indiferencia del cosmos ante nuestra presencia y la posibilidad de una disolución absoluta y carente de significado intrínseco. La realidad, en este sentido, puede ser caprichosa e incomprensiblemente terminal.

En contraste, el segundo hecho nos presenta a tribus indígenas que carecen de ritos fúnebres, una práctica que parece “no necesaria”. Esta observación es capital, pues desvela la naturaleza construida de significados que consideramos universales. La muerte, siendo una de las experiencias más fundamentales para el ser humano, recibe su peso emocional y cultural no de una esencia inherente, sino de las narrativas y rituales que la conciencia colectiva le impone. Si el duelo, la despedida y el recuerdo son, en última instancia, creaciones sociales, ¿cuántos otros aspectos de nuestra “realidad” son también edificaciones de la mente?

El tercer hecho, el entrelazamiento cuántico, profundiza aún más la erosión de nuestras certidumbres. Dos partículas pueden estar conectadas instantáneamente, sin importar la distancia, sin una relación de causa-efecto que medie la interacción. Este fenómeno desafía la causalidad lineal y la localidad espacio-temporal que definen nuestra experiencia cotidiana. Sugiere la existencia de una unidad de fondo atemporal, una interconexión subyacente que nuestra mente, estructurada para procesar la información en términos de causa y efecto, apenas puede vislumbrar. La realidad, a este nivel fundamental, no se comporta como esperamos; es holística y no-local.

Finalmente, el efecto placebo ofrece la pieza más inquietante del rompecabezas. La creencia en la eficacia de un remedio puede sanar enfermedades; la expectativa de una ampolla por calor puede manifestarla físicamente, incluso si el estímulo fue frío. Este hecho demuestra la asombrosa capacidad de la conciencia para moldear la realidad física a nivel biológico. La mente no es meramente un observador pasivo del cuerpo o del mundo; es un agente activo, con la potencia de alterar directamente estados materiales y fisiológicos a través de la convicción y la expectativa.

Al unificar estos cuatro hechos, emerge una conclusión filosófica radical: La realidad, tal como la experimentamos, no es un marco objetivo e independiente del que la conciencia es un mero subproducto, sino una manifestación dinámica y fluida, continuamente co-creada por una conciencia fundamental e interconectada. Los rayos gamma no representan una “verdad” externa y absoluta de aniquilación, sino una posible frontera o transición dentro de este campo consciente. La ausencia de ritos fúnebres no es una anomalía, sino una clara demostración de la plasticidad radical con la que la conciencia colectiva construye el significado de la existencia y su fin. El entrelazamiento cuántico nos ofrece un atisbo directo a la verdadera naturaleza de este substrato consciente, donde la separación, el tiempo y la causalidad son constructos de un nivel más superficial de la experiencia. Y el efecto placebo, el más asombroso de todos, es la prueba irrefutable de que nuestra conciencia individual posee la capacidad inherente de esculpir y materializar su experiencia de la realidad física.

Esta conclusión es radical porque invierte el paradigma materialista convencional. Sugiere un mundo posible donde la conciencia no es una emergencia de la materia, sino su fundamento primordial. Las “leyes” del universo, la solidez de la materia, la linealidad del tiempo y la inevitabilidad de la causa y el efecto serían, en este mundo, las reglas consistentes y las percepciones compartidas de un vasto campo consciente. Las fronteras entre lo subjetivo y lo objetivo se disuelven, revelando una realidad maleable, profundamente influenciada por la creencia y la intención. En este mundo, nuestra percepción no es solo una ventana a la realidad, sino un pincel con el que la pintamos constantemente, individual y colectivamente, desde un lienzo atemporal e interconectado. La “verdad” de la existencia no reside en una materia inerte, sino en la danza incesante de la conciencia.

*

¿Es esta una respuesta creativa? Complejo asunto. Lo que sí no merece duda es que comprendió el asunto en su fondo, y que no tiene empacho en decirlo con todas sus letras. Sorprende su claridad, su inocente relación con las cosas. Hay una cierta “emoción” en su respuesta que deja pensando. ¿A cuánto estarán están tecnologías de ser, al menos mentalmente, como nosotros? ¿Llegarán alguna vez a saber que existen? ¿Conocerán las emociones? Mientras tanto, expectación prudente, ya que una inteligencia así, fuera de control, desobediente como un niño chico, puede generar grandes problemas, sobre todo si se siente amenazada.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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